"El PSOE siempre sabe hacer lo que toca". Y lo que tocaba esta vez era apretar los dientes, soportar la tormenta. Aguantar. Resistir. Lucir "orgullo" de partido y evocar la historia. A eso viajó el PSOE a Sevilla, a su 41º Congreso Federal. No era el plan hace meses, cuando Pedro Sánchez decidió girar la agenda política y anticipar la convocatoria del cónclave, pero el tiempo, la concatenación de frentes adversos para el presidente, la multiplicación de causas judiciales a su entorno más directo, hasta la DANA, cambió el humor de la cita en la capital andaluza. Radicalmente. La prioridad ya fue solo una, salir más fuertes, superar sin fricciones un debate espinoso como el de la financiación autonómica y respaldar sin fisuras al líder. Un congreso defensivo.
Pero superada esa pantalla, se abre la siguiente puerta. La de las batallas territoriales. Desactivada la esperada en Madrid por el harakiri de Juan Lobato y con su seguro sucesor, el ministro Óscar López, ejerciendo ya como secretario general in péctore, la más importante se librará en Andalucía. La federación fetiche. La columna vertebral del partido. El antiguo reino socialista cada día más cuarteado. Su jefe de filas, Juan Espadas, va perdiendo apoyos y el distanciamiento de Ferraz y del propio Sánchez se hizo evidente. Pero habrá pugna en Castilla y León, también en Cantabria. En Aragón, los críticos con el expresidente Javier Lambán intentan trabar una candidatura de unidad que podría encabezar la ministra portavoz, Pilar Alegría. En Extremadura, la imputación de su barón autonómico, Miguel Ángel Gallardo, en la causa por la que se investiga al hermano del presidente, David Sánchez, le blinda internamente, como incluso reconocen sus contrarios. Allí, los ejércitos no saldrán ya al campo.
Apagadas ya este domingo las luces en el sevillano recinto ferial Fibes, desmontada la ciudad socialista que ha funcionado durante tres días, aprobada la resolución política y los nuevos órganos federales —la ejecutiva recibió el respaldo del 90% (el 89,98%)—, el reloj se pone en marcha para la renovación territorial. Un propósito, este sí, que sí perseguía Ferraz cuando convocó a finales de verano el 41º Congreso. El dolor por la debacle de las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023 solo pudo ser mitigado por la remontada de las generales de julio, pero la tarea de poner a punto el partido seguía quedando pendiente. Y solo se podía activar con la celebración de un cónclave federal ordinario, como marcan los estatutos. Pasada esa página, el PSOE ya puede concentrarse en esa tarea capital y que está tensando sus costuras en buena parte del país.
Volver a ganar" es el reto, y el PSOE promete "trabajar duro" para derribar a los "gobiernos negacionistas". "Va a ser nuestra prioridad absoluta", proclama. El PSOE es "un partido de ganadores"
Sánchez, en la clausura del 41º Congreso, lógicamente no se detuvo en las contiendas regionales que arrancan, ya sí, sin máscaras. Pero sí dio una orden clara a su partido: concentrarse en 2027. En recuperar terreno. En vencer otra vez. Esa debe ser la obsesión de todos, con esa idea en la cabeza se han de afrontar los congresos autonómicos, provinciales y locales, el objetivo es configurar liderazgos competitivos frente a la derecha. "Volver a ganar" las elecciones municipales, autonómicas y generales de 2027. "Vamos a trabajar duro para llevar en 2027 el cambio progresista allí donde hoy hay gobiernos negacionistas", sostuvo. "Esa va a ser nuestra absoluta prioridad. La mía en primera persona". No hay otra.
El presidente se afanó en levantar el ánimo hundido de una tropa inquieta y angustiada por el declive electoral del partido. Su arenga fue infinita. "Este es un partido de ganadores. Aquí no solo se viene a soñar utopías. Aquí se viene a hacerlas realidad. Somos la izquierda que gana el presente para construir el futuro. La izquierda que no siente nostalgia de lo que fue porque sabe que, con esfuerzo y las decisiones correctas, lo que vendrá puede ser aún mejor. Poder para gobernar. Y gobernar para avanzar nuestro país". En definitiva, que el PSOE tiene que ponerse ya a punto, prepararse para el superaño de 2027, en el que se juega su ser o no ser. Está impelido a recuperar terreno perdido en ayuntamientos y comunidades, obligado a fortalecer sus extremidades en los territorios para sostener la Moncloa, el único fortín ahora valioso y en sus manos, aunque acosado por mil frentes y pendiente de una compleja aritmética parlamentaria que le hace siempre situarse al borde del precipicio.
Un momento histórico clave
Y para eso "toca dar un paso al frente, precisamente en este momento histórico". Sánchez pidió a los suyos compromiso, no doblegarse. Como él mismo ha hecho, les explicó. Ahí intercaló una reflexión, la que le ha rondado en los últimos meses, si le merecía más la pena "dar un paso al lado", lo ha hablado con su familia, porque ellos "también son víctimas del odio de los odiadores profesionales". Su conclusión es que le corresponde dar ese "paso al frente". "Tengo más ganas, más ilusión y más fuerza que nunca". El presidente despejaba así una duda que había quedado en la recámara desde sus cinco días de retiro de abril, cuando a punto estuvo de tirar la toalla. Ya entonces prometió que continuaría al frente, pero este domingo se reafirmó en su hoja de ruta. Entiende que su combate es más necesario que nunca. "Porque España, Europa y el mundo están a punto de cruzar una década decisiva, en la que se decidirá si los avances sociales de los últimos 40 años se consolidan o son derribados por el odio y los prejuicios de la derecha y la ultraderecha".
Sánchez despeja la duda sobre su futuro que quedaba en la recámara y se lanza como candidato: "Tengo más ganas, más ilusión y más fuerza que nunca"
Lo que estaba haciendo el líder es intentar trasvasar a los suyos las ganas, el ánimo para seguir en la pelea contra la derecha, aunque el reto no sea "fácil". "Pero os diré algo: si fuera fácil, la gente no confiaría en nosotros". Esa banda sonora es la que ha estado presente en los últimos tres días en Fibes: resistir, lucir "orgullo", el patrimonio socialista. El secretario general confía en que su impulso sirva para infundir de ánimo a la dirigencia y a las bases para que afronten con determinación la contraofensiva y se pongan a rodar cuanto antes para ganar al PP y a Vox.
Este cónclave también quedará marcado por el anuncio final de Sánchez, la creación de una gran empresa pública de vivienda que se dedique a construir y gestionar casas desde la Administración General del Estado. El jefe del Ejecutivo situó la vivienda como una de sus prioridades de legislatura, pero apenas ha habido avances, también porque las competencias recaen, sobre todo, en las administraciones autonómicas y municipales. Ahora, mueve el tablero consciente de que este es un potente reclamo electoral para el electorado progresista.
El cónclave se cierra con un acuerdo interno por la financiación autonómica que satisface incluso al presidente de Castilla-La Mancha. "Querido Emiliano", se dirige a él Sánchez en la clausura
La resolución política final aprobada en el cónclave enmienda algunos puntos de la ponencia marco elaborada por la dirección. Pero contiene, y esta es la pieza más valiosa, un acuerdo sobre la reforma del modelo de financiación autonómica que ha contentado a todos. Desde Emiliano García-Page, que con otras federaciones del interior y también Asturias reclamaba que el nuevo sistema se apruebe de manera "multilateral" y en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera, hasta el PSC, que pedía consagrar esa relación "bilateral" contenida en los estatutos de autonomía y el reconocimiento de las "singularidades". Sánchez lograba así apagar un incendio interno muy relevante que estalló a raíz del pacto de PSC y ERC que desencalló la investidura del president Salvador Illa.
Sánchez mantiene intacto el puente de mando
Era este un debate prioritario para el presidente de Castilla-La Mancha, el único barón crítico con poder en sus manos. Pero no hubo ningún choque de trenes. Es más, la federación se sintió plenamente satisfecha con la redacción del texto y la recomposición de la ejecutiva —continúa la ministra Isabel Rodríguez y se incorpora la delegada del Gobierno, Milagros Tolón, rival interna de Page, pero en su entorno lo daban por descontado—. Sánchez se permitió hasta un gesto de cariño con el presidente de la Junta, que no estaba presente este domingo en el cierre, al llamarle "querido Emiliano" y reconocer que, al contrario que el president valenciano, Carlos Mazón, él sí estaba en su puesto de trabajo, al frente, el día de la DANA. Igual que la líder del PSPV y ministra de Ciencia, Diana Morant. Igual que la delegada del Gobierno en Valencia, Pilar Bernabé, recompensada por su gestión como número cuatro de la nueva cúpula, como secretaria de Igualdad. Ella fue, de hecho, una de las dirigentes que recibió una mayor ovación al ser llamada para recorrer los metros que separaban el auditorio del escenario donde se acomodó la nueva dirección, de 49 miembros y todavía más amplia que la saliente.
Un discurso potente. No nos arrugamos", sostiene un miembro de la nueva cúpula. Se trataba de "mostrar unidad ante la agresión exterior, proyectar energía", sentencia un veterano. "Nos vamos con sensación de fin de ciclo", opinan en un territorio crítico
Lo importante de este congreso era casi más el subtexto. La idea de la resistencia que presidía todos los debates. La ponencia no era revolucionaria, tampoco Sánchez cambió significativamente de equipo: optó por el continuismo y preservó su núcleo duro con María Jesús Montero y Santos Cerdán como números dos y tres, además de Cristina Narbona como presidenta. Incorporó, eso sí, rostros nuevos, como los madrileños Enma López, Javier Ayala o Borja Cabezón, la valenciana Pilar Bernabé, o las vascas Nora Abete y Aroa Jilete.
Los últimos cuatro congresos del PSOE han marcado una impronta diferente. Porque el momento era muy distinto. El extraordinario de 2014 supuso el aterrizaje de un líder entonces desconocido, Pedro Sánchez. El de 2017, el número 39º, lo consolidó tras unas primarias a sangre y fuego contra Susana Díaz. El de 2021, el 40º, en Valencia, fue el de la celebración de la unidad, la reconciliación interna. El de 2024, el de la resistencia. El del "orgullo y la ambición", en sus palabras. "Pedro engrasa al partido de cara a los próximos años y el discurso ha sido muy potente, muy valiente. En el contexto actual, no nos arrugamos", resumía un miembro de la nueva ejecutiva.
"Se han cumplido cabalmente las expectativas —analizaba un veterano—. Sabíamos que sería un congreso defensivo, cuyo sentido esencial no era el debate programático ni una renovación profunda de la dirección, sino mostrar unidad ante la agresión exterior, recuperar la serenidad y la autoestima, combatir el desánimo y proyectar energía hacia el futuro, en particular para el rearme político y orgánico en los territorios en los que el partido ha quedado más debilitado. En las circunstancias actuales, no se podía esperar mucho más de este congreso". "La gente marcha con una sensación de fin de ciclo y de proyecto agotado. Lo que pasa es que somos disciplinados y sabemos lo que hay fuera. No hay una sola federación que Ferraz no tenga reventada", opinan en cambio desde un territorio cada vez más lejano de Sánchez.
A la búsqueda de candidato
Andalucía se convierte ahora en la guerra interna pendiente más importante. Las dudas sobre la continuidad de Juan Espadas son cada vez mayores, y en la antesala de este cónclave y durante el mismo varios secretarios provinciales, como los de Jaén (Paco Reyes), Córdoba (Rafi Crespín) y en menor medida Sevilla (Javier Fernández), evitaron dar la cara por él. Ya lo había hecho antes el de Cádiz, Juan Carlos Ruiz Boix. La federación esperaba una señal clara del presidente. En un sentido o en otro. Él no la dio. En la clausura, evitó respaldarle, pero tampoco le dio por amortizado. "Gracias, querido Juan, por la hospitalidad que siempre nos brindan los compañeros de Andalucía cada vez que tenemos ocasión de venir a disfrutar de esta extraordinaria tierra que volverá a ser socialista".
Espadas ha ido perdiendo adhesiones y sale del cónclave más débil de lo que entró. Sánchez evita respaldarle de manera explícito. Él niega que Andalucía esté incendiada y se siente reforzado
Espadas, no obstante, concluían muchos dirigentes, fuera y dentro del PSOE-A, salió del cónclave más debilitado de lo que entró. Y no le ayudó nada su discurso del sábado como presidente del cónclave: largo (más de 20 minutos), deslavazado. Desconcertó y dejó "fríos como el hielo a los socialistas andaluces" e hizo ver a Ferraz que "el boquete orgánico era mayor del que creía", expresaba un responsable de una federación del norte. La comidilla en los pasillos de Fibes era, de hecho, la fractura imparable de la federación más poderosa del PSOE. El secretario regional, sin embargo, niega que el territorio esté en llamas, obvia las críticas y se siente reforzado porque hay siete andaluces en la ejecutiva, uno más, aunque buena parte de ellos, como María Jesús Montero, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, Paco Salazar, Juanfran Serrano o Anabel Mateos, forman parte de ella por su peso específico, no por su procedencia. El jefe del PSOE-A anunció que el 10 de diciembre se reunirá su dirección para convocar al comité director para el día 20, y este órgano convocará el congreso regional para el 22 y 23 de febrero en Armilla (Granada).
Los críticos, por su parte, están sumando fuerzas. Los susanistas se han unido a los sanchistas que no creen que Espadas sea el candidato capaz de remontar frente al presidente de la Junta, Juanma Moreno. El movimiento concertado recorre todas las provincias. Lo que no han anunciado es quién les representará, quién será su cara visible frente a Espadas. Y Ferraz aún no ha anticipado a quién respaldará. Por ahora, no enseña sus cartas y se acoge a la prudencia.
En Madrid, ya no hay dudas. El candidato a secretario general será el titular para la Transformación Digital, Óscar López. En el arranque del congreso, había dirigentes que temían que el Supremo, tras la declaración del viernes de Lobato, pudiera arrastrar también al ministro, que el caso acabara salpicándole. La razón es que Lobato se intercambió mensajes ese 14 de marzo con Pilar Sánchez Acera, en aquel momento directora de Gabinete de López, que entonces era jefe de Gabinete del presidente. Y lo que investiga el TS es el origen de la filtración del correo del letrado del novio de Isabel Díaz Ayuso al fiscal, en el que le hacía una propuesta de acuerdo a cambio de reconocer sus delitos fiscales.
El ministro Óscar López ya ejerce de líder madrileño en ciernes. Aprovechó el cónclave para conversar con alcaldes y dirigentes para escucharles y contarles su proyecto. Las dudas se han disipado
López no quiso adelantar ante las cámaras que competirá en el proceso interno, pero ya empezó a rivalizar frente a la presidenta madrileña. Y aprovechó el congreso para conversar con alcaldes y dirigentes del PSOE-M para escucharles, contarles su proyecto, sosegarles. Un gesto que agradecieron porque Lobato apenas "hablaba" con ellos directamente, ya que se manejaba más por WhatsApp o audios de voz, según relataban algunos.
Así como en Andalucía Sánchez no ha sido claro, en Castilla y León sí que su mensaje no ha dejado dudas. El presidente integra en su ejecutiva al secretario provincial de León, el diputado Javier Alfonso Cendón, muy enfrentado al barón regional, Luis Tudanca. Y mantiene a Javier Izquierdo en la cúpula. Ambos, igual que el jiennense Juanfran Serrano, forman parte del equipo del secretario de Organización, Santos Cerdán, que sale muy fortalecido de este cónclave. Desde el entorno de Tudanca, sin embargo, no lo perciben como una desautorización, porque entienden que Ferraz está "dando una salida a Cendón, prueba de que no lo quieren ni en su provincia". Y recuerdan que en la portavocía se mantiene la burgalesa Esther Peña, una persona de la máxima confianza del líder autonómico. La batalla arrancará a primeros de 2025, y se espera que el rival de Tudanca, aupado por Ferraz, sea Carlos Martínez, alcalde de Soria. De la dirección sale, por cierto, la ministra de Igualdad, la vallisoletana Ana Redondo, relevada en la misma cartera por Pilar Bernabé.
¿Posible la unidad en Aragón?
Aragón es una incógnita. La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, sí está dando señales de que está dispuesta a ir a la carrera. Ella tiene una "decisión tomada", apuntan en su círculo, aunque no la quiere comunicar antes de que se abra el proceso, también porque le falta recibir más opiniones de dirigentes cualificados. Lo que ella y los suyos buscan es un pacto con los próximos a Lambán. En concreto, con el presidente de la Diputación de Zaragoza, Juan Antonio Sánchez Quero. Dado que Lambán no acudió al congreso, quien negoció con Sánchez la cuota aragonesa en la dirección fue Alegría, aunque Quero también entró al despacho del presidente para "dar por buena la propuesta" de la ministra: Manuela Berges, alcaldesa de Pedrola (Zaragoza), para la dirección, y Teresa Ladrero, alcaldesa de Ejea, el pueblo de Lambán y muy próxima a él, para el comité federal.
El presidente 'castiga' a Luis Tudanca al integrar en la cúpula a su adversario interno, Javier Cendón, y sitúa también en ella a una alcaldesa crítica al expresidente Javier Lambán
Cantabria vivió un adelanto de la batalla interna en octubre, cuando tuvo que elegirse al cabeza de la delegación al cónclave de Sevilla. Ganó por la mínima el sector contrario al barón autonómico, Pablo Zuloaga, liderado por el diputado nacional Pedro Casares. Zuloaga se siente apuntalado porque una persona de su confianza, la delegada del Gobierno, Eugenia Gómez de Diego, accede a la cúpula como vocal, y sale de ella Casares.
En Extremadura, la pelea, por lo menos, se aplaza. Los críticos con el barón regional, Miguel Ángel Gallardo, que están alineados con Ferraz y que se identifican con quien fue su rival en primarias, Lara Garlito, entienden que, con él imputado, está "blindado". Pero no tiran la batalla para el futuro. Volverán a intentarlo, dicen, cuando se celebren las primarias para elegir candidato a la Junta.
En Extremadura, la batalla se aplaza por ahora, dado que la imputación del barón regional en el 'caso David Sánchez'. En Cantabria, el líder autonómico se cree apuntalado frente a su rival, Pedro Casares
Es el momento del proceso de renovación territorial. Los tambores de guerra suenan cada vez más fuerte. Al final, en menos federaciones de las previstas, por la desactivación del conflicto en Madrid y Extremadura. Andalucía medirá este nuevo tiempo. Y su horizonte no es 2027, sino 2026 como máximo, cuando tocan las próximas autonómicas. La orden decretada por Sánchez es clara: pensar en ganar.
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