Es una carrera que se corre en varios frentes y en la que el tiempo avanza rápido y en nuestra contra. La meta y el plazo para alcanzarla están marcados: 26 años. Los expertos aseguran que no es mucho tiempo, que la cuenta atrás se nos echa encima. Para entonces la descarbonización de nuestra economía se habrá tenido que completar. Entre quienes se pasan el testigo en esta suerte de carrera de relevos figuran grandes compañías energéticas, administraciones públicas, consumidores, científicos e investigadores. Unos y otros no siempre corren al mismo ritmo, ni en la misma dirección, ni impulso. Tampoco lo hacen en cooperación, optimizando así recursos ni siendo globalmente eficientes.
Energía, ciencia y tecnología deberían ser grandes aliados para alcanzar el reto establecido para el año 2050. Esa fue la máxima en la que se puede resumir lo que compañías energéticas, investigadores y expertos abordaron ayer en la jornada organizada por la Fundación Energy y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). “Si no existen desarrollo tecnológicos y científicos que nos abran nuevos caminos va a ser muy difícil que se cumplan las previsiones y objetivos que tenemos en relación al cambio climático”, reconoció Rafael Villaseca, presidente de la Fundación Narturgy. En su análisis sobre el estado de los avances tecnológicos y la innovación en el sector energético aseguró que “estamos atascados” en algunos desarrollos.
El marco normativo es uno de ellos, no el único. Otro es la necesidad de mejorar la colaboración entre el ámbito público y el privado o el desafío que supone elevar las inversiones en investigaciones científicas y tecnológicas para dar pasos en el proceso de descarbonización: “Es extraordinariamente difícil pensar que los problemas a los que nos enfrentamos se van a resolver sin un incremento notable de ciencia y tecnología”.
El representante del CSIC, Sergio Rojas, también se muestra crítico ante el modo en el que en muchos casos se ha abordado esta cuestión y aún hoy se hace. “Tenemos que cambiar nuestro modelo energético”, afirma: “Estos problemas se conocían desde la década de los 60 y estaban documentados, no se tomaron muchas medidas”. Recuerda que desde los años 90, cuando se comenzó a adoptar medidas contras las emisiones contaminantes, “las de CO2 han crecido un 60% y las medidas que adoptamos no parecen ser suficientes”. Rojas añade que “todos los años estamos batiendo récords, este año será el más caliente desde que hay registros”.
Baterías y ciclo combinado
Apela a la necesidad de acelerar los procesos de investigación, “tenemos que desarrollar, innovar más rápido” y hacerlo en colaboración entre instituciones y empresas: “España tiene que ser climáticamente neutra en 2050 y sólo nos quedan 26 años, no es demasiado para el reto que tenemos”.
Jesús Cahapado es director de Innovación de Naturgy asegura que ese objetivo complejo debe alcanzarse “bajo la premisa de una eficiencia tecnológica”. Señala que los costes de todo el proceso deben ser “razonables y lógicos” y con el objetivo último de poder garantizar el suministro energético al sistema. Apunta que en los últimos años se ha llamado a incorporar energías renovables, fotovoltaicas y eólica, “pero la potencia que necesita el sistema también la aportan centrales nucleares, hidráulicas, turbinas de gas…”. Por ello, subraya que los avances tecnológicos y las investigaciones deben ser capaces de dar una respuesta eficiente y suficiente.
En este sentido, apunta dos líneas de avances que considera esenciales como el desarrollo de las baterías capaces de aportar potencia firma al sistema y por otro lado, el desarrollo en otra línea de trabajo como es la descarbonización de los centros de ciclo combinado, “que será algo imprescindible”.
Chapado asegura que en los próximos años se potenciará de modo significativo la potencia renovable vía plantas eólicas, fotovoltaicas, tanto marinas como terrestres: “Nosotros trabajamos muchos esos campos. Los sistemas fotovoltaicos marinos, por ejemplo, son una solución adecuada para la descarbonización de los puertos.
Poner "en sintonía" el conocimiento
Cree que es necesaria una mayor implicación e inversión por parte de las Administraciones. “Deben tomar más cartas en el asunto”, asegura: “Creo que podríamos tener más dinero encima de la mesa. La regulación, por ejemplo, es muy importante. No podemos desarrollar determinados ámbitos tecnológicos si no hay un marco normativo que lo respalde y un marco de inversiones”. Añade que se debe garantizar inversiones tecnológicas que, pese a que hoy quizá puedan no ser rentables, lo serán en el futuro: “Hay que poner en sintonía todo el conocimiento que hay en el ecosistema tecnológico en este ámbito”.
En este aspecto, considera necesario aunar esfuerzos entre las administraciones públicas, las compañías y los ámbitos de conocimiento como las Universidades o los centros de investigación: “Son las administraciones las que deben facilitar esa labor. No debería haber competencia sino colaboración entre todos nosotros. De este modo no se duplicarían esfuerzos ni se invertirían recursos de forma duplicada. Si ponemos en sintonía todo ese esfuerzo nos irá mejor”.
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