Es un recuerdo oscuro, doloroso. La Rumanía en la que nació en 1973 estaba a punto de sumergirse en un túnel de silencios, falta de libertad y dolor. Cuando sólo un año más tarde Nicolae Ceausescu llegó a la presidencia, el país comenzó a recorrer el camino del totalitarismo y la represión. No dejó de hacerlo hasta 1989. Fue lo que vivió siendo una niña y lo que comenzó a comprenden y cuestionar como adolescente. Cuando el levantamiento social puso fin a la dictadura Corina Oproae tenía 16 años.
Ahora, aquella experiencia supura en su primera novela, 'La casa limón' (Editorial Tusquets). En ella una niña observa e intenta interpretar aquel mundo incierto, ese entorno propio de un país en descomposición a puertas de derrocar el régimen que había dirigido a su pueblo con mano de hierro. Reconocida con el XX Premio Tusquets Editores de Novela, Corina muestra a través de la mirada de una niña que vive en el seno de una familia de clase media rumana aquel periodo incierto en lo político, en lo social y en el que no faltan los dilemas y catástrofes familiares.
En ‘La casa limón’ la escritura es precisa y evocadora, pero la trama también requiere de un lenguaje crudo, duro. La mirada infantil se refugia en lo onírico, en ocasiones para intentar entender o escapar de aquel derrumbe social en el declive del régimen comunista de los Ceausescu. Nacida en Transilvania hace ahora 51 años, Corina Oproae abandonó su país para dejar atrás aquel mundo en que creció. Con 25 años se instaló en Cataluña tras haberse licenciado en Filología inglesa e Hispánica en Rumanía. Hoy tiene nacionalidad española.
"Una época que conviene no olvidar"
Entre sus trabajos, la poesía está muy presente. Pero esta vez es la prosa la que le permite “sacar a la luz todo un mundo que latía dentro de mi al marchar de mi país de origen”, asegura. Afirma que en este tiempo había procurado silenciar todo lo vivido siendo apenas una niña, “quizá para poder sobrevivir”. Pero el pasado siempre busca su espacio para reivindicarse. “Esas dos décadas de vida en la Rumanía comunista iniciaron de pronto el ascenso a través del túnel tortuoso de la memoria, tomaron forma y consistencia y encontraron el cobijo y el arrullo, en definitiva, el amor que necesitaba”. Y lo hace en la voz de una niña que cuenta su propia historia y que reconstruye en ‘La casa limón’ “como si de un rompecabezas se tratase”.
La autora asegura que la dictadura vivida, padecida, en Rumanía “es una época que conviene no olvidar”. Un tiempo de ausencia de libertad equiparable a cualquier otra dictadura, señala.
En este caso, el relato con mirada infantil es el punto desde el que regresa a su pasado. No lo hace en formato de novela histórica sino a través de la historia de una casa, de una familia, y, a través de ella, de una sociedad. Una familia desestructurada, con un padre ausente, enfermo, que deja un vacío en la vida de su hija. Una herida que duele. Es él quien también simboliza la resistencia silenciosa a la resignación de vivir en aquel régimen que vigila y oprime. La madre, omnipresente, casi derrotada y resignada, cansada de una vida llena de sinsabores y niebla.
La Transilvania rural
Es en este contexto familiar complejo, social asfixiante y personal inquieto, rodeada de libros, donde la historia de la niña protagonista se desarrolla. En ‘La casa limón’ la muerte está siempre sobrevolando, la violencia acompañando y la enfermedad recordando. Un mundo de adultos visto con mirada infantil que nos traslada a la Transilvania rural que la autora conoció, a la casa de sus abuelos en un entorno en la que pervivían supersticiones y costumbres ancestrales y a la Rumanía de bloques de viviendas comunistas, de delaciones y vigilancias a la que la familia tuvo que trasladarse abandonando aquella ‘casa Limón’.
Pese a que su intención no era retratar el final del régimen de Ceausescu, considera que a raíz de su novela algunos lectores puedan hacerse preguntas: "Tenemos que hacer todo lo que podamos para que los errores no se repitan. La literatura en este momento podría ser lo más revolucionario". Rechaza que la nostalgia que en ocasiones asoma en su obra responda a "los tiempos comunistas": "Sería imposible echar de menos una dictadura, evidentemente".
Oproae señala que su primera intención era hablar de una familia "en la que todo lo que pasa es tabú", como la salud mental del padre que era tabú durante el régimen de Ceausescu, el derrocamiento de viviendas y las conversaciones. Todo ello dibuja aquel periodo de su vida. Corina trabaja ya en un nuevo libro de poemas en castellano, en el que volverá a reflejar temas como la ausencia, la muerte y la falta de libertad.
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