Salieron el viernes de madrugada de Madrid, a las tres ya estaban en camino. Las imágenes y, sobre todo, los testimonios de amigos que vivían muy cerca de la zona 0 de la DANA les hicieron coger las botas, unas palas, comida e irse corriendo. Llegaron cuando estaba amaneciendo y, tras ver que en Chiva su ayuda era menos necesaria que en otras localidades, decidieron ir a Valencia para luego cruzar a Paiporta, uno de los epicentros de la tragedia.

Walter Sáez de Montagut, de 36 años, Adrián Rodríguez Moya y Salvador Valenzuela Molina, ambos de 30, han sido tres de los miles de voluntarios que han querido ayudar en el terreno y que han pasado su fin de semana moviendo escombros, quitando barro y adecentando casas. Desde El Independiente hablamos con el primero, que nos cuenta que lo que más vio, por no decir lo único, durante la jornada del sábado fue gente corriente, "sin uniformes", y que lo que más escuchó fue "Gracias".

"No te puedo contar testimonios personales porque no nos hemos parado mucho a hablar, había muchísimo trabajo que hacer, no había tiempo", nos explica. También que al llegar a Paiporta, adonde tuvieron que desplazarse caminando durante 40 minutos, lo que se encontraron fue un pueblo asediado por los escombros y el lodo. "Por donde vas, la escena es la misma: coches apilados, muebles destrozados en mitad de la calle, las casas hasta arriba de escombros...", asegura.

Allí se pasaron todo el sábado y tras comprobar que no había disponibilidad en ningún hotel pidieron a través de redes sociales un sitio donde dormir. "Al poco tiempo ya nos ofrecieron una casa, todos súper dispuestos, y hasta nos dieron de cenar. Nos decían todo el rato que estaban para lo que necesitáramos y éramos nosotros los que íbamos a ayudar", recuerda.

Catarroja, peor que Paiporta

"Después de haber estado el día anterior en Paiporta, pensábamos que estábamos curados de espanto pero para nuestra sorpresa Catarroja estaba bastante peor, como si la catástrofe hubiese sido ayer mismo", nos cuenta. Incluso llegar hasta allí les llevó más de una hora andando, tras tener que detener el coche en el lugar más próximo que encontraron para acceder a pie y al que llegaron tras conducir más de 100 kilómetros por la cantidad de carreteras cortadas.

"Mira, el Google Maps me dice que hicimos 20-22 kilómetros andando desde que dejamos el coche en el Hospital Universitario La Fe hasta que volvimos a por él, y es de todo lo que nos movimos porque la ida y la vuelta en total pueden ser 12 o 13 kilómetros. El río Turia es lo que divide la zona catastrófica, así que te hacen dejar el coche allí y seguir andando y pasamos por Benetúser, Alfafar, Massana y llegamos a Catarroja", explica y hace hincapié en que durante todo el trayecto la devastación era absoluta.

De camino a Catarroja. WALTER SAÉZ.

También que "el nivel de barro en Catarroja era mayor, había muchos coches apilados y todos sin tocar porque no había llegado tanta mano de obra de voluntarios a esta zona. Por lo que vimos ayer (el domingo), no había apenas efectivos de la UME o de los cuerpos especiales". Según su testimonio "allí la gente está sobreviviendo a costa de los voluntarios, porque se ha volcado muchísima gente porque si no...". "He visto a muchísimas empresas particulares montando 'chiringuitos' donde daban macarrones, paellas... He visto a niños de 12 años paseando con cosas para desayunar para darle a la gente que estaba trabajando. Cada uno aportaba lo que podía y es que joder, al final te emocionas", confiesa.

Cuenta que la gente les iba pidiendo ayuda, "nos veían y al ver que no éramos de allí pues nos decían: venid a echar un cable por allí, podéis ayudar aquí e íbamos donde nos mandaban".

A última hora de la tarde les dijeron que tenían que abandonar la zona. "Hubo una alerta por lluvias y nos comunicaron que íbamos a tener que estar a dos metros de altura así que nos fuimos en ese momento", cuenta. Y saca una conclusión. "La devastación es abrumadora, cinco días más tarde las calles están sepultadas bajo escombros, barro y la gente tiene la vida rota. Ha habido una respuesta gubernamental nula y si no llega a ser por el pueblo las consecuencias habrían sido peores".