Lo anticipó el propio Pedro Sánchez. La futura reunión con Carles Puigdemont no tiene fecha. No está en su agenda. Pero lo que también ya asoma como una conclusión clara, a ojos de su Gobierno, es que no tendría sentido que esa foto, de gran impacto político —pero coste, creen, "amortizado"—, tuviera lugar antes de tiempo. En el Ejecutivo defienden que no debería producirse hasta que estuvieran amarrados los Presupuestos Generales del Estado, porque no cabe entregar una "baza" al expresident y líder de Junts, una imagen tan valiosa, a cambio de nada. No se teme la reacción de la derecha, la crítica segura de PP y Vox, que se da por descontada, pero tampoco se quiere actuar con "ingenuidad", precisamente cuando las relaciones entre los socialistas y los posconvergentes atraviesan un momento de enorme tensión.

"Nadie está en eso ahora mismo", responden a El Independiente fuentes del Ejecutivo cuando se les pregunta si la reunión con el jefe de Junts, forzosamente fuera de España, puede estar próxima en el calendario. "Puigdemont no quiere la amnistía política. Esa ya la tiene. La tiene hasta del PP. Lo que quiere es la amnistía penal", añaden. En la Moncloa, por tanto, no preocupa la presión que están ejerciendo desde la formación independentista para que el presidente legitime como interlocutor a su líder. El mismo Puigdemont protestaba en su entrevista en TV3 del pasado 17 de diciembre —por cierto, poco rentable en términos de share, apenas un 12%, por debajo de La revuelta de David Broncano (La 1 de TVE)— por el hecho de que el president, Salvador Illa, no quisiera verse con él. Y su número dos, Jordi Turull, decía en elDiario.es que no aplicar políticamente la amnistía es "decir que yo con este señor [Puigdemont] no me voy a reunir a no ser que me digan no se qué", "no entiendo por qué si tienes un socio de gobierno no quieres hablar con el que sabes que lidera la otra parte".

Puigdemont no quiere la amnistía política. Esa ya la tiene. La tiene hasta del PP. Lo que quiere es la amnistía penal", apuntan fuentes del Ejecutivo

Sin embargo, en el Ejecutivo apuntan a que esa "urgencia" de los posconvergentes es más "interesada" que real. Es decir, que en realidad no persiguen la imagen con Sánchez. "La foto nos da igual a todos, a ellos y a nosotros", resumen desde el corazón de la Moncloa. Según el análisis de los socialistas, lo que inquieta al expresident es que la ley de amnistía, en vigor desde el pasado 11 de junio, no se le ha aplicado ni a él (ni al líder de ERC, Oriol Junqueras) porque el Supremo entendió que el delito de malversación que endosaba a los líderes del procés no quedaba cubierto por la norma, y elevó una cuestión de inconstitucionalidad al Tribunal Constitucional. Las defensas impugnaron la decisión del Supremo primero en súplica —recurso rechazado— y luego ante la Sala de Apelaciones, escrito que aún no ha sido respondido y que es necesario antes de que puedan acudir al TC. Los magistrados del tribunal de garantías podrían tener su primera sentencia sobre la medida de gracia para el verano. Si eso ocurre, y si resuelven favorablemente, entonces el jefe de Junts podría regresar a España sin riesgo de poder ser detenido. Y la inhabilitación de Junqueras también se levantaría. De ahí que hasta que la medida de gracia no se aplique la entrevista con el jefe de Junts deba hacerse fuera de España, ya que si pusiera un pie antes podría ser arrestado. En agosto, de hecho, pudo haber sido detenido cuando viajó hasta Barcelona, pero se les escapó a los Mossos.

Sánchez ya aseguró el pasado lunes en su rueda de prensa de balance del año que no vinculaba esa eventual reunión con Puigdemont a la decisión del TC. "Nosotros", sostuvo, "entendemos que la amnistía se produce en el momento en el que ya está avalada por las Cortes Generales. Ahora, legítimamente, hay instituciones que han planteado sus recursos ante el Constitucional que tendrá que resolver, pero a efectos políticos esa amnistía ya se aplica. Hasta incluso se está aplicando por parte del Partido Popular, que ya vuelve a votar conjuntamente y sacar pecho de esos votos con Junts".

Entonces, ¿cuándo se citará el presidente con el exjefe del Govern? "Esa fecha y esa reunión llegará y por supuesto se verá con el líder de Junts y de ERC", contestó la ministra portavoz, Pilar Alegría, este viernes en La hora de La 1 de TVE, tras enfatizar que esos encuentros deben enmarcarse en la normalidad ya que "si hay una evidencia y una realidad es que afortunadamente hemos podido pasar página de esa Cataluña y esa España de 2017".

No sé lo que hará Pedro. Pero si tengo que dar una opinión, solo iría a rubricar el Presupuesto", sostiene un ministro de peso. En la Moncloa afirman que hay que "desdramatizar todo", pensar en los "intereses" del país, pero advierten: "No vamos a ser tan ingenuos"

La portavoz del Ejecutivo no situaba en un escenario cercano esa reunión con Puigdemont. En el Consejo de Ministros se cree que no tendría sentido hacerla antes de tener amarrados los Presupuestos del Estado, que son los que Sánchez necesita para afianzar la legislatura y estirar su vida sin demasiadas estrecheces hasta 2027, pese a la precariedad parlamentaria. "No sé lo que hará Pedro. Pero si tengo que dar una opinión, solo iría a rubricar el Presupuesto", señala un ministro de mucho peso.

"Nadie sabe cuándo será pero tiene tiene toda la lógica del mundo que no se produzca hasta que no se tengan los Presupuestos. No vas a darle la mano hasta que [el expresident] rinda un servicio a su país. Hay que desdramatizar todo, sí, pero no hemos nacido ayer, ni él ni nosotros. No hay problema en verse con él, pero se trata de que sea una reunión útil para que funcionen las cosas en Cataluña y España. No vamos a ser tan ingenuos", explican con nitidez fuentes de la Moncloa a este diario.

"Ni intranquilidad, ni nervios, ni prisas"

En el Gobierno recuerdan que cuando el presidente se reúne con un interlocutor lo hace habitualmente para "rubricar acuerdos", para "sellarlos", "y no para empezar a construir". Es decir, que la lógica impone que ese despacho con Puigdemont llegue al final del camino, con los Presupuestos ya prácticamente desbrozados, y no antes. "No hay intranquilidad, ni nervios, ni prisas. Las cosas se harán lo mejor que se pueda, pensando siempre en intereses que van más allá del Gobierno, que afectan a la estabilidad económica, al afianzamiento de la situación económica del país. Si Puigdemont lo quiere entender así, maravilloso", advierten. Dicho de otro, un acuerdo para sacar adelante las cuentas del Estado —quizá las únicas que podrían aprobarse a lo largo de la legislatura— bien valdría una foto con el expresident.

En el Gobierno recuerdan que cuando el presidente se reúne con un interlocutor lo hace habitualmente para "rubricar acuerdos", para "sellarlos", "y no para empezar a construir"

Ese horizonte hace pensar que la imagen no queda a la vuelta de la esquina. A la vuelta del parón de las vacaciones de Navidad, Hacienda convocará al Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) para negociar con las comunidades autónomas la condonación parcial de su deuda. El Gobierno quiere a continuación aprobar la senda de estabilidad —que solo puede prosperar con los votos de Junts— y, si supera ambas pantallas, entonces puede aspirar a disponer de unas nuevas cuentas públicas para 2025. El Ejecutivo confía en poder presentar el proyecto de ley, lo repitió este viernes Alegría, en el primer trimestre del año. Como tarde, la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, tendría que enviar al Congreso los PGE para finales de abril: la tramitación suele demorarse unos dos meses, así que llevarlos al Parlamento más allá de esa fecha carecería de sentido, ya que serían unas cuentas aplicadas en la práctica para menos de medio año.

El discurso oficial es que Sánchez peleará por tener esos Presupuestos de 2025. Él "sudará la camiseta", como él mismo ha recalcado en las últimas semanas. Pero Junts ya le ha advertido de que está muy descontenta con el cumplimiento de los acuerdos suscritos con el PSOE. La negociación para la delegación a Cataluña de las competencias en inmigración está avanzada, pero los escollos —"varios", reconocen en el Ejecutivo— impiden que se cierre. Y antes de hablar de las cuentas del próximo año, los posconvergentes exigen que se ejecuten las partidas de ejercicios anteriores extendiendo, por ejemplo, un talón a la Generalitat.

El Ejecutivo tiene que cerrar el acuerdo para el traspaso de la inmigración y asegurar la ejecución presupuestaria. Y ha de decidir si tramita la solicitud de cuestión de confianza de Junts

Pero el obstáculo político más relevante es la petición de que Sánchez se someta a una cuestión de confianza. La proposición no de ley registrada por Junts fue congelada en la última reunión de la Mesa del Congreso del año, con el argumento, esgrimido por PSOE y Sumar, de que debían estudiar a fondo el informe de los letrados de la Cámara, que daban la opción tanto de rechazar como de aceptar (en sus términos, o reformulándola) la propuesta de los independentistas catalanes. El expresident ha venido insistiendo en que no tolerará que se cercene la posibilidad de debate. Los socialistas siguen dando vueltas a qué es mejor hacer, porque temen que si el texto es aprobado por el Congreso —y es más que posible, porque bastaría con que lo apoyasen PP y Vox—, se dé alas a la oposición para que cuestione la legitimidad de Sánchez y proyecte el mensaje de que ya no tiene el apoyo del Legislativo.

Y es que el escrito de Junts no es, porque no puede serlo, una cuestión de confianza, ya que este instrumento constitucional, descrito en el artículo 112 de la Carta Magna, es una prerrogativa del presidente, previa deliberación del Consejo de Ministros. A lo que sí están facultados los grupos es a presentar una moción de censura. La Mesa de la Cámara baja se reunirá a mediados de enero y será entonces cuando adopte una decisión definitiva. Decisión que servirá para medir nuevamente la temperatura de las relaciones del PSOE con Junts.

El 'expresident' ha endurecido su discurso hacia Sánchez: el martes recalcó que no "renovará" su confianza en él mientras persista la "estrategia que pretende hundir" a Cataluña en la "decadencia"

A tenor de las últimas palabras de Puigdemont, la tensión está arriba entre ambos partidos. El martes 24, en un vídeo grabado y difundido por las redes sociales, lanzó una advertencia severa al líder socialista: "A Sánchez le dimos apoyo. Por eso hemos actuado con responsabilidad. Admitimos la pérdida de confianza que le otorgamos. De ninguna manera la renovaremos mientras persista, tanto en Madrid como en Cataluña, la estrategia que pretende hundir a nuestro país en la decadencia social, económica, lingüística y nacional".

No tener los Presupuestos no sería "un drama" para el Gobierno

Los avisos reiterados del expresident y su partido han hecho que planee un cierto pesimismo en algunos miembros del Gobierno respecto a la posibilidad de que puedan aprobarse los Presupuestos de 2025. De hecho, ya distintos miembros del Ejecutivo, empezando por la portavoz o los titulares de Economía y Transportes, han venido rebajando la importancia de ese escenario, porque las cuentas vigentes, las de 2023, y que se prorrogarán automáticamente este próximo 31 de diciembre, son expansivas y fueron confeccionadas por la coalición gubernamental. Es decir, que no sería "ningún drama" no disponer de nuevos PGE. De ahí también que en la Moncloa consideren que no convenga exponer a Sánchez gratuitamente, si no hay garantías de que el proyecto de ley sale adelante.

En el Ejecutivo insisten en que no se temen las críticas de la derecha por la foto con Puigdemont: "Nos dan igual. Hemos sido valientes. Nos preocupan los intereses generales. La gente es más razonable que Ayuso. España es más que ella"

En el equipo del presidente operan esas razones, no el temor a la reprobación de PP y Vox, según aseguran: "Lo que nos diga [Alberto Núñez] Feijóo nos da absolutamente igual. Hemos sido valientes y sus críticas nos importan poco. Nos preocupan los intereses generales, que haya nuevos Presupuestos para conseguir hacer cosas. Nosotros, a trabajar, y ellos a bramar". En la Moncloa señalan que tampoco inquieta el coste político de la foto de la reunión con Puigdemont (y Junqueras): "Primero aprobamos los indultos, luego la amnistía. Y aquí estamos. La gente es más razonable que [Isabel Díaz] Ayuso. España es más que ella". Fuentes del Ejecutivo consideran que pasará, con esa instantánea de la entrevista Sánchez-Puigdemont, lo mismo que ocurrió con la del encuentro del líder de Junts con el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, en octubre de 2023, que "ya está amortizada". "A fin de cuentas, la derecha ha convertido al presidente en su pimpampum. El escrache de la derecha nos da igual", completan desde la Moncloa.

Los socialistas creen que la erosión política por esa foto ya es mucho menor que tiempo atrás, básicamente porque el PP, por la vía de los hechos, ha normalizado a Junts al pactar con total tranquilidad con ellos y sacar la cara por esos acuerdos. El propio Feijóo defendió este viernes "coincidir" con los posconvergentes en votaciones sin renunciar a sus principios y sin aceptar "chantajes". Al líder de los conservadores le respondió el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, en una rueda de prensa en la sede de su departamento tras mantener una reunión con el conseller catalán Ramon Espadaler: "No le quepa duda de que dentro de unos años el PP dirá que ellos fueron los autores de la ley de amnistía y que ellos normalizaron la situación política, social e institucional en Cataluña", como antes hicieron con "el proceso de diálogo con ETA".

"¿Qué coste tiene la foto del presidente con Puigdemont? Todo está ya más que amortizado, y más desde el momento en que gobierna Illa la Generalitat", razona una integrante de la ejecutiva federal socialista. "Los del PP son los que se manifestaban contra el Gobierno por la amnistía y ahora hablan con Puigdemont. Son una panda de hipócritas. Que Pedro se vea con él es un signo de normalidad", continúa la misma fuente que recuerda la endeblez de las afirmaciones rotundas del expresident. Ahora amenaza a Sánchez, señala, pero es que para la pasada campaña catalana "dijo que se iría si no recuperaba la Generalitat, y no se ha ido".

Los socialistas creen que está "amortizado" el coste de la imagen con Puigdemont a la vista de que el PP pacta con Junts: "Son una panda de hipócritas"

La tirantez de las relaciones con Junts puede ser también pasajera. Quizá todo depende, explica un miembro del Consejo de Ministros, de lo que suceda con la amnistía. Porque si el TC resuelve a favor de la ley, como se espera, entonces Puigdemont podrá regresar a España y eso "cambiaría el escenario". Pero con el expresident ningún dirigente quiere apostar fuerte. Con él, realmente nunca se sabe.