Jaime Mayor Oreja (San Sebastián, 1951) atesora una larga experiencia política que arrancó en los 'años de plomo' de ETA, época en la que vio cómo eran asesinados los principales dirigentes de la UCD vasca. Acabó siendo ministro del Interior con José María Aznar y aspirante a la sucesión, aunque ahora está liberado de la militancia popular "y hablo desde mi independencia". Conocida de sobra es su tesis respecto a que ETA está más viva que nunca, pero la última polémica que le ha rodeado tiene que ver con el acto del Senado, el pasado lunes, de Red de Política de Valores (Network for Values) en contra del aborto y de la que es presidente de honor.

Cree que "hay un intento de reemplazar un orden social por otro" y eso incluye no sólo el aborto, sino también la eutanasia, las leyes LGTBi y hasta la memoria democrática. También la teoría de la evolución de Darwin. A fin de cuentas, como profundo católico, "creo en el Dios creador". Presidente de la Fundación Neos, le pillamos en México, país donde quiere abrir un debate cultural sobre fundamentos cristianos y, ya de paso, acudir a la boda del hijo menor de Aznar, Alonso Aznar Botella.

Pregunta. -¿Imaginaba el revuelo que se iba a organizar con el acto del lunes en el Senado?

Respuesta. -Sinceramente no. Soy el presidente de honor de esa organización, que puse en marcha hace 15 años. Desde el Parlamento Europeo decidimos convocar a una serie líderes iberoamericanos para un diálogo transatlántico en valores. Interpreto que, desde lo que ha pasado en Estados Unidos, hay un deseo de acrecentar la presión hacia los que creemos en una determinada concepción de la persona. Es la única interpretación a esa rabia.

P. -¿Dice que tras el triunfo de Trump se ha abierto una especie de cacería?

R. -Lo que se ha abierto es un debate cultural en cuanto a la concepción de la persona humana. La candidatura demócrata había hecho de la libertad del aborto un elemento esencial de campaña. La izquierda norteamericana se presentó a estas elecciones como la genuina representación de la política woke y han perdido.

P. -Ha insistido en no encuadrarse en la ultraderecha, pero en el acto del Senado estaban representados los principales partidos de este espacio político. Quizá no sean las mejores compañías.

R. -También he visto a amigos míos que eran del PP de toda la vida. Las buenas o malas compañías son por las ideas que tú tienes. Lo fácil es decir que si este es de Meloni o de Hungría es un ultra, pero es que hemos alcanzado tal relativismo en el seno de los partidos tradicionales que, al final, se han ido muchos. Hay una deserción porque esta ideología woke, este relativismo, también se ha instalado en los partidos tradicionales.

"Nunca he sido favorable al derecho del aborto. No es un derecho, es una tragedia, incluso un crimen"

P. -¿Incluidos los partidos conservadores?

R.-Hay personas que están de acuerdo con esta doctrina. En Europa está habiendo una decadencia y lo vemos en lo que está pasando en Francia, Italia o Alemania. Lo más fácil es decir que quien está reaccionando de determinada manera es un ultra, pero lo importante son los fundamentos y la solidez de los mismos

P. -Formó parte de un gobierno que no modificó la ley de supuestos del aborto. ¿Cree que bajo determinados supuestos sí se puede interrumpir el embarazo?

R. -Nunca he sido favorable al derecho del aborto. No es un derecho, es una tragedia, incluso un crimen. Siempre he tenido la idea de que no compiten dos derechos, el derecho de la mujer y el del niño que va a nacer, sino el derecho del niño, que ya es una realidad distinta, que es otra vida, que compite con la obligación de los que le han concebido. Compite un derecho con una obligación. Esa es mi posición. En aquel momento había una ley de supuestos que no me gustaba, aunque me ocupé de una cosa diferente que fue combatir el terrorismo. Soy coherente con todo lo que he hecho y con lo que no he podido hacer . Tenía que haber dado más la batalla, no sólo en el tema del aborto, sino la cultural. No hicimos disparates de ninguna de las maneras, pero probablemente faltó una mayor presencia en el ámbito cultural.

"Yo creo en Dios, creo en Dios creador y no impongo esa idea en los demás"

P. -¿Ha abrazado las teorías creacionistas?

R. -Nunca he escondido mi fe. La fe no hay que imponerla, pero tampoco ocultarla. Yo creo en Dios, creo en Dios creador y no impongo esa idea en los demás. En el libro "Dios, la ciencia, las pruebas" de Oliver Bonnassies y Michel-Yves Bolloré se expresa que el relato de la evolución está perdiendo ante la verdad de la creación. Cada vez hay más científicos que dicen que debe haber algo y es ese Dios creador. No sé si eso es ser creacionista o no. La verdad es que no sé lo que son las teorías creacionistas, pero la teoría de Darwin está cada vez menos sostenida en la ciencia. En Francia, aquellos filósofos que tienen más presencia en los medios, defienden las mismas ideas que nosotros. El salto es completo.

P. -¿Los filósofos son ahora más de derechas?

R. -Defienden valores, virtudes, mandamientos... no el azar, como si un día te tocara la lotería. Cada día creen más en la idea de un Dios creador.

P. -El Papa Francisco ha dicho que la teoría de la evolución y el big bang son reales.

R. -No sé, yo le digo lo que yo creo, pero que yo sepa la Iglesia ha defendido la idea de un Dios creador, un Dios que existe, frente a lo que es la teoría de la evolución, que excluye en buena medida la existencia de Dios.

"Para los partidos de la derecha resulta cómodo no entrar en un debate sobre la batalla cultural"

P. -¿Comparte tesis como la de la ugandesa Lucy Akello, presente en el acto del Senado, partidaria de encarcelar a los homosexuales?

R. -Es evidente que no concibo eso. Hay que pensar que hablamos de una reunión en la que había más de 300 personas, muchas de las cuales vienen de países donde hay un intento de colonización cultural brutal. En África se está produciendo una colonización cultural casi peor que la que sufrieron hace un par de siglos. Es posible que haya unas cuestiones que no sean mínimamente aceptables. Esta es inaceptable. Pero al final, eso no retrata un foro. No tengo porqué coincidir con todos y cada uno de los miembros de ese acto.

P. -¿Ha tenido ocasión de hacer sus planteamientos a Feijóo? El líder del PP cerró el debate sobre la ley del aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo.

R. -He tenido alguna ocasión de hablar con él pero yo tengo mi propia posición. Yo no pertenezco al PP ni a ningún partido. Hablo desde mi independencia. Estoy representando a Neos. No es cualquier batalla. Los problemas no vienen derivados de la inflación, del coste de la vida o del consumo, sino que está en los fundamentos y uno de los errores de los partidos tradicionales es que no han dado importancia al debate cultural por comodidad. Para los partidos de la derecha resulta cómodo no entrar en un debate sobre la batalla cultural.

"La Iglesia muchas veces es un gigante dormido"

P. -No sé si espera de un hipotético gobierno de Alberto Núñez Feijóo que derogue leyes como la de la eutanasia.

R. -Es el aborto, es la eutanasia, son las leyes de género, las derivados de la ley de memoria histórica y democrática... Aquí hay un intento de reemplazar un orden social por otro. Esto es un disparate que nos está llevando a dónde nos está llevando y no es por influencia de la Iglesia católica, que casi no habla de estos temas.

P. -¿Cree que la Iglesia está haciendo dejación de sus funciones?

R. -Muchas veces es un gigante dormido que, de alguna manera, tiene una situación muy complicada. Hay una moda dominante derivada de lo que significa esta nueva cultura y la Iglesia también tiene su propio debate interno. ¿Hay que adaptarse? ¿Es irreversible este nuevo orden social? No creemos que haya aceptar la resignación como criterio.

"Falsos derechos"

P. -¿Lo que defiende no puede definirse de involución y negación de derechos conquistados?

R. -No son derechos conquistados, son falsos derechos. No tiene nada que ver con la declaración de los Derechos Universales del año 48, nada que ver con esta deformación, fruto de la comodidad y de lo que significa un relativismo extremo. Todo estaba diagnosticado por el papa Benedicto XVI, certeramente adelantando un diagnóstico que era verdad. Hay parte de la derecha que quiere aceptar eso pensando que es irreversible y yo tengo otro concepto. Déjenme expresarlo porque tengo derecho a decir lo que pienso.