Cerca de cumplirse las 48 horas desde su emisión, el partido que dirige Santiago Abascal aún no ha valorado el mensaje de Navidad de Felipe VI. Una omisión que choca con las actuaciones cotidianas de la organización tras cada intervención desde Zarzuela desde, al menos, su salto al juego político nacional. Contrasta, además, con el resto de fuerzas nacionales, afines o díscolas con la Corona, que sí han hecho suyas las palabras del monarca, lo las han enmendado.
Que Vox es una de las organizaciones que respaldan la actual forma del Estado es indiscutible, más allá de pretensiones reformistas como el sistema autonómico, por ejemplo. Aunque también lo es la existencia dentro del grupo de corrientes más reticentes con ella. En pasadas ocasiones, Vox ha utilizado partes del mensaje navideño para compartirlas a través de sus redes sociales, su máximo vehículo de contacto con el votante. Incluso su presidente, Abascal, alguna vez ha difundido instantáneas junto a sus hijos atendiendo a las palabras del Rey.
El silencio de la marca ultraconservadora llega después de varias manifestaciones de Felipe VI distinguidas, entrando en materia aunque desvinculándose con ello de los postulados de Vox. Primero, reconociendo la capacidad de consenso político para suprimir el término 'disminuido' de la Constitución Española a principios de este año, con la reforma del artículo 49. Un apoyo masivo de la Cámara Baja al que solo se opuso Vox. No por no coincidir, explicaron entonces, sino por las formas tomadas para la modificación, por tramitación directa, y "sin informes preceptivos". Además, denunciaron que la nueva redacción abría una discriminación por géneros.
La segunda, más destacable: la cuestión migratoria. Es la principal bandera de Vox para hacer política de este año. Agitada para el ciclo electoral de la primera mitad, y azuzada por el agravamiento de la crisis migratoria de Canarias y Ceuta. Frente al discurso sostenido de Vox, de primar los canales legales, reforzar las fronteras, deportaciones masivas y rechazo a regularizaciones, combate a la cultura islámica, Felipe VI esbozó una posición de consenso estatal más próxima a lo defendido por el Gobierno y el PP dentro de sus propias diferencias, que han impedido que se cierre 2024 con un acuerdo de distribución de menores extranjeros no acompañados.
Felipe VI esbozó una posición de consenso estatal, más próxima a lo defendido por Gobierno y PP pese a sus propias diferencias
"La inmigración es un fenómeno complejo y de una gran sensibilidad social [...]" sin la que "no podrían explicarse las sociedades del presente, abiertas e interconectadas", dijo Felipe VI frente al rechazo del globalismo manifestado por Vox. "Sin la gestión adecuada, pueden derivar en tensiones que erosionen la cohesión social", añadió. El monarca llamó a un "esfuerzo" conjunto para la "integración" y el "respeto de las leyes y las normas básicas de convivencia y civismo". Otro punto del discurso que puede entenderse polémico es cuando el Rey apuntó que la gestión migratoria hay que abordarla "con el reconocimiento de la dignidad que todo ser humano merece", y por ende, los canales legales establecidos, alejándose así —o al menos dándolo a entender— de esas deportaciones masivas si hay demandas de acogida y asilo de por medio.
"La manera en la que seamos capaces de abordar la inmigración, en coordinación con nuestros socios europeos y los países de origen y tránsito, dirá mucho en el futuro sobre nuestros principios y la calidad de nuestra democracia", finalizó este asunto el jefe del Estado.
Precedente por la aprobación de la amnistía
A este distanciamiento ideológico, o de la manera de entender la política, se unen precedentes significativos dados estos meses atrás. Especialmente en torno a la elaboración y aprobación de la ley de amnistía. Después de insistir al PP, con mayoría absoluta, de la necesidad de vetar la proposición de ley llegada al Senado tras validarse en el Congreso, incluso saltándose la legalidad. Los populares consultaron a los letrados de la Cámara Alta, descartándose la posibilidad de bloquear una tramitación que, además, llegó por vía urgente.
Por ello, y al considerar que la norma aprobada iba "en contra del discurso del 1-O" —tras los acontecimientos más álgido del procés— del monarca, desde Vox instaron a la Corona, así como a otras instituciones como la de los jueces, a dar "una respuesta". Es decir, sugiriendo al Rey la no firma de la ley para que entrase en vigor, aunque desde el partido no se entró a valorar las formas en las que debería hacerlo. Tampoco se cargó directamente contra el monarca, sí contra el Gobierno, por "obligar" al Rey a esa firma. Es más, una semana después Pedro Sánchez se convirtió en el objeto de críticas y se enmendó posiciones mostrando respaldo a Felipe VI: "Seguirá defendiendo a todos los españoles de todos esos intentos por destruir la monarquía parlamentaria".
"Es el momento de que las instituciones hagan un esfuerzo por resistir el golpe, por defender a los españoles, la unidad nacional y la igualdad de todos ante la ley". Los españoles se sienten "abandonados por todas las instituciones", dijo Pepa Millán el 11 de junio en el Congreso de los Diputados. Incluyendo implícitamente a la Corona, que no tomó ninguna acción. Felipe VI firmó la norma la tarde anterior, sin capacidad de negativa aunque así lo quisiese, por ley.
Fuentes de Vox, consultadas por El Independiente, reconocen la existencia de descontento con el retrato hecho por el monarca sobre el artículo 49, la inmigración y la falta de protagonismo para incentivar la negativa a la ley de amnistía durante su elaboración y aprobación. Eso, con todo, no ha llevado a un desplante al jefe del Estado en diversos actos como los del Día de la Hispanidad del 12 de octubre o el de la Constitución el 6 de diciembre.
Desde el PP se evita entrar a valorar las acciones de otros partidos, pero creen que el silencio trasladado por Vox habla por sí mismo. Sin que sea consecuencia, a la derecha de Vox, la presencia de Alvise Pérez y Se Acabó la Fiesta está levantando una pulsión antisistema y contra el régimen del 78, incluida la Corona. De momento, de manera oficial y en conversaciones privadas, en la dirección nacional de Vox marcan notables diferencias con esos postulados del ahora eurodiputado. En las protestas de Ferraz, cabe recordar, movimientos de extrema derecha cercanos a Alvise y otros grupúsculos ultra reivindicaron banderas nacionales sin el escudo real. Entonces, Vox también se desmarcó y apeló a la libertad de expresión.
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