La nueva Comisión Europea, liderada por Ursula von der Leyen, corre el peligro de no ver la luz. El riesgo de colapso, impensable hace solo unos días, es más real que nunca, aunque ese camino no sea todavía irreversible. La batalla ha estallado con crudeza a partir de las maniobras del Partido Popular español contra la socialista Teresa Ribera, la señalada por la conservadora alemana como su número dos en el próximo Ejecutivo comunitario, como vicepresidenta ejecutiva de Transición Justa, Limpia y Competitiva y comisaria de Competencia. Tras una durísima audiencia el martes, el grupo de los socialistas y demócratas (S&D) en la Eurocámara, que preside la española Iratxe García, considera "roto" el acuerdo con el Partido Popular Europeo (PPE): sus movimientos para apartar a Ribera de la carrera son vistos como un "antes y un después", un punto de inflexión para la coalición europeísta de socialistas, populares y liberales que ha sustentado el proyecto de la UE durante décadas.
Desde finales de la semana pasada, a medida que se iba ennegreciendo el panorama sobre el president valenciano, Carlos Mazón —trascendió que la Generalitat había ocultado que había sostenido una larguísima comida con sobremesa el día de la DANA, el 29 de octubre, y que no se incorporó a la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrado (CECOPI) hasta pasadas las 19 horas—, la dirección de Alberto Núñez Feijóo se fijó como objetivo prioritario descargar la responsabilidad de la gestión en Ribera. Como una vía para aliviar la presión, precisamente, sobre Mazón. Pero el líder del PP llevó su ofensiva a Europa, con el objetivo de hacer descarrilar la confirmación de la dirigente socialista como supercomisaria europea. Y logró la complicidad del jefe de los populares europeos en Bruselas, el alemán Manfred Weber, rival interno a su vez de Von der Leyen.
Para S&D, la decisión de dilatar la evaluación de Ribera es "unilateral" del PPE, y eso ha marcado un "antes y un después" en todo el proceso y en la coalición europeísta, ya más debilitada
El lunes, los líderes de los tres principales grupos en la Eurocámara —PPE, S&D y los liberales de Renew—, los que sustentan la coalición europeísta que, junto con Los Verdes, reeligieron en julio a la conservadora alemana como presidenta de la Comisión, decidieron posponer las evaluaciones de los seis vicepresidentes ejecutivos para "reducir la presión sobre los hearings" y para no hacer a ningún candidato rehén de los juegos políticos. Fuentes de S&D insistían en que nunca se habló de aplazar las evaluaciones a la semana próxima, y por eso cuando el PPE y Weber lo anunciaron, de manera "unilateral, sin haber informado a socialistas ni a Renew", estalló la indignación entre la familia progresista. Eso marcó "un antes y un después" en todo el proceso y rompió, indican en el entorno de Iratxe García, "cualquier margen de maniobra con S&D". El corolario fue el hearing a Ribera, "con una estrategia coordinada de los populares y de la extrema derecha" para intentar acorralarla a la vicepresidenta y endosarle la responsabilidad de la DANA.
Este miércoles, Von der Leyen dejó bien claro que mantiene intacta su confianza en Ribera. Lo hizo saber a través de su portavoz, Eric Mamer: "La presidenta ha dado su confianza al conjunto de candidatos al puesto de comisarios y el proceso para su confirmación está en curso. Evidentemente nada ha cambiado con respecto a esta posición inicial". La conservadora alemana fue la que asignó la cartera de máxima relevancia a la dirigente socialista —también ayudó su sintonía con Pedro Sánchez— y es la primera interesada, como advierten en el Ejecutivo y en el círculo de Ribera, de que no se le venga abajo su equipo. Por eso también se reunió este miércoles con los jefes de los tres grandes grupos políticos (socialistas, populares y liberales) para intentar desbloquear la situación. Sin éxito.
Los socialistas no van a hacer cesiones respecto a los dos candidatos que ven con peores ojos: al ultraconservador italiano Raffaelle Fitto y al ultraderechista húngaro Olivér Varhelyi
Porque no se trata solo de Ribera. Fuentes de la cúpula de S&D subrayan que su confianza con el PPE y Weber está rota y, por tanto, no van a hacer cesiones respecto a los dos perfiles de candidatos a comisarios que ven con peores ojos y que defienden a capa y espada los populares: el ultraconservador italiano Raffaelle Fitto, nominado como vicepresidente ejecutivo de Cohesión y Reformas, y el ultraderechista húngaro Olivér Varhelyi, postulado por Von der Leyen como comisario de Salud y Bienestar Animal. Los socialistas asumen que la primera ministra italiana, la ultra Giorgia Meloni, tenía que designar a uno de los suyos como comisario, pero entienden que no puede acceder al cargo de vicepresidente ejecutivo, con mucho más poder. "No es un problema con Fitto ni con Italia, sino con su familia política, ECR [Conservadores y Reformistas]. No podemos aceptar que tenga el mismo nivel de responsabilidad que aquellos que apoyamos la Comisión Von der Leyen". ECR no la respaldó. Con el candidato húngaro, el problema es análogo: se le quiere restar poder.
El incentivo de la "venganza"
"Nuestra línea roja siempre ha sido no colaborar con la ultraderecha. Desde el principio dijimos que las vicepresidencias ejecutivas debían estar en manos de las tres principales familias políticas, de la mayoría que apoyó a Von der Leyen", advierten.
En ese puzle, la pieza de Ribera es capital. Por su relevancia en el futuro Ejecutivo comunitario y por la importancia de España, ya que el Gobierno de Sánchez representa a la familia socialista más fuerte de los 27. Pero en el Ejecutivo y en el entorno de la vicepresidenta tercera recalcan que aquí también se cruza la batalla personal que libra Weber con Von der Leyen, su ánimo de "venganza" por no haber sido él el elegido para liderar la Comisión. "Aquí hay dos pulsos políticos: el interno español y el de Weber con Ursula. Nadie podía contar con esto. Esto no va solo de Teresa. Esto va sobre todo con Ursula", apuntan fuentes muy próximas a Ribera.
Feijóo pide a Sánchez la retirada de la candidatura de Ribera y que proponga a "otra persona", porque la ministra "con mayor responsabilidad en la prevención de inundaciones" no es la más idónea
Feijóo pidió a Sánchez desde Madrid, en los pasillos del Congreso, que retirase la candidatura de su vicepresidenta y que proponga a "otra persona que concite el apoyo de la sociedad española", porque la ministra "con mayor responsabilidad en la prevención de las inundaciones" no es a quien España necesita como candidata ni a quien la Comisión Europea necesita como vicepresidenta. El líder del PP aseguró que no se opondría a otros perfiles socialistas que no tengan "una mochila detrás ni de responsabilidad política ni, en su caso, de responsabilidad judicial", palabras que en Génova traducían como una posible postulación del ministro de Agricultura, Luis Planas. El Gobierno replicó enseguida: acusó a Feijóo de "mentir" al afirmar que Ribera había suspendido el examen cuando realmente no se ha evaluado su desempeño en el hearing y de buscar la "inestabilidad" también en las instituciones europeas por interés "partidista", para "distraer" el foco sobre la deficiente gestión de Mazón. La indignación en el Ejecutivo de Sánchez era clara, total: es "una vergüenza", verbalizaba una integrante del Gabinete.
El PPE, algo más tarde, no dio cobertura a ese planteamiento. Se abrió a dar luz verde a Ribera si se compromete a dimitir en el caso de resultar encausada por su gestión de la DANA y una vez dé explicaciones en el Congreso por este tema. Como está prevista su comparecencia a petición propia para el próximo miércoles, 20 de noviembre —y no es previsible ni fácil que se adelante por la propia agenda de la Cámara baja—, la evaluación de la Eurocámara no podría llegar antes. El PPE impuso otra condición adicional: que S&D y Renew apoyen al italiano Fitto y al húngaro Varhelyi.
En el entorno más próximo a Ribera irritaron sobremanera las exigencias del PPE. Especialmente una: comprometerse con dimitir si resultara encausada. Es una "trampa", decían, una "humillación", porque supone "sembrar una mancha de imputación" de forma preventiva. "Más aún cuando se trata de un riesgo autogenerado por la derecha", dado que se da por hecho que organizaciones ultraderechistas intentarán llevar a Ribera a los tribunales. Y ella, una vez que deje el Gobierno de España, perderá el aforamiento ante el Supremo, así que en principio cualquier juez podría investigarla. En la memoria de la cúpula socialista está la instrucción del juez Juan Carlos Peinado contra Begoña Gómez. "No podemos aceptar esa condición. Sería como un chantaje. Sería como un comisario con libertad condicional y además serviría de incentivo a los jueces para acabar de rematar la faena", explicaban las mismas fuentes. Y recordaban que ya el artículo 17.6 del Tratado de la Unión Europea señala que el presidente de la Comisión puede pedir la dimisión de un miembro de su Ejecutivo y este no se puede resistir. "Son una vergüenza y un lastre para el país", aseguraban con total indignación fuentes muy próximas a Ribera.
Para el círculo de Ribera, aceptar la condición de que ella dimita si es encausada sería "una trampa", una "humillación", porque es darla por imputada de forma preventiva y porque el Tratado de la UE ya prevé la salida de los comisarios si lo decide la presidenta
Desde S&D hacían hincapié en que la posición es cerrada, que el grupo está "más unido que nunca", con una postura "muy clara", y es que "no hay espacio a las negociaciones que vayan más allá del acuerdo entre las tres familias políticas". "La semana pasada dimos nuestra aprobación a 14 comisarios populares. Esa responsabilidad debe ser mutua. Si hoy están en peligro la futura Comisión y el proyecto europeo, tiene dos responsables con nombres y apellidos: el PPE y Manfred Weber. Este grupo de S&D se merece un respeto y no va a permitir la más mínima humillación. Y si ese acuerdo se rompe, el PPE será el responsable de la ruptura y de poner en riesgo el proyecto europeo".
En el Ejecutivo y en el PSOE la conclusión es diáfana: "Si cae Teresa, cae toda la Comisión". La explicación es que Ribera es una pieza capital, la que está llamada a ser la mano derecha de Von der Leyen, y por tanto la presidenta no se puede permitir que sea batida su primera vicepresidenta. Igual que los socialistas no van a tolerar, inciden "en que la primera víctima política de la DANA sea Teresa y no Mazón".
Las dos barajas con las que puede jugar el PPE
El desenlace de la batalla se conocerá la semana que viene. Pero el escenario es absolutamente inédito. El PPE cuenta con una ventaja importante: que tiene posibilidad de pactar y de armar mayorías tanto con socialistas y liberales y verdes como con los ultraconservadores de ERC y los dos grupos de extrema derecha, Patriotas por Europa —que integra al partido del húngaro Víktor Orban, a Reagrupación Nacional de Marine Le Pen o a Vox—, y Europa de las Naciones Soberanas (el de los alemanes de la AfD o los franceses de Reconquista). Con ambos grupos ultras el PPE se ha entendido en los últimos meses, como por ejemplo para sacar adelante una resolución sobre Venezuela. Los socialistas no pueden formar una mayoría distinta. "No vamos a permitir que nos utilicen para que Weber blanquee su cara y pueda salir de vez en cuando diciendo que hay que hacer un cordón sanitario cuando en el día a día hace exactamente lo contrario", afirmaron fuentes de S&D, informa EFE.
Los socialistas emplazan a los populares a que digan qué quieren hacer en los próximos cinco años y a que Von der Leyen explique si acepta estar sostenida durante la legislatura por una mayoría distinta a la que la invistió presidenta
Fitto y Varhelyi podrían salir elegidos, por tanto, con la mayoría de derecha y extrema derecha, pero Ribera necesita, para ser ratificada como vicepresidenta ejecutiva de la Comisión, del respaldo del PPE y de Renew. De ahí que en la cúpula de S&D emplacen a los populares europeos a que aclaren qué "quieren hacer en los próximos cinco años", a lo largo de esta legislatura europea, mientras que Von der Leyen también ha de precisar, creen, "si acepta haber sido elegida con una mayoría y está sostenida ahora durante cinco años por otra mayoría distinta".
Lo mismo señalan fuentes de Ferraz: "Si Weber y Feijóo quieren acabar con décadas de un acuerdo entre socialdemócratas, conservadores y liberales, tendrán que explicarlo. Si su opción es la ultraderecha, tendrán que explicarlo. Si por donde pasa Feijóo no crece la hierba, tendrá que explicar por qué. Desde luego, eso es lo que está detrás de todo: cambiar el gran pacto histórico europeo y echarse en manos de la ultraderecha. Feijóo ya lo hizo en España, con nefastas consecuencias, y ahora Weber y él quieren hacerlo en Europa". Si el Parlamento Europeo no ratifica al Colegio de Comisarios de Von der Leyen, Europa se abocaría a un escenario absolutamente imprevisto y ni siquiera estaría claro qué pasos serían los siguientes.
En el entorno de Ribera creen que la situación puede reconducirse la semana próxima: "Tranquilidad, no se saldrán con la suya". Advierten de que Von der Leyen "se está moviendo" para salvar a su equipo
No obstante, ya por la noche, la impresión que cundía en el círculo de Ribera es que, de aquí a la semana que viene, el PPE frenará en algún momento la locomotora. Es decir, que ha logrado retrasar la confirmación de la dirigente socialista para contentar a Feijóo, pero que no se atreverá a dejarla fuera de juego y, con ello, hacer colapsar la Comisión. "Tranquilidad. Son impresentables pero no se saldrán con la suya. Lo que han hecho es muy grave, han cabreado a muchos líderes europeos, y llega en un momento muy delicado para Europa. Es un desafío en toda regla a Ursula, y a muchos otros, y no solo a Sánchez y a Ribera. Son brutos y miserables", analizaban estas mismas fuentes. La salida puede hallarse en lo que afirmaba otro dirigente próximo a la vicepresidenta: "Von der Leyen se está moviendo. Ahora dentro del PPE el debate es Weber versus Von der Leyen. O lo que es lo mismo, reafirmar la gran coalición europea o bascular hacia la derecha. Weber ya se ha retratado. O gana él o gana Von der Leyen y él pierde, y con él el PP español".
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hace 53 mins
Cuando los socialistas españoles vetaron a Arias Cañete, del PP, ¿era por patriotismo europeo o por antipatriotismo español?
hace 1 hora
Los socialistas acusan, uyyyyy… qué miedoooo…