Por combate o por pragmatismo. Hay dos formas mediante las que empieza a plantearse lo que debe ser la sucesión del espacio político que lidera ahora Sumar a la izquierda del PSOE. Ello, en pleno cuestionamiento de las fórmulas adoptadas en el último año que lleva a los socios a dar por gastada la propuesta política tal y cómo se ha estructurado y a demandar el relanzamiento de la misma bajo otros cánones. De hecho, a falta de que eso se extienda a nivel electoral, el grupo plurinacional del Congreso de los Diputados se encuentra inmerso en una negociación para dotarse de mayor equilibrio y operatividad, y rebajar el peso de Yolanda Díaz.
Entre las medidas que se contemplan, emprendidas en parte por la salida de Íñigo Errejón, asociada a distintas denuncias anónimas y dos públicas por comportamientos machistas y supuesta agresión sexual, ya se han suplido la portavocía parlamentaria. Se espera que afecte a las portavocías adjuntas, a las comisiones y al reparto de fondos económicos del grupo. Un proceso iniciado principalmente por IU, aunque la complicidad del resto de partidos miembros como Más Madrid o Compromís. En paralelo, ésta petición que busca dar equilibrio de acuerdo a la importancia y la presencia política de cada formación, se está replicando de forma externa. A la exigencia cumplida de designar a Enrique Santiago como miembro de la Comisión de Secretos Oficiales, que supervisa la actividad del CNI, se une su elección como portavoz adjunto. Eso, probablemente, afecte a los comunes, de los que recelan por cada vez ostentar más poder, dicen fuentes del partido.
Mientras Sumar decide para pasar el trámite de la legislatura, desde fuera IU ya calienta un nuevo proceso de reconstrucción motivado tras la renuncia orgánica de Díaz por los malos resultados encadenados desde gallegas a europeas, pero también por la renovación de IU, con Antonio Maíllo como nuevo coordinador federal. Su propuesta es inclusiva, con todas las fuerzas progresistas a la izquierda de los socialistas juntas para dotar a una futura candidatura, que no se llamará Sumar, de fortaleza en un periodo de desgaste tras seis años de gobierno progresista. Pero bajo ese principio de "horizontalidad" y negociación de todos los pormenores del espacio, incluido el liderazgo y los principales actores que lo representan, mediante proceso indiscutible de primarias.
El modelo de Maíllo es el más pragmático, en definitiva. Quiere incluir, en esa unidad a Podemos, quien se desligó del espacio apenas meses después de arrancar la legislatura y semanas después de que lo hiciese el Gobierno de coalición. Lo hicieron denunciando desplazamiento, marginación, incapacidad de que prosperasen sus propuestas y falta de voz pública. Ese desenlace de hace un año dificulta en todo caso el contacto. Sobre todo, si Díaz sigue dentro de Sumar en el futuro. Más allá del propio desagrado colaborativo con Podemos que existen en fuerzas como Más Madrid y Compromís, que terminaron centrifugados del espacio en el pasado.
El asunto es que Maíllo e IU han empezado la nueva etapa de sus siglas con el intento de capitanear ese replanteamiento de lo que hoy es Sumar. A ese nivel parlamentario y creando una plataforma de escucha, para tomar ideas de otras fuerzas hermanadas, de la sociedad civil y de otros entes próximos: Convocatoria por la Democracia. Una vuelta simbólica a los orígenes de IU, en todo caso, con escenificación en la plaza de la Corredera de Córdoba, y en la fecha en la que Julio Anguita hubiera cumplido 83 años. La última que lideró un proceso de escucha similar fue Díaz, se busca trascender en todo caso a las siglas. Aunque como ya se evidenció en las europeas hay distinciones entre las propuestas postcomunistas, verdes o ecofeministas.
Maíllo ya ha dado pasos más allá acudiendo a Navarra o Euskadi para promocionar ese espacio, con una reunión con Arnaldo Otegi, para dialogar sobre "los avances de la clase trabajadora", a la que se ha resistido aún la vicepresidenta segunda. Entre los objetivos de ese relanzamiento está el propio avance social, pero también la puesta de pie en pared frente al avance de la extrema derecha, dijo Maíllo recientemente.
El entendimiento de IU por sí solo con Podemos es factible. Los morados comparten con IU la mayoría de valores políticos y los ejercen igualmente en el grupo de La Izquierda en la Unión Europea, aunque junto a otros siete partidos europeos como La Francia Insumisa o el Bloque de Izquierdas portugués han creado la Alianza de Izquierda Europea, que aspira a ser referente futuro. Pero la colaboración con el resto es más cuestionable. Podemos, por el momento, acredita una hoja de ruta propia con Irene Montero como figura a la cabeza de ella, lo que sitúa dentro de esa izquierda radical dos opciones de futuro: la unitaria general con altura de miras o la división en dos ofertas con el proyecto en el que derive Sumar y Podemos al margen. Según los sondeos recientes, la división es perjudicial para la suma, pero también para la continuidad del Gobierno y de Pedro Sánchez.
Podemos, frente a IU y el resto de socios, en todo caso, se encuentra en una posición mucho más cómoda. En el partido lo saben y así lo reconocen distintas fuentes, apuntando que "no tenemos las manos atadas ni dependemos del PSOE como Sumar". En pro de ese itinerario propio, para adherir al mayor número de descontentos posibles, la crítica a la gestión y las políticas de Sumar, o hacia su 'control' a sus socios socialistas es permanente. Podemos reivindica posturas más duras en cuestiones como el conflicto en Gaza, en Ucrania o la Vivienda, propios de una fuerza de oposición. Bajo ese criterio, Montero ha iniciado una fase de promoción desde su candidatura para las europeas, que acreditaron con dos escaños que cuentan con un respaldo superior al medio millón de votos, hasta la presentación de su nuevo libro, donde pone en valor la labor de Podemos en el pasado y su paso por Igualdad. Su presencia como tertuliana en Cuatro es el último paso dado.
Movimiento Sumar, enfocado en cerrar sus flecos
Frente a la iniciativa tomada por Podemos e IU, que tiene atado internamente sus engranajes, el Movimiento Sumar debe cerrar aún numerosos flecos. El principal es el relevo de liderazgo orgánico tras la salida de Díaz, que ahora solo cumple el papel de referente política en el Gobierno. Ya son dos las ocasiones en las que se ha prorrogado el congreso político pendiente para votar al nuevo responsable, para el que Ernest Urtasun, actual portavoz, o la secretaria de Organización, Lara Hernández, ocupan los primeros puestos en las quinielas para ese proceso aplazado para marzo.
La capacidad de capitalizar ese proceso en el futuro dependerá de distintos factores, entre los que se encuentran cómo es el desenlace de Díaz y los suyos como cuota de gobierno, y el papel que decida tomar la vicepresidenta segunda, manteniéndose como posible candidata del espacio, o dando un paso al lado.
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