El teniente general retirado Pedro Pitarch, que fue jefe del Eurocuerpo y director general de Política de Defensa, ha cargado duramente contra la ministra de Defensa, Margarita Robles, por su gestión de la DANA de Valencia. En su blog, opina que "grave fue la irresponsabilidad" de la responsable de los soldados que "declaró que el Ejército no está para todo".

Pitarch recuerda que "aparte de la UME, las FAS estuvieron paralizados durante cuatro días, cuando la rapidez de respuesta era esencial para salvar vidas y limitar daños. ¿Dónde están los militares? se preguntaba la gente en pueblos y campos valencianos". El mando, ya retirado, cree que Robles "la ministra no solo impidió a los militares el cumplimiento de sus misiones, sino que también erosionó enormemente la confianza ciudadana" en las Fuerzas Armadas.

"En la actitud ministerial, posiblemente primara un reparo ideológico bien frente a la idea de ver las tropas en la calle, o incluso una perversa alergia a todo lo que se perciba como nacional cuando, desde el propio Gobierno, se acaricia el disparate plurinacional".

Los pilares de la UME

El teniente general resume que la UME trabaja sobre tres pilares: su esencia militar, la especialización y la alta capacidad de respuesta. Con "las capacidades limitadas de una unidad" de unos "3.300 efectivos", la unidad "no tiene entidad ni Estado Mayor como para gestionar una catástrofe de la enorme dimensión originada por la DANA", resume.

Los mandos de la UME se vieron obligados a agregar "un elevado volumen de unidades militares, principalmente del Ejército de Tierra", excluyendo al Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Teodoro Esteban López Calderón. Para Pitarch, el jefe de la UME tuvo que subordinarse al JEMD como "asesor especializado de este". "Este es un tema organizativo que, en mi opinión, debería ser reestudiado".

"La UME no es una Guardia Pretoriana de la señorita Margarita, como ella aparenta creer. Ella, en mi opinión, es acreedora de responsabilidades políticas, morales y tal vez penales. Mucho habrá de esforzarse en sus recurrentes “cebolleos” por centros y unidades militares para intentar difuminar tantos errores. No creo que ya sea suficiente su empalagoso y embaucador discurso sobre lo bien que funcionan los militares, que, a modo de caricias y palmaditas en el cuello, es lo que, desde la edad de bronce, hace el ser humano con el caballo y las acémilas para que se dejen montar y cargar. Y, por cierto, si de verdad tuviera tanto aprecio a los militares, debería luchar por la subida de sus sueldos, que son los más bajos de las administraciones públicas", finaliza su artículo.