Cristina Álvarez, la asesora de Moncloa que ha participado en el desarrollo de las actividades privadas de Begoña Gómez, ha declarado este viernes en los Juzgados de Plaza de Castilla para explicar que fue la esposa del presidente la que la contrató porque necesitaba crear un entorno de "confianza, seguridad y discreción", según han relatado fuentes presentes en el interrogatorio a El Independiente. A pesar de que se sospechaba que el juez Juan Carlos Peinado podía imputarla por un posible delito de malversación de caudales públicos, finalmente ha salido igual que entró, como testigo.

Álvarez ha llegado a los juzgados de Plaza de Castilla a las 11:00 de la mañana, treinta minutos antes de la hora a la que estaba citada, junto al abogado José María de Pablo. Ha entrado a prestar declaración, sola, a las 11:46. Ha explicado que ella trabajaba en una empresa privada y que Gómez la llamó cuando su marido Pedro Sánchez llegó a la presidencia para decirle que le habían informado de que tenía derecho a tener una asesora, y que quería que fuera ella. Un puesto de confianza que, según su versión, han tenido otras mujeres de presidentes del Gobierno en la democracia. Comenzó a trabajar el 26 de julio de 2018.

La asesora de Moncloa ha especificado que cobraba 49.000 euros brutos de sueldo público y que tenía un despacho en la sede presidencial. Según su relato, ella "ayudaba" a Gómez, con la que tenía una relación de amistad, y en ocasiones le "hacía favores", como por ejemplo buscar alumnos para el máster de la Universidad Complutense que co-dirigía. En relación a este máster, ha manifestado que a veces la confundían con la coordinadora del mismo y la Universidad la involucraba de más en los asuntos.

Por otro lado, Álvarez ha relatado que se encargaba de controlar la agenda de la mujer del presidente y de ponerse en contacto con las unidades de seguridad en función del lugar al que se fuera a desplazar. Ha dicho desconocer si en su contrato se incluían las funciones que debía desarrollar en su puesto de trabajo, y que nadie se reunió con ella para explicarle cuáles eran.

Sobre los correos en los que aparece con su email personal, ha contado que en ocasiones, cuando se trataba de actividades privadas de Gómez, la ponían en copia para que estuviera al tanto de los asuntos y pudiera hacer la agenda, aunque "no le interesaban" y los "desechaba". "Ella tenía sus correos, ella llevaba su parte profesional, yo estaba en copia", ha asegurado.

Sí reconoce haberle pedido en un correo a Reale Seguros, una de las empresas que patrocinaba la Cátedra de Transformación Social Competitiva de la Complutense, que siguieran como patronos después de que decidieran abandonar el patrocinio. "Begoña me pide un favor. Soy su amiga y lo hago", ha indicado en su declaración. "Es un segundo, es mi trabajo 24 horas al día".

Asimismo, ha subrayado que nunca mantuvo reuniones ni con el empresario Juan Carlos Barrabés (también imputado en la causa), ni con el rector de la Universidad Joaquín Goyache. Sí las tuvo, en cambio, con el vicerrector del Centro, con quien tenía una relación de "confianza" y que "le daba recados" para Begoña Gómez.

Además, ha declarado no conocer a Juan José Güemes, el directivo del Instituto de Empresa encargado de contratar en 2018 a la mujer del presidente como directora del Africa Center, y no saber por qué cesó de este cargo. Admite haber llevado la agenda en lo referido a este organismo, pero al igual que con la Complutense, lo hacía generalmente para gestionar sólo los billetes de los viajes y el dispositivo de seguridad.

Álvarez ha enmarcado toda su actividad laboral dentro de la normalidad y ha aclarado que su nómina la paga Presidencia. El juez Peinado, al terminar la declaración, ha apercibido a las acusaciones populares por dar ruedas de prensa en el exterior y ha señalado que abrirá una pieza separada para investigarlo.