El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, lleva meses pidiendo a los países de la OTAN y en concreto a EEUU que le permitan contraatacar a Rusia en su territorio. Lo hizo en la capital americana este julio, cuando acudió a la cumbre de la Alianza Atlántica, y lo volvió a hacer en septiembre, en otra visita a la Casa Blanca. La respuesta del presidente estadounidense siempre ha sido negativa... hasta este domingo.
Joe Biden ha autorizado que por primera vez Ucrania pueda usar misiles de largo alcance americanos dentro de Rusia. Hasta el momento y desde el año pasado, solo podía emplearlos en su propio territorio. Dice que lo hace en respuesta a la tropas norcoreanas que Rusia ha decidido sumar a la batalla, pero el momento escogido para tomar la decisión coincide con la victoria electoral de Donald Trump y con otro buen número de decisiones que su Administración está tomando para tratar de aprovechar los dos meses que le quedan en el cargo hasta que el expresidente y magnate acceda al poder a finales de enero.
Sea por ampliar el legado que deja, por dificultarle las cosas al presidente electo, por tratar de imponer su visión o por un conjunto de todos estos factores, el hecho es que Biden ha dado un vuelco a la opinión que mantenía hace solo semanas y que dividía a sus asesores. Y su decisión sin duda complicará la promesa de Trump de retirar el apoyo estadounidense a Ucrania y terminar con la guerra en su primer día de mandato.
Trump no ha especificado cómo pretende acabar con el conflicto que ya dura casi dos años y medio y se ha cobrado alrededor de un millón de vidas. Pero su vicepresidente, JD Vance, sí ha dicho en varias ocasiones que Rusia debería quedarse la parte de Ucrania que sus tropas ya han asegurado.
Biden no tenía claro si armar a Ucrania con misiles largo alcance desde que comenzó esta nueva fase de la invasión de Rusia a Ucrania, en febrero 2022, por miedo a una escalada de la guerra. Otros, sin embargo, creen que EEUU ha sido demasiado blando con Rusia y que eso ha perjudicado a los ucranianos, que han tenido que batallar con las manos atadas a la espalda. Pero el miedo de Estados Unidos a que el conflicto suba de nivel lo mantenía firme en su postura, y no ha sido hasta la llegada de los soldados norcoreanos cuando ha optado por cambiar de opinión.
De su lado, Rusia ha amenazado con escalar el conflicto si los misiles estadounidenses llegan a su territorio. Entre las posibles represalias de Putin estaría la posibilidad de que lance a su ejército o a sus espías contra EEUU o sus aliados europeos, según habrían advertido asesores de Biden al presidente en base a un informe de inteligencia recién elaborado y sobre el que ha informado The New York Times. El informe también valora que Rusia pueda atacar bases militares americanas y europeas o que saboteen instalaciones de diferente tipo.
Pero para el presidente los beneficios del movimiento -que Ucrania pueda defenderse con más potencia, y que EEUU mande un mensaje a Corea del Norte advirtiéndole de que si se involucra en el conflicto habrá consecuencias- ahora superan a los posibles riesgos de que el conflicto escale, que EEUU cree que no se producirán.
Sea cual fuese la resolución al dilema de Biden, no podía dejarlo correr durante mucho más tiempo. El presidente de EEUU ya había dicho que buscaba aprobar miles de millones de dólares para la seguridad de Ucrania antes de que dejar el cargo en enero, cuando Trump no solo accederá a la Casa Blanca, sino que también controlará la Cámara de Representantes y el Senado.
Extender y preservar el legado de Biden
En una reunión que tuvo lugar el pasado miércoles, Biden recibió a Trump en la Casa Blanca y le aseguró que hará todo lo posible para que la transición sea suave y placentera. Se refería, claro, a que no pretende impedir que jure su cargo como Trump sí hizo hace cuatro años, cuando no solo no se reunió con el presidente electo sino que lanzó una turba de seguidores hacia el Capitolio, insistiendo sin pruebas en que había habido fraude electoral. Biden no le dijo a Trump, o no trascendió que le dijera, que preparaba un movimiento así en Ucrania, tampoco le habló del resto de decisiones que está tomando.
"Nuestra responsabilidad es hacer buen uso de esos fondos que el Congreso nos ha autorizado y que hemos sido responsables de asignar y distribuir a lo largo de los últimos tres años", ha dicho el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, en una rueda de prensa. El equivalente a ministro del ramo del país se refería a varias decisiones que se acaban de conocer. El viernes, Buttigieg aprobó 3.400 millones de dólares para proyectos relacionados con el transporte en tren, los puertos americanos y la reducción de muertes en carreteras, en un esfuerzo por conseguir que los proyectos que están bajo el paraguas de la ley de infraestructuras -con un billón de dólares de presupuesto- se realicen aun bajo la Administración de Trump.
La Casa Blanca ha acelerado la aprobación de fondos y proyectos en materia medioambiental en lo que allí describen como un "sprint final" del mandato de Biden. Hay cierta urgencia por terminar el trabajo comenzado, que se traduce en que la Agencia de Protección Ambiental acaba de aprobar un periodo límite para deshacerse de la tuberías de plomo o multas para las empresas que emitan demasiado metano. El Departamento de Energía también está aprobando préstamos para impulsar fabricación vehículos eléctricos que parte de programa de energía limpia muy relevante durante el mandato de Biden.
"El presidente ha dejado claro que quiere emplear la autoridad que el Congreso le ha otorgado y autorizado antes de dejar el cargo. Vamos a trabajar muy duro para asegurarnos de que sucede así", ha dicho la portavoz de prensa del Pentágono, Sabrina Singh. Biden aún tienen por gastar 7.100 millones de dólares en armas antes de que Trump jure el cargo, más 2.200 millones para poner en marcha sistemas armamentísticos a largo plazo.
La renovación de los jueces, en el foco
Otra de las prioridades de la Administración Biden es conseguir que el Senado confirme todos los nombramientos de jueces que sea posible antes de la llegada de Trump, que ha pedido a los miembros de su partido que voten en contra, al considerar que no deberían aprobarse nombramientos durante este periodo. "Los demócratas están intentando imponer a sus jueces", lamentó el presidente electo la semana pasada en X. Por el momento quedan pendientes más de una docena de nombramientos de jueces.
Por otro lado, Biden está tratando de aprobar una nueva norma para cancelar las deudas de los estudiantes que están en una situación económica vulnerable, en este caso, una de las pocas que no ha sido bloqueada por los tribunales. Esta ley comienza su periodo de audiencia pública el 2 de diciembre y podría estar buscando cómo acelerar la cancelación de deudas para aquellos a los que se les ha prometido, según han confirmado fuentes del Departamento de Educación a varios medios.
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