En plena promoción desde Ferraz para ocupar el cargo de secretario general del PSOE-M [a falta de primarias y seguirse los plazos], para sofocar la crisis política que ha dejado el caso de Juan Lobato en la federación madrileña, no es la única ocasión en la que el foco crítico se ha puesto sobre Óscar López en torno a una polémica. Actualmente, aspira al puesto que deja vacante Lobato por unas conversaciones sobre las irregularidades tributarias de la pareja de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador, precisamente con su ex jefa de Gabinete, Pilar Sánchez Acera. Algo que le dejaron solo dentro del partido, por resguardarse ante notario. Ella, durante la estancia de López en Moncloa como director de Gabinete de Pedro Sánchez, en marzo, y sin conocerse aún si estancias superiores estaban al tanto de ello, instó a Lobato a emplear en la Asamblea la información de un correo filtrado entre la Fiscalía y la defensa de Amador, en el que se habla de un intento de pacto con Hacienda. Lobato se negó hasta que estuvo publicado en medios.
La otra gran polémica aconteció en marzo de 2013. Por entonces, López era secretario de Organización de la Ejecutiva de Alfredo Pérez Rubalcaba, al que le quedaban sus últimos coletazos antes de la renuncia del secretario general. Como responsable de la 'fontanería' interna del partido, pero también como miembro del aparato castellano y leonés, López estuvo al tanto de las intenciones de los socialistas en Ponferrada (León) para llevar a cabo una moción de censura contra el gobierno municipal del PP de Carlos López Riesco, al que veían agotado. En un significativo 8 de marzo salió adelante la moción, que no pasó desapercibida por requerir los votos de un partido liderado por el exalcalde popular y acosador de Nevenka Fernández, la exconcejala de Hacienda entre 1999 y 2000, Ismael Álvarez.
En un consistorio que exigía 13 concejales para la mayoría absoluta, el PP, con 12, consiguió que Riesco saliese reelegido en 2011 con los cinco votos de los Independientes Agrupados de Ponferrada (IAP) de Álvarez. Para esa moción, el PSOE de Samuel Folgueral, requirió de su apoyo al contar con ocho concejales. No hubo barreras desde Madrid. Con todo, la dependencia de un condenado por acoso sexual en 2002, no gustó ni socialmente ni dentro de las filas socialistas, que acusó un revuelto y la presión mediática antes y después de la moción. Ponferrada pasó de la nada a ocupar portadas de diarios nacionales. López, en su papel de coordinador territorial, fue el encargado de autorizar la moción, eso sí, bajo la condición de que Álvarez dimitiese tras ella y abandonase el consistorio. Así se produjo el 9 de marzo.
En la sesión plenaria que concedió a Folgueral la alcaldía, Álvarez recalcó que le parecía "injusto e incoherente" que se le jugase "dos veces por la misma causa". "Está prohibido", dijo, apuntando que en su caso ya eran decenas de veces. El popular le acusó entonces de llevar buscando la moción "dos años y siete meses" pese a dotarle de su apoyo al inicio. Y dijo a Folgueral que llegaba "hipotecado" y "por la puerta de atrás". Pese al revuelo y a que la moción resultó "poco popular", el PSOE de Ponferrada en palabras ya de su nuevo alcalde, la vio más que justificada junto a IAP al entender conjuntamente "todos los problemas de Ponferrada, grandes y pequeños" y querer hacer política.
López cargó con las culpas y aseguró haber tomado en solitario la decisión para la moción. Los rostros femeninos de primera línea, como Chacón, censuraron las formas
Esa indulgencia de Folgueral no la tuvo la entonces diputada y exministra de Defensa, Carme Chacón [falleció en abril de 2017], quien despuntó dentro de la primera línea socialista. Había sido rival de Rubalcaba para la secretaría general al relevo de José Luis Rodríguez Zapatero. "Es insoportable como socialista que cualquier día, pero sobre todo hoy, vayamos a gobernar Ponferrada por el voto de un acosador sexual. Yo, contraria". Rubalcaba solicitó esa misma jornada que Folgueral dimitiese para cerrar la polémica, sin éxito.
Una comparecencia dura para López
Tras los acontecimientos y las críticas de compañeros de filas, especialmente mujeres, el 9 de marzo, viernes, al secretario de Organización le tocó asumir responsabilidades en una comparecencia de prensa desde la sede nacional de Ferraz. "Reconozco que he cometido un error, porque en política los factores sí que alteran el producto. Álvarez debería haber dimitido antes", declaró López. Dejó abierta la posibilidad de enmendamiento a nivel local, algo que no llegó. En esa rueda de prensa, López reconoció y asumió como propio el "grave error" cometido por la moción, pidiendo, igualmente, disculpas a quienes pudiesen haberse sentido "ofendidos". Insistió en esa idea en su intervención.
En todo caso, López afirmó entonces que aunque la decisión fue "mala", "el fondo" no cambiaba dado que la moción suponía la salida del PP del mando. Además, añadió que con esa moción se producía una buena noticia, que es la dimisión de Álvarez, y se escudó asegurando que no buscaron el apoyo de IAP de forma explícita, aunque por él pasaba la posibilidad de éxito, con todo. "Lo que no cambia es el fondo. Todos rechazamos comportamientos como los del señor Álvarez. Evalué mal porque me cegó que pudiera dejar la política", indicó López, quien ya venía dejando claro que actuó al margen de Rubalcaba y el resto la dirección socialista, que no conocía los pormenores de la moción. Las versiones de distintas fuentes socialistas son contradictorias según las publicaciones de prensa, entre las que afirman y desmienten que todo el PSOE era conocedor.
Perfiles como Julio Villarrubia, Rosa Aguilar, Laura Seara, Leire Iglesias o José María Barreda fuero especialmente críticos y consideraron escuetas las explicaciones posteriormente. Especialmente, por que la operación empañaba años de lucha por la igualdad. "Hay mucho enfado, mucha indignación y mucho dolor", recogió en fuentes la Agencia EFE por entonces. Las explicaciones posteriores de López no cerraron la herida, sino que fueron peores. Rubalcaba castigó internamente, sin trascendencia pública, a López que aunque puso su cargo a disposición del partido, se rechazó su expulsión. El trato se deterioró con el secretario general, pero no hubo tiempo a más derivadas por el inminente cambio de dirección de mediados de año.
Tras ese caso en Ponferrada, el partido se comprometió a hacer cambios en los métodos de toma de decisiones para evitar que este tipo de situaciones volviesen a ocurrir. Como hombre de partido, promocionado bajo el mandato de Zapatero, a la llegada de Sánchez en la primera etapa pasó por el Senado como portavoz. Cuando Sánchez ascendió a presidente del Gobierno con otra moción de censura, le designaron como presidente de Paradores, al que siguió el nombramiento de mano derecha del presidente en Moncloa y ministro de Transformación Digital a la salida de José Luis Escrivá al Banco de España. Ese nexo asesor a Sánchez, además de su trayectoria en el partido, le han valido para ser perfilado como sucesor de Lobato. Este jueves López confirmará su candidatura a la que probablemente aspire en solitario.
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