Sanitarios que tocan donde no tienen que tocar. Donde no duele, pero donde dejan un daño irreparable. La violencia sexual con pacientes por parte de sanitarios es una realidad callada por las víctimas e ignorada por las autoridades. La relación profesional-paciente, es una relación de poder, de la que algunos abusan, en el caso de los médicos están reconocidos como autoridad pública.

No existen cifras que muestren el alcance de un problema que implica a todo tipo de profesionales de la sanidad y que, además tiene varias direcciones. Sanitarios que acosan a pacientes y pacientes que acosan a sanitarios, a la que hay que sumar el acoso entre profesionales sanitarios que es más vigilado y reconocido. 

Este acoso silenciado en el ámbito sanitario se circunscribe al mismo tipo que hemos visto protagonizado por deportistas, profesionales del mundo del espectáculo y políticos. Está metido en un cascarón y no se habla de él. El canal de expresión de las víctimas abierto por Cristina Fallarás es la brecha por la que se puede ver esta realidad de acoso en el ámbito sanitario. 

“El asunto de las agresiones sexuales contra las pacientes es, probablemente, después de las agresiones sexuales en familia, el que más me llega, sobre todo en ámbitos de ginecología y traumatología, y también de pediatría. Si te paseas por mi Instagram verás que hay muchos. Mujeres que van a hacerse pruebas de lo que sea, de la rodilla del tobillo, y el tipo les dice desnúdate o enséñame el ano, o sea, ese tipo de asuntos”, explica la periodista que con su canal propició la renuncia de Íñigo Errejón de la vida política.

Ni en Sanidad, ni en Igualdad, ni en comunidades autónomas, ni en colegios profesionales hay protocolos de actuación ante estos casos para las víctimas, ni hay registros de casos de esta naturaleza; como si no existiera. La violencia sexual en el ámbito sanitario parece que sólo existe de pacientes hacia sanitarios y entre profesionales. Situaciones para las que hay protocolos específicos de actuación y vías para que las víctimas denuncien. Cualquier víctima puede denunciar, pero la ausencia de canales creados específicamente para estos casos dificulta el paso de las víctimas.

Recibimos muchas llamadas de mujeres que nos dicen que el médico les ha tocado algo para lo que no iban, llaman para desahogarse, pero no denuncian por miedo

Consultamos a la Asociación el Defensor del Paciente. Tampoco hay protocolos, no hay vías para canalizar la violencia sexual con pacientes. Pero hay casos, llegan vía telefónica a esta asociación. Lo cuenta su presidenta, Carmen Flores. “Recibimos muchas llamadas de mujeres que nos dicen que el médico les ha tocado algo para lo que no iban, nos cuentan lo que les ha pasado. Nosotros no podemos ayudarlas, llaman para desahogarse, pero no denuncian por miedo”, explica.

La presidenta de esta organización centrada en las negligencias médicas no aborda esta realidad pero no le es ajena. “Este problema siempre ha existido, a mi me pasó, sigue pasando”, reconoce. “Con 16 años fui al médico por anginas, iba con mi madre, pero detrás del biombo me tocó el pecho. No se me ha olvidado, eso no se olvida”, relata. “En el ámbito sanitario hay abuso”, asevera Flores.

Un repaso por los testimonios recopilados por Cristina Fallarás -de los que ha publicado una selección bajo el título No publiques mi nombre (Sigo XXI)- da cuenta de cómo son este tipo de abusos.  Desde mujeres que son obligadas a quitarse el sujetador cuando no es necesario a mujeres de las que abusó su ginecólogo, sin faltar casos de los más visibles de médicas abusadas por otros médicos

“Creo que debería haber un protocolo de denuncia y en este caso creo que no se necesitaría que fuera anónima, que podría ser con nombres y apellidos. Esas mujeres no han tenido donde denunciar. Cuando un médico, al que vas a ver por las rodillas, te dice que te desnudes es muy bochornoso ir a la policía. Muchas no saben siquiera que eso es un delito. Te cuentan que el médico les tocó los pezones o les rozó la vulva, pero que iban a verse unos juanetes, ese tipo de cosas. Muchas muchachas que van a sus primeras pruebas ginecológicas, las meten detrás del biombo y ellas piensa que la cosa está bien hecha porque su madre está al otro lado del biombo. Pero mientras ellas están con el médico detrás del biombo, el médico hace lo que les da la gana con ellas”, asegura Fallarás.

La dificultad de abordar este tipo de abuso parte de que no está muy estudiado. La encuestas a médicos de Medscape aborda las malas conductas entre médicos, pero no hacia pacientes. Pero los datos son abrumadores a la hora de mostrar que entre estos profesionales hay violencia sexual. Violencia visible, perseguida y protocolizada entre profesionales y hacia profesionales por parte de los pacientes, pero invisibilizada hacia pacientes. En países como Reino Unido sí se han establecido canales de información específicos para estos casos en los que, al menos, explican cómo actuar.

Cuando un médico, al que vas a ver por las rodillas, te dice que te desnudes es muy bochornoso ir a la policía

“Según nuestros datos cerca del 5% de los médicos refieren haber sido objeto de estos abusos y casi el 8% han presenciado estas conductas. Ahora bien, un 72% de los encuestados está de acuerdo con la afirmación de que estas conductas son tácitamente aceptadas en sus centros de trabajo, aunque el 84% manifestaron estar en desacuerdo con esto”, explica el responsable del estudio, el doctor Javier Cotelo Vila.

Entre los profesionales hay confianza en las investigaciones que se abren cuando hay sucesos de este tipo. “Un 65% que señaló que confía plenamente en los encargados de llevar a cabo las investigaciones cuando se dá algún caso de acoso sexual laboral, aunque el 17% muestran su desacuerdo parcial o total con la capacidad y competencia de estas personas”, asegura Cotelo.

La encuesta no aborda el abuso con los pacientes y no sabemos si éstos son conscientes de qué hacer, pero nos revela los que ocurre entre personal cualificado como es el sanitario. “Unas cifras que preocupan, el 30% de los que sufrieron estos abusos no lo denunciaron por falta de apoyo de la organización o Administración, y el 18% dijo desconocer la normativa y procedimiento para denunciar el caso”, añade.

Estudio en Alemania

Un estudio realizado en Alemania y publicado por la revista Epidemiología y Ciencias psiquiátricas de la Universidad de Cambridge, aborda este tipo de violencia sexual. Si bien son datos que no se pueden extrapolar de un país a otro, dan cuenta de la realidad en un país europeo. Según la encuesta de este estudio el 4,5% de las mujeres y el 1,4% de los hombres informaron haber sufrido violencia sexual por sanitarios. El 3,2% de las mujeres y 0,6% de hombres habían sufrido exámenes físicos innecesarios y ek 2,5% mujeres y el 0,6% de hombres participantes informaron haber sufrido acoso sexual por parte de profesionales de la salud. 

El estudio pone de relieve quienes reconocen haber sufrido esta violencia son de todas las edades, pero un 31% eran menores cuando se habían producido los hechos. Los acosadores son principalmente hombres, el 91% de todos los casos de acoso sexual notificados fueron causados por ellos y también fueron ellos, en un 94% de los casos de exploraciones físicas innecesarias”.

La lucha de las feministas contra la violencia sexual se libra por espacios, esto es, hacer seguros los lugares donde se han cometido estas agresiones. En una reciente entrevista Cristina Fallarás nos hablaba de que su canal cumple la función de dar visibilidad a estos casos. Luego van las denuncias que necesitan de canales que faciliten su viabilidad y la seguridad de las denunciantes. Visibilidad como en el caso de Jennifer Hermoso que cambió la situación en ese espacio. Hoy las futbolistas tienen un protocolo ante la violencia sexual, las pacientes, no.