Es una imagen extraña. Cientos de ovejas pastando entre placas solares. El sol les alimenta a ambos, a los 200.000 paneles fotovoltaicos orientados en busca de la radiación y al rebaño ovino que rastrea un nuevo rincón donde seguir pastando. Junto a ellos, algunas aves se dejan ver. Lo hacen cada vez más. Se pasean con tranquilidad en un ‘mar fotovoltaico’ de energía solar recién estrenado en la comarca sevillana del Aljarafe. Son las plantas agrovoltaicas, lugares en los que el sector primario y el energético comparten algo más que terreno. Es una alianza a dos en las que las ambas partes ganan. No compiten por el terreno ni el sol, lo comparten.

En el parque recién recepcionado por Endesa la extensión es considerable: 180 hectáreas y 89 megavatios de potencia instalada. Hoy las ovejas de José Antonio y María Angeles lo recorren algo más inquietas de lo habitual. El pasto, el suelo, deben compartirlo con visitantes poco habituales. Los petos color fluorescente se han multiplicado y los cascos blancos se mueven tras ellas entre risas, sorpresa y un poco de temor. Es la visita programada del miércoles para descubrir cómo es la fórmula que permite a un rebaño de ovejas y a una planta de generación de energía fotovoltaica convivir en armonía.

El impacto inicial de las ovejas no dura mucho. Las órdenes a viva voz de José Antonio García, el pastor, surten efecto y no tardan en hacer su trabajo: desbrozar de modo natural el terreno. Pastan con normalidad bajo los paneles bifaciales, -capaces de captar los rayos solares directos por una de sus caras y el reflejo de estos al rebotar en el suelo, por la otra-. José Antonio las ha traído al área del parque en el que el césped estaba más alto, mejor para sus ovejas. Quizá mañana toque ‘recortar’ a golpe de pastoreo en otro punto de la infraestructura agrovoltaica.

"Es bueno para todos"

Hace casi una década que junto a su pareja, María Ángeles, puso en marcha su propia explotación de ovejas. Para ellos no es un mundo desconocido, lo han vivido en su entorno familiar. Pero entre los suyos nadie antes había llevado a pastorear a sus rebaños a extensiones copadas por paneles de color azulado capaces de generar energía limpia gracias al sol. La fórmula ‘fotovoltaica’ les ha dado buen resultado. José Antonio lo reconoce, todo ha ido a mejor. Comenzó con 90 cabezas de ganado y hoy pastorea casi 700.

Sus ovejas ya han aprendido que los paneles solares pueden ser sus aliados. Convertirse en refugio del calor para cobijarse en la sombra que proyectan en los calurosos días sevillanos y en protección contra la lluvia cuando esta arrecia. Pero hay más. Las estructuras fotovoltaicas no permiten rastros de pesticidas ni herbicidas y eso les protege y les beneficia. “El pasto es de más calidad, para ellas es mucho más sano”, asegura José Antonio: “Creo que esta opción en realidad es buena para todos, para la empresa, para nosotros y para la flora y fauna de la zona”, subraya.

Hacía tiempo que en este punto de la comarca del Aljarafe no se veían algunas aves o hierbas. Hoy la manzanilla ha vuelto a aflorar e incluso determinados tipos de cañas han comenzado a recuperarse. José Antonio destaca que es una tranquilidad que su ganado pueda pastar en una parcela que esté vigilada, protegida y sin riesgo de incendios, como corresponde a una infraestructura energética estratégica como ésta,“eso te da mucha tranquilidad”, señala.

Entre 1.200 y 2.400 euros por hectárea al año

En la compañía energética tienen claro que el binomio funciona. Esta suerte de simbiosis ‘ovino eléctrica’ les está dando buenos resultados. Lo ha hecho en Aljarafe y en otros lugares. Permite mitigar el posible impacto de una instalación renovable como es una planta fotovoltaica, convivir mejor con el entorno e incluso recuperar parte de la riqueza natural que se había perdido. Expertos de la energética incluso aseguran que se ha logrado que la planta actúe como una suerte de “reservorio de biodiversidad” para zonas que estaban deterioradas y a las que han regresado nuevas especies. A lo largo de las 180 hectáreas por las que se extiende se han intercalado 40 ‘majones’ -pequeñas montañas de piedras- y una veintena de bebederos para aves.

A José Antonio y María Angeles por el momento les salen las cuentas. A la compañía energética también. El ‘rebaño’ de ambos no ha dejado de crecer. El pastor tiene más ovejas que nunca y Endesa sigue reforzando sus proyectos encaminados a apuntalar su carácter sostenible y de integración con el tejido social y económico local en el que se implanta.

El queso fresco que se ha convertido en el producto estrella de su quesería concentra en su denominación la esencia de esta colaboración: queso fresco de oveja ‘Sol’. Casi nadie en Andalucía produce este tipo de queso, menos aún con esta calidad. Después llegó, el yogur, la cuajada… y así ha ido creciendo la quesería ‘Cabañil’ que fundaron en 2015 y que muestra orgullosa esta pareja de ‘pastores fotovoltaicos’ sevillanos de 36 años.

José Antonio García, el 'pastor fotovoltaico', muestra el proceso de producción de queso.

No son los únicos beneficiados. La fórmula también repercute en la economía local. Para los propietarios de los terrenos donde se ha instalado la planta el beneficio se escribe en euros: entre 1.200 y 2.400 euros por hectárea y año. Para producir energía solar la calidad agrícola del suelo es secundaria. Prima más la ubicación o la orografía. Un suelo de secano, sin uso ni rentabilidad agrícola, puede ser ideal para 'sembrar y producir' sol. Es una forma de revivirlo. Esta opción supone para los propietarios una fuente de ingresos gracias a la generación de energía limpia, con contratos por periodos que pueden abarcar hasta 30 años, la vida media útil de una planta.

'Pastor fotovoltaico'

La alianza entre generación energética sostenible y el entorno natural adquiere otras formas en otros emplazamientos. Desde la cría de abejas hasta la regeneración de hierbas.

José Antonio y María Ángeles, propietarios de la quesería Cabañil de Sevilla.

Convertirse en ‘pastor fotovoltaico’ requiere un mínimo de preparación energética. En Endesa un curso previo permite identificar los posibles riesgos o comportamientos a evitar en esa convivencia entre los animales y los paneles. Pastar entre cientos de miles de paneles y potencias energéticas que se generan, requiere guardar una mínima protección: “Las ovejas están acostumbradas, para ellas es normal pastar aquí”, señala José Antonio.

Hoy sus animales han dado menos leche, apenas 170 litros. Un buen día, de los dos que por semana se les ordeña, la cantidad puede alcanzar los 600 litros de leche. El cuajo, el suero y la sal, además del mimo y la pasión, como reza su lema, serán después los únicos elementos que intervendrán en la transformación quesera de su explotación. La alianza completa el círculo cuando el fruto del sol, en el eléctrico y en el lácteo, llegan a su destino: el cliente. Es entonces cuando el queso, las cuajadas y los yogures certifican el valor de la convivencia por un mismo recursos natural y cuando los complejos sistemas de generación eléctrica distribuyen su energía mucho más allá de los campos de Aljarafe y las ovejas de José Antonio y María Ángeles.