Salvo algún giro in extremis, salvo algún imprevisto, la respuesta es un no. Juan Lobato no se plantea presentarse a las primarias del PSOE-M para competir contra Óscar López. No luchará contra él para volver a hacerse por el liderazgo de la federación. Considera que las razones por las que dimitió hace una semana, que expuso en una carta, y que echan sus raíces en un modelo diferente del partido al que defiende Ferraz, siguen plenamente vigentes. Eso sí, no se arrepiente de lo que hizo, no cree que fuera incorrecto llevar al notario, a primeros de noviembre, su conversación por WhatsApp del 14 de marzo con Pilar Sánchez Acera, entonces jefa de Gabinete de López.
Lobato despejó la incógnita sobre su futuro inmediato este martes en conversación informal con los periodistas en el Senado, a la salida del pleno. En la Cámara alta mantiene su escaño, también en la Asamblea de Madrid. "No, no me planteo por ahora presentarme a las primarias", explica, "montar una guerra de militantes contra dirigentes no es mi estilo". El dirigente tiene aún unos días para afianzar su decisión, porque el plazo para presentar las precandidaturas a la secretaría general del PSOE-M finaliza este sábado a las 14 horas. Pero asume que López será proclamado "sin votación". Es decir, que al no tener rival, será proclamado nuevo jefe de los socialistas madrileños por aclamación, sin urnas.
Cuenta que se han montado chats de respaldo, que la gente en la calla le "para" y le muestran su afecto. En el partido, sin embargo, muchos dirigentes recalcan que se quedó sin respaldos orgánicos
Su prevención, ese "por ahora", responde sobre todo a que observa apoyo de las bases, a que recibe centenares de mensajes, a que se han montado chats de respaldo, a que la gente en la calle le "para" y le dan "abrazos" para mostrarle su afecto y darle la razón. Pero es consciente de que en un partido político operan otras consignas y que su movimiento de ir a la notaría para que quedara registrado su chat con Sánchez Acera se ha decodificado en otra clave, que no se ha leído bien. Precisamente de quien no se siente "decepcionado" es del comportamiento de los militantes del PSOE-M. Sin embargo, los cuadros de la federación, de distintas familias, incluso los que le apoyaron hasta el final, coinciden en el mismo diagnóstico: se quedó sin respaldos orgánicos porque nadie comprendió su movimiento, cómo había podido "traicionar a una compañera".
No se plantea tampoco Lobato ir a primarias porque considera que su modelo de partido no es el que defiende Ferraz, el que quedó consagrado en el 41º Congreso Federal del PSOE de este pasado fin de semana en Sevilla. En la carta en la que anunciaba la dimisión, el miércoles de la semana pasada, subrayó que su forma de hacer política, la "buena política", no es "compatible con la que una mayoría de la dirigencia actual" del PSOE defiende. Eso sí, él se reserva para el futuro, para cuando el presidente del Gobierno no esté al frente del partido. Se prestará, señala, "para ayudar", para construir un proyecto cuando la era Pedro Sánchez haya acabado, no necesariamente para "encabezarlo". Es decir, que estará ahí cuando le necesiten. Lobato se siente más cercano al llamado socialismo clásico, el que se referencia en la vieja guardia. "Hay un modelo de partido piramidal. Es el de hoy. Es legítimo, pero no es el mío", sostiene.
López muestra colmillo frente al número dos de Ayuso en el Senado: "La de Óscar es una línea distinta a la mía, la de afrontar la confrontación con la confrontación", reprueba el exbarón autonómico
Lobato es consciente de que Ferraz busca otro estilo de oposición a Isabel Díaz Ayuso. De choque directo con la presidenta madrileña, no de mano tendida. Con más colmillo. Lo escenificó el propio Óscar López en la sesión de control al Ejecutivo en el Senado de este martes, cuando respondió al secretario general del PP madrileño, Alfonso Serrano. El dos de Ayuso llamó "cobarde" al ministro para la Transformación Digital por dejar que "se coma el marrón" su exjefa de Gabinete en la Moncloa, Pilar Sánchez Acera. "De cobardes es acusar sin pruebas y decir falsedades", le respondió López. "Está claro que la de Óscar es una línea distinta a la mía, la de afrontar la confrontación [del PP] con la confrontación". En la Moncloa y en la gestora que gobierna interinamente el PSOE-M subrayan que, en efecto, ese es el estilo que se quiere patrocinar, una línea más agresiva contra Ayuso, ya que ella no se para en barras y confronta constantemente con el presidente Sánchez. "Afortunadamente, Óscar representa un estilo diferente", "es lo que pide el partido", responden a Lobato. El ministro presentará su candidatura el jueves por la mañana en rueda de prensa —no con cuadros y militantes— en la agrupación de Centro de la capital.
Tener una "copia de seguridad"
"Cien veces lo haría igual". El exlíder regional está convencido de que hizo lo correcto cuando acudió al notario a primeros de noviembre, días después de que el Supremo abriera una causa contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por revelación de secretos, por la filtración de datos reservados del novio de Ayuso, Alberto González Amador. Insiste en que solo buscaba disponer de una "copia de seguridad" de su conversación con Sánchez Acera, para "protegerla", y también demostrar que él enseñó aquel 14 de marzo en la Asamblea un documento distinto al que ella le envió a las 8.29. El que sacó a Ayuso desde su escaño era la reproducción de El Plural, con los datos personales tachados, mientras que en el que Sánchez Acera le rebotó sí se podían leer. Él buscaba ese respaldo vía acta notarial, porque podría suceder que "la noticia de El Plural desapareciera de la web", y entonces, sin esa prueba, podría enfrentarse a cárcel por presunta revelación de secretos, "y no es una broma". En la decisión de ir al notario él no actuó, como comentan muchos dirigentes en el PSOE-M, bajo la influencia de su padre, Juan Lobato Valero, exdirigente del partido y conectado con la vieja guardia. También niega que fuera para frenar la candidatura de López, que solo saltó a los medios días más tarde, el 15 de noviembre.
Señala que no ha hablado con Felipe González, aunque sí con su entorno. A García-Page le mandó un WhatsApp para agradecerle su apoyo
Sí hay algo de lo que se arrepiente: "Sí iría a otro notario". Y es que Lobato defiende que la filtración de la noticia procede de la notaría a la que fue, en los aledaños del paseo de la Castellana. Por el momento, lo que ha reclamado es que el despacho abra una investigación interna para ver qué ocurrió. Sí entiende que Sánchez Acera se sienta "dolida". Con ella conversó el domingo 24 de noviembre, poco antes de que Abc publicara la noticia, pero no ha vuelto a hablar con ella.
El martes, relata, ya tenía claro que tendría que dimitir —cuando los periodistas de Abc le contaron la información de la que disponían sabía que sería su fin, admite—, pero consideraba relevante dar el mensaje de su comparecencia ante los medios, cuando denunció el "linchamiento" de su partido. "No había mucha diferencia entre lo que pasó el martes y el miércoles [su dimisión], pero ese mensaje del martes era importante", explica.
En estos días, dice, ha recibido muchos mensajes de apoyo, de militantes, dirigentes, "mensajes humanos". Con el expresidente Felipe González no ha hablado directamente, sí con su entorno, y al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, le envió un WhatsApp para agradecerle el apoyo que le había manifestado públicamente.
Lobato acudía este martes al Senado por primera vez tras su dimisión. Sí se siente conforme con la elección de Jesús Celada como nuevo portavoz en la Asamblea: él era, recuerda, su adjunto en el grupo
Lobato asistía este martes a su primer pleno en el Senado después de su dimisión. Pretende preservar su escaño en la Cámara alta, del que disfruta por su condición de diputado autonómico. No cree que la dirección le vaya a reclamar ninguna de las dos actas y él no piensa renunciar a ellas. En la Asamblea, él ya no será portavoz del grupo. Asumirá ese cargo, por decisión de la cúpula provisional —que preside Isaura Leal—, el parlamentario Jesús Celada. Está conforme. A fin de cuentas, él era su adjunto. Para Lobato, será una nueva etapa. La que se abre sin él de jefe y con López como futuro líder del PSOE-M.
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