No pasa nada. Es el mensaje que quiere proyectar el Gobierno horas después de una votación caótica en el Congreso, la de la reforma tributaria, que dice mucho del terreno resbaladizo en el que se mueve la coalición de PSOE y Sumar, de sus complicados equilibrios, de las dificultades de contentar a sus socios a izquierda y derecha en temas tan nucleares como la política fiscal. El Ejecutivo insiste en que lo importante es que salvó la bola de partido, que es capaz de tejer acuerdos con distintas fuerzas, que esa es precisamente su fortaleza, saber dialogar, y que a fin de cuentas este es el signo de los tiempos, dado que no dispone de mayoría parlamentaria, sino de un hemiciclo fragmentado.
Esos fueron, en síntesis, los argumentos empleados este martes por la ministra portavoz, Pilar Alegría, al término de la reunión ordinaria del Gabinete, presidida precisamente por la vicepresidenta primera y titular de Hacienda, María Jesús Montero, dado que Pedro Sánchez asiste a la cumbre del G-20 en Río de Janeiro. "Conocen la composición del Congreso. Las negociaciones no son sencillas, y máxime cuando hablamos de política fiscal. Pero si algo ha demostrado este Gobierno en esta legislatura y en la pasada es la capacidad para llegar a acuerdos", justificó la también responsable de Educación.
El Ejecutivo se basa en la votación final del dictamen, tras horas de reunión de la comisión: los 20 apoyos y los 17 noes. "Bien está lo que bien acaba", señalan fuentes de la Moncloa
El Gobierno se fija en el match ball salvado ayer: que el dictamen de la reforma fiscal salió aprobado en la Comisión de Hacienda —al filo de la una de la madrugada de este martes— por 20 votos a favor (los de PSOE, Sumar, PNV, Junts, ERC, Bildu y BNG) y 17 en contra (PP y Vox). Pero le costó horas llegar a ese resultado, tras una sesión caótica y extenuante en el Congreso. Lo logró porque al final Hacienda se comprometió con los grupos de izquierda (ERC, Bildu y BNG) a tramitar aparte un real decreto ley para prorrogar un año el impuesto a las energéticas a cambio de que esas tres formaciones respaldaran el paquete fiscal y resucitasen el mantenimiento del impuesto a la banca que minutos antes habían rechazado por insuficiente. "No es una negociación agónica, es una negociación que se dilata en el tiempo. Pero bien está lo que bien acaba", resaltaban fuentes de la Moncloa.
Ese dictamen se someterá a la votación de la Cámara baja este jueves, en el pleno, y ahí serán determinantes los cuatro votos de Podemos, que no tiene representación en la Comisión de Hacienda. La formación morada ya ha advertido de que no respaldará la reforma fiscal si no tiene "garantías" de que Junts respalda esa extensión del gravamen a las eléctricas. Los posconvergentes ya han repetido que no están de acuerdo con ese tributo porque, entre otras razones, están en juego inversiones de Repsol en Tarragona. En un intento de acercar posturas, concluida la Comisión de Hacienda, a la una de la mañana, el ministerio que dirige Montero lanzó un comunicado en el que aseguraba que está en pie su acuerdo con Junts para "no gravar a las empresas energéticas que mantengan su compromiso efectivo de inversión para la descarbonización". Podemos volvió a insistir hoy en que está dispuesto a tumbar el jueves el paquete fiscal si no hay un compromiso fehaciente de Junts. Una condición que, a día de hoy, parece inviable. Si los morados pasan a la abstención, el proyecto saldría adelante rumbo al Senado, siempre que el exministro José Luis Ábalos y la diputada de Coalición Canaria lo apoyen.
Estamos a martes, paso a paso. Hay que confiar en esa capacidad de dialogar, de hablar, de negociar, para sacar adelante distintos asuntos", incide Alegría
"Vamos a seguir trabajando", recalcó Alegría. "Estamos a martes, paso a paso. Hay que confiar en esa capacidad de dialogar, de hablar, de negociar, para sacar adelante distintos asuntos". La ministra no quiso adelantar cuál puede ser el remate del diálogo con Podemos y con el resto de formaciones, no concretó cómo será esa prórroga del impuesto a las energéticas que el Gobierno quiere tramitar como decreto ley, cuál podría ser el hipotético punto de encuentro, si es que lo hay, entre las posiciones de Junts y de los morados. "Estamos inmersos en un proceso de negociación con las distintas fuerzas, y lo aborda en primer término la vicepresidenta primera [Montero]. Hay que ser prudentes y cautos, dejando que pasen los tiempos y los plazos", resolvió. La reforma es capital para el Ejecutivo porque el núcleo es la trasposición de la directiva que fija un tipo mínimo del 15% para las multinacionales. Y de que salga aprobada depende la liberación de más de 7.000 millones del quinto pago de los fondos europeos.
17 leyes completamente aprobadas
"Tenemos minoría parlamentaria, lo sabemos", sostuvo la portavoz. Era la constatación palmaria de que al Ejecutivo le cuesta muchísimo sacar cada iniciativa. Pese a ello, agregó la portavoz, la coalición está logrando aprobar todos sus proyectos importantes. Puso en valor que ya están en el BOE 20 leyes —en realidad, son 17 las aprobadas por completo, entre proyectos y proposiciones de ley y reales decretos leyes, aunque este jueves se sumarán dos más—, un éxito, siguió, pese a que PSOE y Sumar no disponen de mayoría parlamentaria.
La portavoz opone la "fortaleza" del Gobierno, con su apuesta por tejer pactos con diferentes, con la "debilidad" del PP, que o bloquea o bien solo sabe entenderse con la ultraderecha
En todo momento, Alegría negó que la legislatura haya entrado en un "caos", que lo ocurrido el lunes en la Cámara baja sea un trasunto de todo este mandato de Sánchez. "Vamos a mirar con ojos de normalidad la realidad parlamentaria que tenemos", remachó. Y a continuación enfatizó que la línea desplegada por el Gobierno, desde 2018, es la de entenderse con distintas formaciones que piensan diferentes, y llegar a acuerdos con ellas. Ahí está la "hemeroteca del Gobierno", su "fortaleza" radica en su "capacidad para llegar a acuerdos", mientras que "otros", dijo, refiriéndose al PP de Alberto Núñez Feijóo, solo saben entenderse con la ultraderecha de Vox y arrojan "debilidad" por su empeño en el "bloqueo". La portavoz, precisamente para naturalizar esa fragilidad parlamentaria del Gobierno, recordó que otros ejecutivos europeos padecen el mismo mal. Es decir, que lo que sigue causando extrañeza en España es moneda corriente en otros países.
Según Alegría, asociar "negociación y acuerdo" a "inestabilidad" es "incorrecto". Ambos términos son sinónimos de "ser conscientes de la realidad" del Congreso. Es más, "el ejemplo más claro de inestabilidad y soledad" lo tienen, para la Moncloa, los gobiernos autonómicos de PP y Vox, que se han roto antes de que cumpliera un año. Desde 2018, desde que Sánchez llegó al poder, subrayó la portavoz, los temas "más importantes" han prosperado, porque "hay una iniciativa y un proyecto", porque hace falta "negociar y debatir" y eso "no es debilidad", es un "ejercicio de responsabilidad y altura de miras". La línea roja es "clara": Vox. Todo lo demás es posible, porque además esos parlamentos tan fragmentados son una realidad que "han venido para quedarse". "Acuerdos que benefician a la gente, de esto va la política". Y si está siendo más complicado encontrar un camino del acuerdo ahora es porque la fiscalidad es una cuestión "mollar" para todos los partidos.
Niega el Ejecutivo que haya "inestabilidad" y mantiene su propósito de sacar adelante unos nuevos Presupuestos que, subraya, son necesarios
¿Presupone la dificultad de pactar la reforma fiscal que el sendero hacia los Presupuestos del Estado de 2025 se obturará? Alegría recordó que el objetivo y la "responsabilidad" del Gobierno es trabajar en unas nuevas cuentas públicas, porque "se necesitan unos nuevos Presupuestos y es importante contar con ellos".
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hace 12 mins
Cuando estos fascistas de extrema izda hablan de «economía» no les estamos entendiendo. Lo que quieren decir es » La cona mía» y no la economía…jos de la gran p..a !