"No se trata ahora de que la Administración General del Estado reemplace a la Administración autonómica. No, ahora hay que apoyar a la Administración autonómica, ayudarla con recursos y con orientación técnica. Esa es la forma más rápida y más eficaz de actuar en este preciso momento. Eso es lo único que nos debería preocupar a todos ahora". Pedro Sánchez fue explícito. El Gobierno central está "listo para ayudar", aportará todos los recursos que sean necesarios y que le pida Carlos Mazón, pero no desplazará a la Generalitat Valenciana. No asumirá el control de la crisis provocada por una monstruosa DANA, la más destructiva de lo que va de siglo, que ha arrasado ya al menos 210 vidas solo en Valencia, causado centenares de desaparecidos y devastado amplias zonas de la provincia.
La pregunta es por qué. Y la respuesta que da el Ejecutivo es que no podía ni puede "aplicar un 155", arrebatándole de manera unilateral las competencias al president, porque no puede tomar las riendas contra su voluntad, y porque la situación, aunque muy grave, no es semejante a la de la pandemia, dado que en aquel momento, marzo de 2020, cuando se decretó el estado de alarma en todo el país, se trataba de coordinar a todas las autonomías y todas administraciones locales desde el principio, mientras que ahora la emergencia afecta básicamente a una sola autonomía —más aún, una sola provincia, Valencia— y la catástrofe natural ya se ha producido. La salida por la que seguirá caminando el Ejecutivo es la de continuar "trabajando codo con codo" con la Generalitat, porque además "la presencia constante está facilitando que vaya pidiendo más apoyo".
Sánchez anuncia el "mayor despliegue" de Fuerzas de Seguridad del Estado y de las Fuerzas Armadas que se haya hecho jamás en España en tiempos de paz: 5.000 militares más y otros 5.000 agentes
Sánchez compareció este sábado sobre las 11 horas en la Moncloa y, pese a la presión de parte de su izquierda —como de Podemos y de Compromís— y de la ejercida por la dirección del PP —Alberto Núñez Feijóo, no así de Mazón—, no anunció la toma del control por parte del Gobierno. Una asunción de la gestión que podía materializar a través de al menos dos instrumentos: declarando la emergencia nacional (esto es, nivel 3 en el sistema de protección civil) o bien decretando el estado de alarma. Lo que anticipó el presidente fue el "mayor despliegue de efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de las Fuerzas Armadas que se haya hecho jamás en nuestro país en tiempos de paz". 5.000 militares más y otros 5.000 policías y guardias civiles, que se suman a los ya enviados, hasta sumar un total de 10.000 agentes.
"Si necesita más recursos, que los pida —sostuvo taxativo—. No hace falta priorizar unos municipios sobre otros ni jerarquizar tareas, se prioriza cuando faltan medios y ese no es el caso, no tiene que pasar. Por tanto, si la Comunidad Valenciana requiere más efectivos, maquinaria, financiación o asesoramiento técnico, lo que tiene que hacer es pedirlo y se lo suministraremos, como estamos haciendo inmediatamente, como vamos a hacer con los 5.000 militares solicitados" por Mazón. El argumento usado por Sánchez es que las autoridades valencianas "conocen el terreno mejor que nadie", y se trata por tanto de combinar la "capilaridad y la cercanía de las administraciones locales y autonómicas con el poder colectivo del Gobierno central". El presidente admitió "problemas y carencias severas" y que la respuesta dada hasta ahora no había sido "suficiente".
Mazón no solo no cede el mando al Estado, sino que pide que siete ministros y el Jemad se incorporen a los grupos de trabajo y se pongan a las órdenes de sus 'consellers'
Por la tarde, y tras cuatro horas de retraso, quien compareció fue Mazón, desde L'Eliana y tras la reunión del Centro de Coordinación Operativo Integrado (CECOPI), y en su declaración recogió el guante. Anunció la creación de cinco grupos de respuesta inmediata ante la crisis —área sanitaria, de infraestructuras, de servicios sociales y de vivienda, de empleo y empresa y de interior— que estarán encabezados por diferentes consellers y para los que pidió la incorporación inmediata de hasta siete ministros y del jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad). Los ministros reclamados por el president son Mónica García (Sanidad), Óscar Puente (Transportes), Pablo Bustinduy (Derechos Sociales), Isabel Rodríguez (Vivienda), Yolanda Díaz (Trabajo), Carlos Cuerpo (Economía) y Fernando Grande-Marlaska (Interior), este último ya incorporado al CECOPI. "Cada vez que haya nuevas necesidades las seguiré exigiendo y espero que el Gobierno de España esté a la altura, como hasta ahora ha estado", sostuvo en su declaración sin preguntas.
No necesariamente los ministros
El propio Marlaska confirmó a continuación, igual que hicieron fuentes de la Moncloa, que el Gobierno no pondrá problemas y acepta, por tanto, el requerimiento del president. El Ejecutivo ha transferido y seguirá transfiriendo a la Comunitat Valenciana "todos los recursos humanos, logísticos y económicos" que demande Mazón, apuntaron fuentes del equipo de Sánchez. "Confirmamos que los ministerios solicitados participarán en los grupos de trabajo de la Generalitat", señalaron, "con ministros, secretarios de Estado o demás técnicos, en función de las necesidades".
El Gobierno participará con ministros, secretarios de Estado o demás técnicos. Y recuerda que quien pilota la dirección de la emergencia no es el Jemad, sino la UME, que depende orgánicamente de Robles
Es decir, que el Gobierno se sumará a la primera línea de frente, pero no tendrán que ser necesariamente los ministros los que acudan, sino que se estudiará en cada caso qué es más operativo. La Moncloa sí recordó que dado que lo que existe es una situación de emergencia, la coordinación de los efectivos de las Fuerzas Armadas desplegadas en la Comunitat no recae en el Jemad, sino en el general jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME), el teniente general Francisco Javier Marcos, que a su vez depende orgánicamente de la ministra de Defensa, Margarita Robles. Las prioridades del Ejecutivo, incidieron, siguen siendo salvar vidas, recuperar los cuerpos de los fallecidos y restablecer los suministros y los servicios básicos.
Mazón no elevó el nivel de emergencia al máximo previsto en la ley, el 3, que habría supuesto renunciar al mando de la gestión de la catástrofe y que a partir de ese momento se encargara de ello el ministro del Interior. Mantuvo el nivel 2, el que declaró en la tarde del martes 29. El jefe del Consell, pues, no cede el mando. Es más, quiere que los ministros se pongan a las órdenes de sus consellers. En cambio, la dirección nacional del PP, empezando por el propio Feijóo, sí pide declarar la emergencia nacional, porque no basta con "ayudar" a la Generalitat Valenciana. El president no solo no mentó esa opción, sino que de hecho insistió en que seguirá "exigiendo" recursos conforme los vaya necesitando.
La pandemia era una emergencia nacional, que se daba en todo el país, y que se desarrolló durante mucho tiempo. Ahora, ¿por qué lo vamos a aplicar, porque Mazón es un inútil?", dice una ministra
Según la ley del sistema de protección civil, no obstante, el propio Marlaska podría declarar la emergencia de interés nacional a iniciativa propia, porque la ley le faculta para ello. Igual que el artículo 116 de la Constitución permite al Ejecutivo adoptar el estado de alarma, por el que también asumiría las riendas. Varios ministros integrantes del comité de crisis de seguimiento de los efectos de la DANA, consultados por El Independiente, sostienen que no se llegó a barajar seriamente la posibilidad de tomar el control, aunque evidentemente fuera una opción sobre la mesa. Se entendió que era necesario trabajar conjuntamente con la Generalitat, máxime cuando Mazón no pidió escalar la emergencia hasta el nivel 3. Y ahora, cuando han pasado ya cinco días desde el brutal azote de la gota fría, y pese a considerar que el president está "sobrepasado" y que su gestión es "catastrófica", esa opción se considera aún menos plausible.
Que el Gobierno decidiera unilateralmente ponerse al frente sería tanto como intervenir de facto la autonomía, y además contra la voluntad expresa de la Generalitat, y por eso no podía ser una buena salida, insisten todos los ministros consultados. "No podemos aplicar un 155, ni la DANA es como la pandemia. La pandemia era una emergencia nacional, que se daba en todo el país, y que se desarrolló durante mucho tiempo. Ahora, ¿por qué lo vamos a aplicar, porque Mazón es un inútil? Esta es una tragedia con límites muy definidos, no es una pandemia mundial. Lo que debe hacer Mazón es ponerse las pilas y tirar de técnicos buenos. Yo creo que hemos llegado a la salida formalmente correcta, presencia del Gobierno central en el CECOPI [el jueves se decidió la entrada de Marlaska y del titular de Política Territorial, Ángel Víctor Torres] y se mantiene lo institucional. O nos cargamos el Estado autonómico o bien reforzamos lo que ellos hacen, y esto último es lo que hemos hecho", explica una ministra.
La sentencia del TC sobre el estado de alarma
En el Ejecutivo defienden que es la Generalitat, como la Administración más cercana, la que debe cuantificar cuántos recursos del Gobierno central necesita y en qué momento. Recuerdan que el martes 29 la UME estaba preparada para actuar pero al principio Mazón solo activó su participación para la zona de Utiel-Requena.
Mazón no quiere y no lo pide. Contra la Generalitat no se puede trabajar. Hemos de trabajar codo con codo y la presencia del Estado facilita que vaya pidiendo más apoyo", asegura otro miembro del Gabinete
Otro integrante del Ejecutivo apunta a la sentencia del Tribunal Constitucional, que declaró contrario a la Carta Magna la utilización del estado de alarma en la pandemia: se tenía que haber tirado, dijeron entonces los magistrados, de otra herramienta, el estado de excepción. Una resolución, por tanto, que también pesa en el Gobierno: "Mazón no quiere y no lo pide. Contra la Generalitat no se puede trabajar. Hemos de trabajar codo con codo y la presencia constante [del Estado] está facilitando que vaya pidiendo más apoyo —analiza este mando del máximo nivel del Gobierno de Sánchez—. Que impusiéramos nosotros la alarma o la emergencia nacional no iba a ser más eficaz. Justo lo contrario. Y no habría ninguna garantía de más apoyo. Lo que fue una locura es que no dejara que la UME actuara desde el principio en toda la zona devastada y que no quisiera más policías, ni guardias civiles... pero eso va cambiando".
El presidente ofreció a Mazón desde el mismo miércoles 30, cuando ya se contabilizaban en torno al medio centenar de fallecidos, "todos los recursos" necesarios durante todo el tiempo que hiciera falta. Oferta que reiteró al día siguiente en Valencia al propio president en su visita al CECOPI. Después, el jefe del Consell pidió la ayuda de 500 militares, además de los efectivos de la UME que ya estaban sobre el terreno, y este sábado reclamó 5.000 más, que Sánchez ordenó desplegar enseguida. Ya hay destacados 4.323, según informó la Moncloa a las 21.36 de este sábado.
En el Ejecutivo señalan que no pueden enviar recursos que no demande la Generalitat: "Le ofrecimos todo". Y subrayan que Feijóo quiere que Sánchez imponga la emergencia nacional para "desgastarle"
"Mazón no quiere —añade un miembro del Consejo de Ministros integrante del comité de crisis— y Feijóo lo que quiere es que nosotros lo impongamos para seguir desgastando. Es un miserable". En el Ejecutivo señalan que no pueden enviar recursos que no demande la Generalitat, porque competencialmente es así, y que de hecho se ofreció el envío de más efectivos de las Fuerzas Armadas desde el principio, pero Mazón "no quiso". "Le ofrecimos todo. Y no solo militares, también policías, guardias civiles, forenses... Lo que es increíble es su incapacidad", remacha. Ahora que el president ha pedido la incorporación de hasta siete ministerios, en el Ejecutivo dan por seguro que las cosas "irán mejor".
Para explicar por qué no es conveniente que el Gobierno asuma el mando, los ministros se remitían a las explicaciones que daba en X el eurodiputado socialista Nico González Casares, enfermero de profesión y experto en la gestión y estudio de catástrofes durante más de 10 años: quitar el control a la Administración que "mejor conoce el terreno y que gestiona la mayor cantidad de recursos y mandos" en medio de una emergencia "significa perder mucho tiempo" en desmontar y montar cadenas de mando. "Hay que recordar que aunque el Gobierno tomara el control, los mandos intermedios seguirían siendo bomberos, sanitarios, personal de Protección Civil... Todos de cuerpos autonómicos. Lo operativo es alimentar de recursos de forma ordenada al despliegue en el terreno y adaptándose cronológicamente a las necesidades", escribe González Casares. "Nico lo explica de maravilla", aplaude un ministro.
El Gobierno subraya que está haciendo "lo máximo". Un ministro señala que solo habría tenido tomar el control antes de la llegada de la DANA: "Ahora lo que toca es recomponer y reconstruir"
"Nosotros estamos haciendo lo máximo —coincide un cuarto miembro del Gabinete—. ¿Por qué no nos pide Mazón el nivel 3? No es cuestión de competencia solo. Es de responsabilidad. De antecedentes. De solicitar el nivel superior cuando ves que no llegas, ahí es donde está el asunto. No se puede culpar a quien no tiene la culpa". Este ministro indica que habría tenido sentido, en todo caso, que el Ejecutivo se hiciera cargo de la situación antes de que empezara la DANA, con tiempo para actuar. "Es que esto no es como la pandemia, claro que no. No hay más vidas que perder. Ahora lo que toca es recomponer y reconstruir, y lamentablemente nadie recuperará la vida, si la perdió, y eso es lo irremediable. El asunto es que la Generalitat Valenciana... mejor me callo", se contiene este responsable del Ejecutivo.
"Que parezca todo caos"
Porque ese es otro comentario que surge espontáneamente en las conversaciones con los miembros del Gobierno: que ellos están "contenidos ante los insultos y las provocaciones" del PP. En el Ejecutivo irrita mucho que los populares busquen proactivamente su erosión. Y que incluso el propio Mazón pretenda arrastrar a Sánchez en su caída. "Creo que forma parte de su caos… que parezca todo caos", sentencia una ministra.
Tenemos que cumplir la ley", recuerda una ministra, "y la ley da unas competencias determinadas a las CCAA que no nos podemos saltar. El nivel 2, bien hecho, funciona bien"
El plan, por tanto, continuará adelante. Trabajo del lado de la Generalitat, y bajo su mando, como confirmaban por la noche desde el Ejecutivo tras haber escuchado a Mazón. "Tenemos que cumplir la ley, y la ley da unas competencias determinadas a las CCAA que no nos podemos saltar. El nivel 2, bien hecho, funciona bien".
En el Gobierno son conscientes, sin embargo, de que la tardanza en la llegada de los efectivos, la sensación de Estado ausente, las masas de voluntarios que acudían a las zonas afectadas en ayuda de los vecinos porque ninguna autoridad se acercaba a socorrerles, puede servir de caldo de cultivo para la antipolítica. Y asumen que muchos ciudadanos pueden responsabilizar a Sánchez, porque a sus ojos las competencias de cada Administración no están tan claras y porque lo que piden es ayuda, sin importar quién se la da. En redes sociales corrían en las últimas horas como la pólvora el lema El pueblo salva al pueblo, ilustrando esa sensación de dejadez de las autoridades.
Hay preocupación en el Gabinete por el discurso de la antipolítica, pero también comprensión por la indignación social. E insisten en que no se trata de quién manda, sino de "hacer las cosas bien", respetando las competencias y "sumando todos"
"Cuando la gente se siente sobrepasada, es normal que culpe al Gobierno. Es como lo de piove? Porco governo! No puedes evitar las críticas ni aunque tuvieras la mejor gestión del mundo. Es hasta terapéutico", afirma una integrante del comité de crisis. "Es muy preocupante", concede otra, "pero es que si hubiéramos impuesto la emergencia nacional, ¿qué habríamos tenido? ¿Cariño y agradecimiento? Es que no se trata de mandar, sino de hacer las cosas bien, respetando el orden constitucional y sumando todos". "Siempre nos caerá —reflexionan desde Interior, ya integrado en el CECOPI—. Con el nivel 2, tienes medios más que suficientes porque el Estado está a disposición de lo que pidan. De hecho, puede venir más ayuda autonómica, europea, internacional, pero lo tiene que pedir la comunidad autónoma. ¡Y este sábado de repente pasa de pedir 500 militares a 5.000! Es verdad que la gente no sabe de competencias, pero es desolador poner a disposición medios suficientes para todo y que lo pidan con cuentagotas".
La crítica a la falta de previsión de Mazón, a su respuesta sumamente tardía el martes, cuando la alerta llegó a los móviles más de 12 horas después del aviso rojo de la Aemet, a su lenta petición de recursos o a la insensibilidad de su consellera Nuria Montes, se escucha constantemente en el Ejecutivo central. Pero en privado. En público, persiste la contención. Lo dijo el propio Sánchez durante su comparecencia: "Ya habrá tiempo de analizar negligencias, reflexionar sobre cómo mejorar el reparto de competencias ante situaciones tan extremas de protección civil como la que estamos sufriendo. Ya habrá tiempo de hablar sobre la importancia de los servicios públicos y de su refuerzo en situaciones que estamos viviendo como consecuencia de la emergencia climática. También la necesidad de respetar el asesoramiento científico y adaptarnos a una realidad que es la del cambio climático. Ya habrá tiempo de mirar hacia atrás, de depurar responsabilidades, de aprender para ser mejores ante estos efectos climáticos que, por desgracia, van a acompañarnos en adelante. Como lo hubo tras la pandemia del covid-19".
El presidente emplaza a más adelante para "analizar negligencias", pensar sobre el reparto competencial o aprender a ser mejores frente al cambio climático
No quiso atacar de manera directa a Mazón. "Ahora estamos en otro momento", justificó, el de la ayuda, la identificación de cuerpos, la reconstrucción. Pero por la esquina ya asoma la batalla política, los reproches cruzados sobre la responsabilidad. Y esa guerra se barrunta que será muy dura. Durísima.
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