Es el último intento por sacarlo adelante. Esta vez a través de la presión y el cuestionamiento. El gravamen a las energéticas ha abierto un nuevo frente entre el PNV y EH Bildu que ayer elevó el tono tras la aprobación del nuevo decreto que el Gobierno había acordado con Podemos. EH Bildu presentó ayer como un acuerdo con el Ejecutivo algunos de los elementos que incorpora la medida, como las desgravaciones fiscales que incorpora por inversiones en materia de descarbonización y la posibilidad de convertirlo en impuesto posteriormente a través de un proyecto de ley.

La izquierda abertzale busca presionar al PNV para que reconsidere su rechazo y acceda a respaldar la prorroga del impuesto a las energéticas recogido en el nuevo decreto y que el Congreso deberá convalidar antes de un mes, "que abandone las excusas". La coalición de la izquierda abertzale quiere escenificar que el partido de Ortuzar incurriría en contradicción si finalmente no respalda una medida que incluye algunas de sus peticiones. Reitera que en ella se incluye la conversión en impuesto del gravamen a las energéticas y poder concertarlo después con las haciendas vascas.

Por el momento, el PNV le ha respondido con dureza y con un profundo malestar. Considera "un insulto a la inteligencia" que Bildu se quiera ahora presentar como el "salvador del autogobierno vasco" después de que hace sólo cinco días votara a favor de un gravamen que iba contra "la línea de flotación de nuestro autogobierno". Reclama a la coalición "rigor y seriedad" en sus planteamientos, de los que considera que hasta ahora ha carecido.

"No existe razón para oponerse"

El PNV ya escenifico la semana pasada en el Congreso su rechazo al gravamen que se ha aplicado los dos últimos años y el Gobierno quiere prorrogar, al respaldar la enmienda del PP que tumbaba su continuidad. Un voto en contra que, junto al de Junts, obligó al Gobierno a aprobar otro decreto con un gravamen que, esta vez, incorpora desgravaciones fiscales a las compañías que inviertan en descarbonización.

EH Bildu eleva la presión al recordar al PNV que con los cambios incorporados ya no le valen excusas: "Ante este escenario no existe ninguna razón válida para que las fuerzas políticas vascas se opongan a esta medida", señala Bildu en un comunicado. Recuerda al partido de Ortuzar que respaldar el decreto aprobado ayer por el Consejo de Gobierno es apoyar el "autogobierno vasco", además de asegurar unos ingresos para las arcas forales vascas de 67 millones de euros anuales. De no hacerlo, señala la coalición, "deberá dar explicaciones claras a las sociedad vasca".

Desde el PNV insisten en que cualquier modificación debe pasar por una reforma del Impuesto de Sociedades. Reiteran que ya el decreto anterior, aprobado en 2023 y que se ha aplicado este año, contemplaba la conversión del gravamen en impuesto "y no se ha realizado": "¿Qué hace pensar que ahora se concertará y no se mantendrá como gravamen?".

A través del Impuesto de Sociedades

El PNV asegura que ha sido claro con esta cuestión y que no va a aceptar un gravamen: "Las cosas o se hacen bien o no se hacen". La formación insiste en que la vía del Impuesto de Sociedades es la adecuada y que a través de ella se podría modificar la carga impositiva de las compañías. Un impuesto que correspondería en todo caso recaudar a las haciendas vascas, tal y como reclama.

El rechazo del PNV se suma al de Junts, que también se ha opuesto a que se siga aplicando este gravamen a las energéticas. En el caso de la formación de Puigdemont ni siquiera la transformación en impuesto le haría cambiar de posición. Al contrario que el País Vasco, en Cataluña no cabría la concertación de ese hipotético impuesto que anuncia el Ejecutivo para 2025. Tanto el voto del PNV como el de Junts son necesarios para sacar adelante la medida en la Cámara Baja.