Nada ha cambiado. Junts no secundará una moción de censura contra el Gobierno de Pedro Sánchez liderada por Alberto Núñez Feijóo, porque el PP depende del apoyo de Vox en el Congreso, advierten desde el partido independentista. El líder popular invitó este miércoles a los socios de Sánchez a apoyar una moción para "abrir una nueva etapa en nuestro país" después de que el empresario Víctor de Aldama señalara ante el juez la connivencia de Pedro Sánchez en los presuntos delitos de corrupción que la justicia investiga en torno a la gestión del ex ministro y ex secretario de Organización del PSOE José Luis Ábalos.
Los independentistas reconocen las ventajas que supondría poder practicar una "geometría variable" con sus siete diputados en el Congreso, pero insisten en que Vox "es una línea roja" que imposibilita cualquier pacto de envergadura con los populares. No niegan que el PP es un socio posible, cada vez más probable, en aspectos de política económica, como la rebaja del Impuesto de Sociedades a las pymes incluida en el paquete fiscal aprobado por el Congreso este miércoles, en el que han coincidido socialistas y populares a propuesta de Junts. Pero descartan la posibilidad de armar una mayoría de gobierno alternativa. "Igual que el PNV", añaden.
Una fantasía
En este contexto, desde Junts remiten a las explicaciones de su secretario general, Jordi Turull, hace poco más de un mes, cuando advirtió que "una moción de censura con PP y Vox por parte de Junts es una auténtica fantasía. Si alguien quiere fantasear, tiene todo el derecho del mundo". Entonces, la todavía presidenta del partido, Laura Borràs, generó expectativas al respecto al asegurar que el partido "no descarta ninguna opción" en su política de alianzas en el Congreso.
El número dos del partido no tardó en desmentirla, dejando claro que la formación no se plantea en ningún caso una operación de ese tipo. Cosa distinta, añaden desde Junts, es que el Gobierno no pueda dar por descontados sus votos, como los independentistas han demostrado en cada votación parlamentaria. Esta semana, por ejemplo, con la negociación al límite de la reforma fiscal presentada por el ejecutivo de Sánchez.
El poder de Puigdemont
Más allá de la línea roja que supone Vox para Junts, desde la formación recuerdan que difícilmente renunciarán al poder que les otorgan los sus siete votos claves en la mayoría de gobierno. "Puigdemont no quiere soltar la influencia" con la que ahora cuenta en el Congreso. Un poder político que ha sido clave para que se hiciera realidad la aprobación de la Ley de amnistía, aunque el ex president no se haya podido beneficiar todavía de la medida de gracia.
Pero no solo eso. Junts vuelve a jugar con su poder parlamentario como representante de los intereses económicos catalanes, algo que se ha hecho especialmente evidente en la negociación del impuesto a las energéticas. La formación de Puigdemont se ha erigido en única defensora de las inversiones de Repsol en la Petroquímica de Tarragona, un pool industrial clave para la economía catalana, recuperando así el papel que tan buenos réditos dio en su día a Convergencia.
Esta es, además, la mejor vía de oposición al Govern de Salvador Illa, ligado políticamente al Gobierno de Sánchez. En las últimas semanas, el ejecutivo catalán ha guardado y sonoro silencio en el debate sobre el futuro de Repsol en Cataluña, mientras el gobierno vasco defendía sin cortapisas los intereses de Euskadi.
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