En el PSOE son conscientes del agujero negro que supone Madrid, donde no gobiernan desde hace la friolera de 29 años, 32 cuando se convoquen las siguientes autonómicas, en 2027. Dos tránsfugas frustraron la posible presidencia de Rafael Simancas y en 1999, el triunfo de Ángel Gabilondo no sirvió de nada después de que Ciudadanos decidiera apoyar a Isabel Díaz Ayuso en un gobierno de coalición que estalló por los aires y la reforzó en la Puerta del Sol. Un destacado diputado nacional del PSOE dice de Ayuso que es “una trituradora de líderes madrileños”.
Son ya múltiples las muescas que tiene en la culata la poderosa baronesa popular. Por eso no muchos socialistas envidian la más que probable designación del actual titular de Transformación Digital, Óscar López, como nuevo líder regional del partido, salvo que el Supremo diga otra cosa. La idea es que permanezca en el Gobierno central , siguiendo el modelo de la valenciana Diana Morant, para aprovechar el foco que le proporciona el Consejo de Ministros.
Heredará, además, “un partido en crisis”, dice un antiguo dirigente territorial madrileño que las ha visto de todos los colores. "Se vuelve al modelo de prueba-error", pero lo cierto es que aunque se han ensayado muchas fórmulas distintas, "todas han fallado", con la única salvedad, dice, de Gabilondo, quien se benefició de la debacle electoral del PP en las locales y autonómicas de 2019, partido sometido entonces a una pérdida brutal del poder territorial. Especula con lo que hubiera sido una presidencia de hoy Defensor del Pueblo y si ese escenario habría modificado la situación actual de los socialistas madrileños.
Ayuso podrá ser una trituradora, pero el PSOE-M ha acumulado los suficientes errores propios como para hacer de la autodestrucción casi un arte. Tienen hasta 2027 para enderezar la nave y buscar un candidato, que tampoco tendría necesariamente que ser López, para el difícil reto de ganar a la presidenta madrileña o, al menos, "recuperar la segunda plaza electoral", se conforman las fuentes consultadas.
Más Madrid se mantiene expectante
Más Madrid se mantiene expectante ante las derivadas del caso Lobato. Desde la cúpula dirigente rehúyen valorar cuestiones "de otros partidos políticos", pero dicen ser conscientes de que pueden sacar tajada del asunto a corto plazo en lo que a refuerzo de su marca se refiere. Este miércoles Juan Lobato renunció como secretario general del PSOE-M, por la presión de cara al Congreso del PSOE de Sevilla de este fin de semana y por no compartir "la destrucción del adversario" como forma de hacer política. Lo hace tras trascender que acudió al notario en marzo para salvaguardarse ante un cruce de mensajes con Pilar Sánchez Acera, la jefa de Gabinete de Óscar López [entonces director de Gabinete de Pedro Sánchez y ahora ministro de Transformación Digital], para utilizar información tributaria sensible de la pareja de Isabel Díaz Ayuso en un pleno de la Asamblea de Madrid.
Conocido ya que Alberto González Amador intentó pactar con Hacienda tras reconocer un fraude fiscal, esa información, a modo de filtración de una comunicación confidencial en pantallazos entre el abogado de González y la Fiscalía, llegó previamente a manos de Lobato en marzo, antes de ser pública. Éste rehuyó usarla. La versión confirmada por el madrileño, que adelantó ABC el domingo, vendría a confirmar que se produjo una filtración en la Fiscalía. Actualmente, el Tribunal Supremo investiga al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz por ello, y se ha citado este viernes a Lobato como testigo para que explique el asunto portando, además, el acta notarial.
Esta salida por la puerta de atrás de Lobato, que sitúa a Óscar López como sucesor en las quinielas deja una herida a suturar dentro de los socialistas madrileños, que vienen pugnando con Más Madrid por ser percibidos como la verdadera oposición a Ayuso. Con la previsión de que hasta que haya unas primarias el partido se ponga en manos de una gestora, la imagen pública que deja el asunto en torno a Lobato es la de que la corrección en las actuaciones políticas es castigada dentro de las siglas del PSOE-M. A ello se añade un desgaste considerable de los socialistas, con numerosos liderazgos que han pasado por la secretaría general en los últimos años.
Lobato ha durado tres años con unas elecciones a sus espaldas en la que no superó a Más Madrid, por alrededor de 4.000 votos aunque empataron a 27 escaños. Previamente pasó por ella José Manuel Franco, algo más de tres años desde 2017, aunque no fue candidato frente al PP, optándose por Ángel Gabilondo, quien era portavoz en la Asamblea. Anteriormente, el cargo lo desempeñó por dos años Sara Hernández, supliendo a Tomás Gómez, el último secretario más longevo de los recientes, que terminó defenestrado después del retorno de Sánchez al liderazgo nacional.
La inestabilidad periódica en el PSOE-M y la herida en Más Madrid por el caso Errejón pueden desgastar a la izquierda madrileña frente a Ayuso
En esa inestabilidad manifiesta de los socialistas madrileños, que no terminan de dar con la tecla, quiere ser aprovechada por los de Mónica García. Y hay convencimiento interno en que algunas capas que vienen apostando por los socialistas se adherirán a su propuesta en el futuro. La situación virtual actual es la siguiente. Frente al empate a 27 escaños, las últimas encuestas de este año han ido distanciando a ambas fuerzas de la izquierda, tanto a favor de Más Madrid como, en el caso de otras mediciones, del PSOE-M.
La más reciente, de SyM Consulting en octubre a petición de "un partido político de índole estatal" apunta a un reforzamiento de los madrileños a costa de Ayuso y Lobato. La izquierda verde pasa de 27 a 32/33 parlamentarios en la Asamblea y los socialistas bajan a 25. El PP pierde cinco de los 70 cosechados en 2023. Si bien el escenario es favorable, la medición de octubre no contempla varios riesgos para la izquierda.
Riesgos para la izquierda, rédito para Ayuso
Si bien para fuentes de la cúpula de Más Madrid hay una oportunidad de reivindicarse en la Comunidad ante el electorado progresista, otras fuentes de la organización muestran más cautela. Por dos motivos generales. El primero es que el objetivo del partido debe ser la gobernabilidad y romper la actual hegemonía política de Ayuso, no solo resignarse con ser oposición con más o menos escaños. Para ese propósito, estos sectores de Más Madrid conscientes de que no será posible lograrlo sin un PSOE-M fuerte "que dé estabilidad a una mayoría" como ocurre a nivel nacional junto a Sumar.
La segunda es que no necesariamente Más Madrid puede recibir ese votante decepcionado con el PSOE-M, sino que éste puede desmovilizarse y dejar mayor espacio a Ayuso para consolidarse con otra absoluta en el futuro.
La interpretación en cuanto beneficio que hacen en el PP madrileño es distinta. Creen que Ayuso, con la crisis con Lobato, sale reforzada frente al electorado conservador y moderado, porque fortalece la versión que ella y su equipo vienen recalcando desde el minuto uno: que hay una acción orquestada contra ella desde Moncloa. Y en el choque directo entre Puerta del Sol y Moncloa, sería un punto extra para la madrileña. El desplante de la mayoría de cargos socialistas con Lobato evidencia que la posición del exdirigente socialista afecta a la estrategia del Gobierno central.
El éxito de Ayuso se complementa, además, en un momento complicado para Vox en la Comunidad de Madrid. Ante el desgaste de esa izquierda, y sin liderazgos como Rocío Monasterio, Ayuso puede capitalizar más el voto de su derecha. Más cuando su relevo José Antonio Fúster tiene un camino largo por delante para darse a conocer. Ayuso ha superado competidores como Ignacio Aguado, Pablo Iglesias y las sucesoras como Alejandra Jacinto, pero también entre las propias filas, ganando el pulso a su presidente, Pablo Casado, en 2022.
García, Bergerot, Errejón, Arenillas
La encuesta mencionada de SyM Consulting que estima ese crecimiento de Más Madrid se publicó en todo caso dos días antes de que saltase la crisis a la izquierda del PSOE con el caso Errejón, que ha puesto en el foco a la cúpula de los de García y puede acarrear, igualmente, desgaste entre la formación verde. Los madrileños tienen ya de por sí un problema orgánico con la falta de un liderazgo fuerte y visibilidad en la Asamblea tras la marcha de García al Ministerio de Sanidad. Su relevo, la coportavoz Manuela Bergerot, además, está en el centro de las acusaciones por parte de Loreto Arenillas, la ex responsable de Mujer e Igualdad en el partido, y exjefa de gabinete de Errejón, vilipendiada por su partido por supuestamente encubrir o no dar importancia a una primera denuncia de acoso por parte de Errejón.
Quedan por delante cuestiones que pueden deteriorar la marca Más Madrid y que Ayuso puede capitalizar, eso es la resolución del recorrido que tenga el recurso ante la comisión de garantías que ha emprendido Arenillas tras su expulsión de sus cargos de partido. Aún mantiene el acta. Igualmente, la apertura de juicio contra Errejón, de momento aplazado, tras la denuncia por agresión sexual de la actriz Elisa Mouliaá. Precisamente por estos asuntos, desde el PSOE-M replicaban que el desgaste de los de García sería abrumador. Aunque tampoco quisieron hacer sangre.
Mientras Podemos, Ciudadanos, PSOE-M y Más Madrid —por promoción hacia el Gobierno— han sufrido cambios profundos o han desaparecido del tablero electoral de la Comunidad, Ayuso resiste y se encamina a un asentamiento de su liderazgo, extendido más allá de lo regional, como referente del ala más dura del PP nacional y contrapeso ideológico a Alberto Núñez Feijóo.
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