"Los hombres normales no saben que todo es posible". El autor de esta afirmación es el escritor francés David Rousset (1912-1977), que luchó en la Resistencia francesa contra el nazismo y que estuvo preso en el campo de concentración de Bunchenwald, donde murieron 56.000 personas, entre ellas 11.000 judíos.

La frase fue utilizada por Hannah Arendt en su libro Los orígenes del totalitarismo, porque en su simpleza y rotundidad expresa hasta qué punto en las mentes del común de los mortales no cabe que sean posibles cosas monstruosas, como, por ejemplo, el exterminio para salvaguardar la pureza de una raza o los crímenes masivos en defensa de una ideología.

La expresión "eso no puede ser" es propia de esas personas normales que no dan crédito a lo que resulta extraordinario. Cualquier individuo encuadrado en ese rango tan amplio y difuso como es la normalidad que vea el vídeo que contiene las dos horas de comparecencia de Víctor de Aldama ante el juez Ismael Moreno, podría sostener que lo que dice el calificado por la UCO (Unidad Central Operativa de la Guardia Civil) como "nexo corruptor" de la trama en la que pululan el ex ministro José Luis Ábalos o su asistente Koldo García, "es sencillamente increíble, imposible".

El que en ningún caso puede decir que lo que dijo Aldama es una "inventada" es Pedro Sánchez. No sólo porque en su calidad de presidente del Gobierno se sale de ese rango de normalidad, sino porque él ha mentido reiteradamente en relación a este caso (y a otros también) y, por tanto, lo que diga sobre esa declaración sólo puede ser interpretado en clave de autodefensa.

La debilidad de Sánchez se ha convertido, paradójicamente, en su mayor fortaleza

El relato de Aldama, hábilmente conducido por su abogado José Antonio Choclán, no sólo es creíble y verosímil, sino que a él le han dado crédito tanto el fiscal como el juez del caso. Aunque no estaba en prisión por el llamado 'caso Koldo', sino por la trama de los hidrocarburos, el juez Santiago Pedráz, instructor de dicho caso, decretó su libertad a las pocas horas de declarar ante su colega Ismael Moreno. Si la Fiscalía Anticorrupción no hubiera interpretado que Aldama, con su declaración, estaba colaborando con la Justicia no hubiera pedido al juez su puesta en libertad. Así que, tanto la Fiscalía como dos jueces de la Audiencia Nacional han entendido que lo que declaró Aldama no es "una inventada", sino que tiene valor probatorio para esclarecer una de las tramas de corrupción mejor conectadas con el poder de las muchas que ya hemos padecido en España. Tanto por su volumen económico como por los posibles afectados (varios ministros, la esposa del presidente y el propio presidente del Gobierno), este caso supera con mucho a Filesa, Ibercorp, Roldán o la Gürtel.

Por mucho que se haya dicho, no deja de ser un sarcasmo que uno de los beneficiarios de esta trama corrupta sea precisamente José Luis Ábalos, el diputado socialista que defendió la moción de censura contra Mariano Rajoy por encabezar un gobierno corrupto. "La decencia debe ser algo esencial", proclamó Ábalos en aquel ya lejano 31 de mayo de 2018.

"La inventada" no sólo no se sostiene por la decisión del juez de poner en libertad con medidas cautelares a Aldama, sino porque su relato se ajusta como un guante a los hechos que describe la UCO en el informe que sirvió de base para la imputación de Ábalos.

El pago de comisiones a Ábalos y Koldo se refleja en los documentos manejados por la UCO; las cantidades que se ingresaron y las comisiones que se cobraron por la venta de mascarillas, también; como su descripción del viaje a España de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez. Lo que dijeron en su día Ábalos, Grande Marlaska o el propio Sánchez, eso sí que son "inventadas". ¡Y de qué tamaño!

Pero Aldama no se conformó con ratificar lo que ya apuntaba el informa de la UCO, sino que fue más allá: dio cifras del pago de mordidas en metálico a Ábalos y Koldo, pero, además, metió en el ajo al jefe de Gabinete de la ministra de Hacienda (Carlos Moreno), y al número tres del PSOE, Santos Cerdán, al que el asistente llamó "jefe del cupo vasco" (de las comisiones de constructoras, se entiende).

Ángel Víctor Torres, ministro de Política Territorial; Teresa Ribera, futura vicepresidenta de la Comisión Europea, y, especialmente, el ministro del Interior, Grande Marlaska, salen tocados por la declaración de Aldama.

Que Aldama no es un fantasma lo demuestran el viaje que organizó a México en febrero de 2019, acompañado de Ábalos, entre otros; los ingresos de casi 60 millones en venta de mascarillas, y, sobre todo, el viaje de Delcy Rodríguez a Madrid, para cuya estancia de varios días, contraviniendo la prohibición de pisar suelo europeo, había alquilado un chalé en El Viso donde estaba prevista una cena con varios ministros y un invitado muy especial: Pedro Sánchez.

Los afectados (Sánchez, Illa, Montero, Moreno, Torres y Santos Cerdán) presentarán una querella conjunta contra Aldama. Es una estrategia tan vieja como poco efectiva.

El caso no ha hecho más que empezar. La declaración de Aldama del pasado jueves no ha sido el final de la historia, sino el principio de un suplicio para Sánchez y su Gobierno, que tendrán que hacer frente a las andanadas del comisionista que, una vez que ha decidido tirar de la manta, no se va a parar hasta lograr sus objetivos.

Resulta lamentable que el mismo día que Aldama habló ante el juez, los partidos que apoyan a Sánchez no sólo rechazaron la oferta que les hizo Núñez Feijóo de avalar una moción de censura encabezada por él, sino que votaron a favor del gobierno unas medidas fiscales que serán la base de la próxima aprobación de los Presupuestos del Estado.

Un dirigente de Junts, fue sincero ante la pregunta de El Independiente sobre si apoyarían la moción de censura: "¿Cómo vamos a dejar caer a este Gobierno? Sánchez ahora nos necesita más que nunca, para nosotros es una bicoca".

Así de lamentable es la situación política en la que nos encontramos. La debilidad de Sánchez se ha convertido paradójicamente en su mayor fortaleza.

Como ha puesto de manifiesto una vez más en la negociación para el nombramiento de Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea, a Sánchez no le importa la ideología de los que tiene enfrente, sino que den satisfacción a sus propósitos.

La matemática parlamentaria es testadura. Los números no le salen, ni le saldrán a Feijóo para derribar a Sánchez. Quien espere una traición del PNV o Junts se equivoca. Y más aún los que abrigan la esperanza de que Podemos ponga sus votos al servicio del PP. Es más, pronto veremos al PSOE y a Sánchez haciendo arrumacos a Pablo Iglesias.

Así que habrá que esperar y ver la documentación que va aportando Aldama, que ya dijo al salir de Soto del Real que tiene pruebas de que lo que ha declarado es verdad. Fuentes cercanas al comisionista señalan que aún tiene mucho que decir. Sobre todo, en relación a Air Europa y a Begoña Gómez.

Hay mucha gente que piensa que todo esto quedará en nada, que lo declarado por Aldama es sólo una estrategia para salir de prisión... Pero esa gente no sabe que todo es posible. Incluido que este escándalo termine por derribar a Sánchez.