Víctor de Aldama buscaba la libertad el pasado 21 de noviembre cuando pidió declarar voluntariamente ante la Audiencia Nacional. Consiguió lo que quería ese mismo día, después de que la Fiscalía Anticorrupción informara a favor de su excarcelación. Qué busca ahora el comisionista más cotizado de los últimos tiempos es todavía motivo de disputa entre su entorno que asegura que es contar la verdad y colaborar con la Justicia, y sus detractores que ven tras sus confesiones intereses oscuros para derrocar el Gobierno.
Sea como sea, los jueces siguen estando dispuestos a escucharlo y la Guardia Civil se centra en hilar fino los indicios que avalan lo que cuenta. Ni un mes después de que descargara artillería pesada en el 'caso Koldo', Aldama vuelve a declarar en la misma causa, esta vez, ante un juez diferente porque parte de la investigación ha escalado al Tribunal Supremo donde está aforado el exministro José Luis Ábalos.
El comisionista más mediático de los últimos tiempos se enfrenta a las contradicciones con el exsecretario de Organización del PSOE que se le desmarcó totalmente el pasado jueves. Según Ábalos, apenas comieron un par de veces, pero nunca le pidió nada concreto; tampoco le entregó dinero en efectivo nunca y mucho menos hubo constructoras que le pagaran comisiones en 'b' a cambio de pre-adjudicaciones amañadas.
Aldama cambia el escenario, cambia de juez --de Ismael Moreno a Leopoldo Puente-- y cambia de fiscal --de Luis Pastor al fiscal jefe Anticorrupción, Alejandro Luzón--, quien no se mueve ni un centímetro es el abogado, José Antonio Choclán, artífice del pacto con el Ministerio Público que está llevando a Aldama a tirar de la manta.
Las expectativas son máximas porque en su última declaración el empresario no sólo apuntaló los indicios que ya tenía la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre la mesa, relacionados con los pagos a Ábalos de un chalé, un piso para una novia o dinero en efectivo, sino que disparó aún más alto, acusando al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y al jefe de gabinete de la ministra de Hacienda, Carlos Moreno, de recibir dinero negro de sus manos. Dijo 15.000 euros y 25.000 euros respectivamente.
De todo lo que contó hay afirmaciones que se han ido corroborando, por ejemplo, la relacionada con su colaboración con la Guardia Civil. Algunos miembros se rieron de él al día siguiente, pero Aldama ha desempolvado el álbum de fotos que demuestra que estuvo con los agentes en prácticas de tiro o en una cacería con miembros del FBI. Fue, además, condecorado en privado por un alto mando del Servicio de Información de la Benemérita.
También demostró por la vía de los hechos (o de las fotos) su relación con Pedro Sánchez. Para el presidente una "inventada", tal y como lo contó, y aunque las versiones son dispares, la realidad es que Aldama estuvo con el líder del PSOE en el acto de presentación de la candidatura de Pepu Hernández en Madrid, así como en la sede de Ferraz cuando en 2019 los socialistas ganaron las elecciones.
Sin embargo, otras afirmaciones siguen siendo simplemente palabras. Los pagos en efectivo, por ejemplo, o la acusación que hizo al Ministerio de Transportes en la que apuntó que había tres constructoras (Obras Públicas y Regadíos, Áridos Anfersa y Levantina, Ingeniería de Construcción) que pagaban dádivas a la cúpula política ministerial a cambio de recibir contratos públicos.
Aquí, sin embargo, la Fiscalía Anticorrupción parece tener más información al creer que los contratos que se adjudicaron fueron modificados para inflar el dinero posteriormente y así llevarse las mordidas. Estas modificaciones son cosas "de los técnicos", dijo Ábalos que negó tajantemente este extremo. Aldama tiene la oportunidad de relatar a fondo cómo se hizo con ese documento que entregó al Supremo subrayado con rosa en aquellas obras que, según su relato, estaban trucadas.
Entre las cuestiones que tendrá que aclarar también aún está la de qué es eso del "cupo vasco" que supuestamente le dijo Koldo sobre Santos Cerdán y que su abogado decidió dejar "para más adelante"; o qué supuestos pagos les hizo a la familia de Ábalos a la que también implicó en su último escrito dirigido al Tribunal Supremo.
El interés está también en saber si seguirá contando novedades sobre la presunta corrupción en el Gobierno. En el escrito que envió al alto tribunal ya apuntó nuevas relaciones como la del exjefe de gabinete de Sánchez y presidente de Correos Juan Manuel Serrano, que este medio ha confirmado a través de una conversación de Whatsapp.
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