El inspector jefe Óscar Sánchez Gil "pasaba desapercibido". Era un mando de la Policía "muy introvertido, una mosquita muerta". Era el jefe de la Sección de Delitos Económicos de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Brigada de Policía Judicial de la Jefatura Superior de Madrid. Era el mando que controlaba todos los asuntos de blanqueo en la capital. Esta semana ha sido detenido por sus relaciones con el narcotráfico en una operación que sigue bajo secreto, pero que algunas fuentes vaticinan como gigantesca.

A Sánchez Gil se le imputan varios delitos: tráfico de drogas, cohecho, blanqueo, organización criminal y omisión del deber de perseguir delitos. Tiene 45 años, tres hijos y estaba casado con una agente de Policía destinada en la comisaría de Alcalá de Henares (Madrid). Ella también ha sido detenida, en una macrooperación que dirige la Audiencia Nacional que se ha saldado con cerca de una quincena de detenidos. El titular del Juzgado de Instrucción número 1, Francisco de Jorge, decretó el ingreso en prisión de todos ellos.

En el municipio de Madrid donde estaba destinada su mujer vivía el matrimonio. La imagen que acompaña estas líneas era el chalé que utilizaba la organización a la que presuntamente están vinculados. En la vivienda, los agentes de Asuntos Internos encontraron 20 millones de euros emparedados: 12 en un falso techo y ocho detrás de una pared. Pero no sólo eso. En su despacho oficial, donde está la brigada de Madrid, hallaron otros 900.000 euros. Cuando los policías se presentaron en las dependencias policiales, sus compañeros no se lo podían creer.

En la vivienda, además del dinero, la Policía encontró varios vehículos de gran valor: varios Mercedes, otros tantos BMW, una moto de gran cilindrada... Y la joya de la corona: un Lamborghini Huracan Spider dorado oscuro, con un alerón trasero negro y pinzas de freno rojas. Los vehículos fueron llevados al centro policial de Canillas, en Madrid, según una imagen en poder de El Independiente.

Antes de ser el jefe de blanqueo en Madrid, Sánchez Gil pasó por la Unidad Central de Droga y Crimen Organizado (UDYCO). Allí fue jefe del Grupo 36, dedicado al tráfico de estupefacientes en internet, conocido como "estupas de internet". En el mundo oscuro de la darkweb podría haberse movido para entablar relación con organizaciones criminales. Además, fuentes policiales lo describen como un "joven introvertido" que tendría a su nombre, o a nombre de gente de su entorno, "unas 80 licencias" de vehículos VTC. Hablan de él como "uraño" y "un poco chulo".

Más de 13.000 kilos de cocaína

La detención del inspector jefe se ha precipitado después de que llegara al puerto de Algeciras (Cádiz) un contendor con 13.062 kilos de cocaína, la mayor aprehensión en la historia de España, la segunda en Europa y una de las más importantes del mundo. En realidad, la Fiscalía Antidroga llevaba detrás de él mucho más tiempo. En enero abrieron las diligencias y en junio interpusieron la querella.

Entonces empezó la investigación bajo secreto, bajo la batuta de Asuntos Internos y con la colaboración de la Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado (Udyco). Sus compañeros lo vigilaban bien de cerca.

La mercancía intervenida esta semana venía camuflada entre plátanos. Su origen era Ecuador, el principal país desde el que en la actualidad se envía polvo blanco en dirección a España. Los narcos habían levantado una pared de bananas reales detrás de la cual se encontraba la droga. La Policía, en colaboración con Vigilancia Aduanera, culminaron una investigación de cuatro años para dar con la organización, que contaba con el inspector jefe entre sus filas.

En el punto de mira está una empresa importadora de plátanos ubicada en la provincia de Alicante, que realizaba una actividad comercial real pero que no tenía beneficios ni infraestructura, por lo que los investigadores sospecharon que pudiera tratarse de una tapadera.

Así, durante estos cuatro años, los investigadores de Policía Nacional y Vigilancia Aduanera han estado vigilando de forma discreta la actividad de esta empresa, llegando a realizar más de 200 inspecciones a contenedores sin levantar las sospechas en la empresa y, por ello, los investigados se sintieron en la confianza suficiente para llevar a cabo una gran operación.

Los investigadores lo detectaron cuando dejaron de trabajar con exportadores de plátanos de otros países latinoamericanos y se centraron exclusivamente en un exportador de Ecuador, conocido por la policía de su país por sus vínculos con el narcotráfico. Al inspector jefe se le seguía la pista, por lo menos, desde principios de este año. Le delató, según han confirmado fuentes de las pesquisas, una transferencia desde una empresa investigada por el narcotráfico.