La memoria democrática como reclamo electoral. Como dosis de recuerdo de la batalla frente a la alianza de la derecha y la ultraderecha que se libró en las generales del 23 de julio de 2023. Como estimulante para una izquierda en horas bajas. Como "trampa" o como "oportunidad" para el PP. Como la ocasión para llevar a todo el país el significado de ese momento de arranque de la España en libertad. Tal vez como el tiempo perfecto para "arrojar luz" sobre una Transición que se pintó como modélica. Todos esos elementos confluyen en 2025, en el 50º aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco, una cifra redonda que el Gobierno quiere conmemorar con un centenar de actos en toda España y durante todo el año. El primero, el que pondrá en marcha el motor del cincuentenario, se celebrará este miércoles, 8 de enero, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), sin la presencia del Rey por "razones de agenda", aunque el monarca se sumará a varios de los eventos previstos, como el que recordará el papel que jugó la Corona en el camino hacia la democracia.

El objetivo declarado por el Ejecutivo, por el propio Pedro Sánchez cuando hizo el anuncio de la programación de los actos bajo la rúbrica de España en libertad, el pasado 10 de diciembre, es el de "poner en valor la gran transformación lograda en este medio siglo de democracia y homenajear a todas las personas y a todos los colectivos que la hicieron posible". Este martes, previsiblemente, el Consejo de Ministros nombrará un comisionado específico, dependiente del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática —que dirige Ángel Víctor Torres—, un "comité científico formado por expertos de reconocido prestigio", y al frente del cual se situará una mujer, cuyo nombre aún no ha trascendido. El jefe del Ejecutivo se reserva para el acto del miércoles en el MNCARS para dar más detalles del calendario de eventos de todo el año.

El Ejecutivo defiende que su programa de actos no es divisivo, que el objetivo es "conmemorar la conquista de derechos", que "todos los demócratas" están llamados a celebrar los 50 años del momento en que España empezó a "recuperar derechos y libertades"

Pero, ¿qué persigue el Gobierno? Y, sobre todo, ¿tendrá rendimiento electoral? La primera pregunta es, de entrada, más fácil de contestar. La segunda, en cambio, no tiene una respuesta fácil ni pacífica. Porque aunque la Moncloa pretenda resucitar el exitoso marco del 23-J, el contexto actual no es el mismo —aquella campaña estuvo calentada por los pactos PP-Vox en varias comunidades autónomas y en más de un centenar de ayuntamientos— ni se divisan comicios pronto, y ya no está tan claro el efecto movilizador de lo que los populares califican como "el comodín de Franco". Pero, al tiempo, el Ejecutivo puede enredar hábilmente al PP en su "trampa" y, algo bastante complicado, intentar hacer girar una agenda adversa.

La Moncloa lleva meses preparando los actos del cincuentenario, que implicarán a varios ministerios y a distintas administraciones públicas, y que también buscan hacer pedagogía de lo que fue el franquismo y el tránsito hacia la democracia. En el Ejecutivo defienden que el programa no es divisivo, que el objetivo es "conmemorar la conquista de derechos", que "todos los demócratas" están llamados a celebrar los 50 años del momento en que España empezó a "recuperar derechos y libertades", porque fue a raíz de la muerte del dictador, el 20 de noviembre de 1975, cuando el país vio acelerarse los cambios. En todos los órdenes. "Esta conmemoración no está diseñada para nuestra gente, es para todos los demócratas —esgrimen en el equipo del ministro Torres—. Franco encarnaba 40 años de ausencia de libertades, y su muerte supuso el principio del punto final de ese enorme retroceso".

(Foto de ARCHIVO) El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), y el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres (d), durante el acto con motivo de la celebración del ‘Día de Recuerdo y Homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la Guerra y la Dictadura’, en el Auditorio Nacional de Música, a 10 de diciembre de 2024, en Madrid (España). Carlos Luján / Europa Press 10 DICIEMBRE 2024;PRESIDENTE;GOBIERNO;HMENAJE;VICTIMAS;DICTADURA;MEMORIA DEMOCRÁTICA 10/12/2024
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, el pasado 10 de diciembre de 2024 en Madrid, en el día de recuerdo a las víctimas del golpe militar, la guerra y la dictadura. | EUROPA PRESS / CARLOS LUJÁN | EUROPA PRESS / CARLOS LUJÁN

El PP se ha mofado de las intenciones del Gobierno, advirtiendo de que no hay nada que celebrar por estos 50 años del fallecimiento del dictador. En el Ejecutivo responden que no es "incompatible" recordar la muerte de Franco con conmemorar, a continuación, el medio siglo de las primeras elecciones democráticas, las de 1977, y de la promulgación de la Constitución de 1978. "La muerte de Franco es el símbolo del fin de la dictadura, y fue necesaria para todo lo que pasó después", sostienen.

Moreno no coincidió ni con Ayuso ni con Feijóo

La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, acusó a Sánchez de haber "enloquecido" al anunciar ese centenar de actos conmemorativos del fin de la dictadura, y adelantó que la Comunidad de Madrid no se sumaría a ninguno de ellos. A ella le siguió su jefe de filas, Alberto Núñez Feijóo, que reprochó al presidente que vuelva a "desenterrar" al dictador: "Ellos a la España con Franco, porque ya son tan pasado como él. Y nosotros a la España sin Sánchez, que es la España con futuro", dijo ante los suyos. Pero no todos en el PP opinan lo mismo, recuerdan en el Ejecutivo: el presidente de la Junta, Juanma Moreno, sí se alineó con el objetivo de la Moncloa. "Celebremos la concordia, el consenso y el proyecto común que nos une en el 50 aniversario del fin de la dictadura", reivindicó el barón popular en una entrega de premios el pasado 17 de diciembre.

En el Gobierno creen que 'España en libertad' puede ser aprovechado por el PP como una "oportunidad para separarse de Vox", como ha hecho Moreno

Por eso en el Gobierno subrayan que la programación de España en libertad podría ser una "oportunidad para separarse de Vox". Creen que hacer alusión al "comodín de Franco" es caer "en el lenguaje de la ultraderecha" y que, si el PP se adhiriera a los actos, podría intentar "quitar electores al PSOE", de su espectro más templado y "moderno". Y señalan que el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, congeló el pasado septiembre la ley de concordia que promovió con Vox cuando ambos eran socios, meses antes. Mientras, la presidenta extremeña, María Guardiola, se ha visto obligada a repescarla para intentar atraer a la ultraderecha a sus presupuestos regionales.

En el Gobierno niegan, por tanto, ambiciones puramente electorales. Pero no la estrategia evidente, que es la de apuntar hacia los populares: "Porque, quien no defienda esto, quien no defienda la celebración de los 50 años de libertades, ¿qué defiende? Esto no está hecho para dividir, sino para unir a los demócratas. Es lo lógico en cualquier país democrático. Celebrar que vivimos en democracia no se puede poner en duda", proclaman en el entorno del ministro Torres.

Se trata de tocar la fibra sensible de nuestras bases. Necesitamos elementos de autoestima y reafirmación colectiva y equilibrar la agresión externa", resume un veterano responsable conectado con la Moncloa

Otro veterano responsable conectado con la Moncloa lo explica así: "Se hace para pinchar al PP, para tener una palanca de presión que equilibre un poco el acoso y movilizar a los propios por el flanco izquierdo —y de paso mantener a raya a Sumar, Podemos o ERC—. A nuestros más templados no les convence, pero no nos dejarán de votar por este motivo. Al PP no le hace pupa, en absoluto. Pero nos sirve a nosotros para sugerir no han superado su origen franquista. Es parte de la batalla cultural inversa. Y se trata de tocar la fibra sensible de nuestras bases. Necesitamos elementos de autoestima y reafirmación colectiva y equilibrar la agresión externa". Un elemento de reivindicación en un ambiente enrarecido por los casos de presunta corrupción que rodean al presidente, al Gobierno y al partido, o por su debilidad parlamentaria.

Vista del féretro, tapado por la bandera y el escudo preconstitucionales, del cuerpo del dictador Francisco Franco, antes de su entierro en el interior de la basílica del Valle de los Caídos, el 23 de noviembre de 1975, tres días después de su muerte. | EUROPA PRESS

Marcar la agenda

Es precisamente ese clima contrario lo que explica, para Pablo Simón, profesor titular de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), el intento del Gobierno de dar la vuelta a la agenda. "Quiere marcarla, tomar la iniciativa, justo en un momento en que tres son las cuestiones presentes en el debate público en el último año: corrupción —un tema que además no controla, porque depende de los jueces—, vivienda e inmigración. Y hay que sumar los efectos de la DANA". Para Simón, es bastante probable que Sánchez no tenga suficiente combustible solo con Franco. "Hay que tener en cuenta", explica, "que el 23-J se produce el milagro de que el votante moderado gira a la izquierda porque la discusión está centrada en los pactos PP-Vox de comunidades y ayuntamientos. ¿Pero hoy la gente está en eso? ¿El tema de la muerte de Franco tiene suficiente proyección? Viene empujado desde arriba con una caducidad muy fungible". El politólogo de la UC3M cree que al Ejecutivo apenas le servirá para llenar algo la agenda "hasta la siguiente declaración de [Víctor de] Aldama [presunto comisionista de la trama Koldo] o hasta la siguiente llegada de un cayuco a Canarias".

Pablo Simón, politólogo: "En 2023 la agenda era la de los pactos PP-Vox, se cruzó el Orgullo, los primeros ejercicios de censura de los gobiernos de derechas. Ahora veo complicado hacer girar la agenda. En términos electorales, veo cero efecto"

Ignacio Urquizu, profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), alcalde de Alcañiz (Teruel) entre 2019 y 2023 y diputado socialista en las Cortes de Aragón, cree sin embargo que no hay que despreciar el efecto movilizador de la reactivación de la memoria democrática. Está ultimando un libro que publicará este 2025 con la editorial Penguin sobre los 50 años de cambio que se abrieron en España a raíz de la muerte de Franco, y se muestra convencido de que esta cuestión, el regreso del dictador a la agenda, sí tiene impacto en el electorado, "aunque cada vez menor". "Hablamos de ciudadanos de clases medias o medias bajas, que no tienen ideología marcada, trabajadores, autónomos, comerciantes, gente corriente que podrían hacer crecer a la extrema derecha, como ocurre en otras partes del mundo, pero que aquí no sucede porque tienen una memoria histórica muy fuerte. Esto supone una dosis de recuerdo, porque muchos tienen en su memoria un familiar que perteneció al bando perdedor, y eso aún opera. Vox no acaba de arrancar en España porque esa gente tiene memoria, y en otros países eso no sucede", razona. Es la conclusión que Urquizu expone en su libro ¿Cómo somos? Un retrato robot del español medio (Deusto, 2019).

El politólogo Pablo Simón, en la gala del 18º aniversario de 'El intermedio' (La Sexta), en el Florida Park del parque del Retiro de Madrid, el pasado 9 de mayo de 2024. | EUROPA PRESS / A. PÉREZ MECA

El sociólogo y diputado regional coincide con Simón en que el efecto Franco en los votantes de izquierdas está "descontado", no añade ni quita. Pero sí insiste en que esa bolsa de "unos 600.000 votantes moderados" y que pueden bascular hacia izquierda o derecha tienen el poder de hacer girar unas elecciones. "Lo que diferenció las autonómicas y municipales de mayo de 2023 de las generales de julio fueron los pactos PP-Vox. Es gente que es sensible a este tipo de temas, de ahí que el Gobierno busque alargar la estrategia de combate a PP y Vox. Si se quiere aprovechar un año más hablando de Franco es para utilizar ese miedo a la ultraderecha", valora Urquizu.

"Yo coincido en la intencionalidad que busca el Ejecutivo, que es lo que dice Urquizu. Lo que veo complicado es que esa estrategia sea efectiva", contrapone Simón. El politólogo de la UC3M se remite a su estudio posterior a las segundas generales de 2019, las de noviembre, que se celebraron después de la exhumación de Franco del Valle de los Caídos, consumada el 24 de octubre. Su salida de Cuelgamuros apenas afectó al electorado socialista, provocó una ligera caída en la intención de voto a PP, Ciudadanos y Unidas Podemos, pero si tiró de Vox.

"Lo que ocurra ahora va a depender más de lo que se forme a la izquierda del PSOE que del propio PSOE, porque hay una parte de la izquierda que no se pasa al PSOE y que no se moviliza —señala Simón—. En 2023 la agenda pública era la de los pactos PP-Vox, se cruzó el Orgullo, los primeros ejercicios de censura de los gobiernos de la derecha y la ultraderecha. Ahora el Gobierno monta un centenar de actos por la muerte de Franco. ¿Va a entrar en agenda? No lo tengo tan claro. Hacer tres actos centrales tendría sentido, trufar todo un año de un centenar de actos... Veo complicado hacer girar la agenda. En términos electorales, veo cero efecto, porque está descontado".

Ignacio Urquizu, sociólogo y diputado regional del PSOE en Aragón, cree que hay un sector del electorado, de clase media, templado, que sí es sensible a la memoria histórica y que puede decantar las elecciones, como ocurrió en las últimas generales

Cristina Monge, politóloga y profesora en la Universidad de Zaragoza y presidenta de la organización +Democracia, tampoco cree que esté tan claro el rédito electoral de la iniciativa del Ejecutivo, en primer lugar porque no hay elecciones a la vista y las mismas generales de 2023 demostraron cómo es posible cambiar un clima en apenas dos meses. Pero, a diferencia de Simón, entiende que el panorama actual no es el de 2019. "Entonces, Vox acababa de alcanzar su máximo histórico y aparecía como un partido emergente. Hoy está consolidado y en los últimos meses está empezando a remontar. Al votante templado, en efecto, creo que no le hará ninguna gracia identificarse con el franquismo". Es decir, que a Sánchez agitar el miedo a la ultraderecha sí le fue rentable en 2023. También en las europeas de junio de 2024.

"La pregunta es hasta cuándo operará. Lo que sí está claro", continúa Monge, "es que el Gobierno quiere recuperar aquel marco, y por eso no entiendo la torpeza del PP, que cae en la trampa de elefantes tendida por la Moncloa. A la primera de cambio. La reacción inteligente fue la de Juanma Moreno, sumándose a la celebración. Habría sido esperable una respuesta más hábil por parte del PP, que aprovechase los 50 años para reivindicarse como demócrata, que hiciera una agenda paralela si no quería secundar la del Gobierno".

Vista del helicóptero que trasladó los restos de Francisco Franco tras su exhumación del Valle de Cuelgamuros camino del cementerio de El Pardo-Mingorrubio, el 24 de octubre de 2019. | EUROPA PRESS / POOL

Y es que los tres expertos sí comparten que el retorno a la casilla de Franco no ayuda precisamente al PP. "No tiene nada que ganar con esto, y perder sí, porque mucho electorado está donde está. Si había franquismo es porque había franquistas, obviamente. Parte del electorado viene de donde viene. Este tema no les beneficia, y por eso el Gobierno les tiende esa trampa", sentencia Urquizu. Para Simón, si los populares no saben salir de ella, entonces la Moncloa "sí lo puede tener más fácil". Pero sostiene que electoralmente esta cuestión no tiene efecto en el votante popular. "A fin de cuentas, este es un tema de cafeteros. Los vectores de voto son más profundos que esto. Son la inflación, la vivienda, la inmigración, la corrupción... Ahora bien, el Gobierno utiliza las armas que tiene, pero la conmemoración de la muerte de Franco no tiene efectos en la vida de la gente".

El problema del bloque

Monge también entiende que el cincuentenario no tiene la suficiente fuerza como para para darle la vuelta a la agenda —"es un tema más, no ocupa la centralidad"—, aunque sí está convencida de que tiene "sentido para el Gobierno": "Viene a reforzar la idea de que la derecha y la ultraderecha son muy parecidas y que el PSOE está en el lado contrario, al otro lado del muro. Esto refuerza el eje de la izquierda con Sánchez liderándolo. El resto de la izquierda no tiene otra que sumarse, pero quien lo abandera es el presidente. Y como el PP cae en la trampa, le es muy fácil para él hacer la comparación con PP-Vox". En definitiva, "si remonta el PSOE no va a ser por Franco", analiza Simón, "el Gobierno tendrá otras balas y temas que su electorado entiende más, como la vivienda. En todo caso, su problema es el bloque. Si aguanta el PSOE es porque Sumar se ha destruido y los socialistas recogen algo de su ruina".

Los expertos creen que es un error que el PP no se sume a los actos. Apuntan que el Gobierno ha sido hábil al haber hecho caer a los populares en la misma "trampa" que le resultó provechosa en 2023

El politólogo de la UC3M apunta otro efecto potencialmente beneficioso para Sánchez de su estrategia: aglutinar a sus socios de investidura, mantener bien fresca la estampa de que enfrente están PP y Vox. "Puede ser, pero cada vez ese mensaje vale menos —opone Urquizu—, porque por ejemplo en Cataluña Aliança Catalana es una amenaza para Junts y el PNV es un partido maestro en la negociación y el pacto". "Sí amalgama", añade Monge, "pero no creo que le haga falta, y Junts juega en otro terreno", con otras lógicas.

El rey Felipe VI, junto a Ignacio Urquizu (d), entonces alcalde de Alcañiz (Teruel), en su primera visita a la localidad, el 14 de diciembre de 2022. | EUROPA PRESS / JAVIER ESCRICHE

El cincuentenario ganó presencia en los últimos días —de menor intensidad informativa, por cierto— por la duda que planeaba sobre la presencia del Rey en el acto inaugural del 8 de enero en el MNCARS a las 12 horas, para el que el Gobierno ha invitado a "una muestra amplia y representativa de la sociedad española", desde empresarios, sindicatos, académicos, miembros del Ejecutivo y de las Cortes, ONG, asociaciones y entidades de la sociedad civil. Al final, Felipe VI no estará allí. Por "razones de agenda", porque recibirá las cartas credenciales de los embajadores de seis países —Reino Unido, Canadá, Panamá, Gabón, Malta y Grecia—, desde las 10.30 hasta las 13 horas en el Palacio Real. Pero el jefe del Estado sí se sumará a la iniciativa del aniversario de la muerte de Franco, y participará en varios eventos, como la visita institucional a los antiguos campos de concentración de Auschwitz y Mauthausen o el acto que conmemorará el papel de la monarquía en la Transición. El Rey y Sánchez abordaron este y otros asuntos en su despacho semanal, según indicaron fuentes de la Moncloa, y pudieron constatar "su alineamiento" al respecto. "Sintonía total" entre Felipe VI y el presidente, ratificó después la Zarzuela.

Cristina Monge, politóloga: "Si el Rey quiere reivindicar el papel de la Corona en la Transición, se me hace difícil comprender que no acuda [al acto del miércoles]. Cualquier demócrata no debería tener problemas, y él además podría haber ayudado a que fuera un aniversario inclusivo"

¿La ausencia del Rey perjudica al Gobierno? Urquizu responde que sí, porque la figura del monarca es muy bien valorada por los ciudadanos. Simón converge: "Es la institución más popular, y como estamos en un momento de la antipolítica electa... Otra cosa es que Felipe VI mira por sus intereses y por su imagen". Monge amplía esa última arista: "No entiendo que el Rey no vaya. Si quiere reivindicar el papel de la Corona en la Transición, se me hace difícil comprender que no acuda o que sea renuente. Cualquier demócrata no debería tener problemas, y él además podría haber ayudado a que fuera un aniversario inclusivo. Con su negativa, profundiza en el brecha. En Alemania o en Francia no pasaría esto, y allí se conmemora sin problemas el fin de las dos guerras mundiales". Felipe VI, a juicio de la politóloga de la Universidad de Zaragoza, debería tener "cuidado" con el rol político que tanto él como su nuevo jefe de la Casa, Camilo Villarino, pretenden explotar. "No se entiende que en Italia dijera ante las dos Cámaras que el pasado no se puede repetir el pasado, ni como caricatura, y aquí no quiera hacer bandera de que la Corona empujó a favor del cambio político", remata.

¿Mejor 2027 o 2028?

El Gobierno ha elegido 2025 para los fastos. ¿Habría tenido más sentido llevarlos a 2027 o 2028? Los expertos no ven problema a la fecha. La muerte de Franco funcionó como "el descorche de la botella", ya que se quitó el tapón que abrió paso a "los 50 años mejores de nuestra historia", dice Urquizu, así que "lo que hay que celebrar es el cambio social". Para Simón, sí es verdad que el timing de 2027 y 2028 habría sido "incuestionable" para todos. "Tendría sentido también conmemorar 1977 y 1978", expresa Monge, "pero eso no quiere decir que ahora no lo tenga. Claro que hay que hablar de la muerte de Franco, porque además murió en su cama" el 20-N, sin ninguna revolución social, "pero se puede hacer de ese acontecimiento el centro o como un paso más de un proceso: lo importante fue lo que empezó a pasar un minuto después. Su fallecimiento fue el inicio de todo".

A partir del 20-N se aceleraron los cambios sociales que venían larvándose (Urquizu), y aunque 1977 y 1978 son fechas aún más "incuestionables" (Simón), tiene sentido reivindicar 1975, porque la muerte de Franco "fue el inicio de todo" (Monge)

Y es que, para Monge, como exponía este pasado lunes en su columna en el periódico infoLibre, hay "mucho que celebrar" en estos 50 años, pero con tres objetivos. Uno, garantizar que la sociedad española, especialmente los jóvenes, conoce nuestra historia del siglo XX. Dos, dar pasos adelante en los temas que entonces quedaron "pendientes" —como la profundización del Estado de las autonomías, el desarrollo del Estado del bienestar o la relación con la Iglesia católica—. Y tres, "arrojar luz" sobre lo que fue la Transición, lejos de "manidas idealizaciones". "El discurso oficial insiste en que fue modélica, pero historiadores franceses como Sophie Baby recuerdan que hubo, entre 1975 y 1982, más de 700 muertes, la mayoría a manos de ETA, pero casi 200 por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. "Hay muchos debates interesantes que deben abrirse. Si el Gobierno hace énfasis más en la figura de Franco que en todo lo demás, esto dividirá a la sociedad y provocará un debate como el que se está teniendo", deplora Monge, que espera que al menos esa discusión más rica y completa se abra en círculos periodísticos y académicos.

Urquizu también incide en que es clave el "enfoque" que dé el Gobierno a la conmemoración. Por eso recela del objetivo de la Moncloa: "No sé si hace mucho bien a la sociedad hablar recurrentemente de esto, porque al final alimentas el revisionismo. Ojalá se invirtiera más tiempo en hablar de desigualdad o vivienda". "Se trata de aclarar qué pasó en aquellos años, sin caer en el revisionismo, claro", precisa Monge.

La politóloga Cristina Monge, durante unas jornadas organizadas por Redeia, en el auditorio de la Fundación Giner de los Ríos, en Madrid, el pasado 15 de octubre de 2024. | EUROPA PRESS / CARLOS LUJÁN

El propósito del Ejecutivo es hacer pedagogía, sobre todo pensando en los más jóvenes, los más sensibles ahora mismo a los discursos de odio y los más permeables a los mensajes de la ultraderecha. "España ha progresado de forma admirable —decía Sánchez el pasado 10 de diciembre— y es necesario que los ciudadanos y ciudadanas de hoy seamos conscientes de ello, especialmente los más jóvenes, porque en esa transformación no solo está la clave para entender lo que fuimos y lo que somos, sino que está también la clave para entender lo que podemos ser, el inmenso potencial que tiene España".

Sánchez explicará el día 8 el programa de actos, también enfocados para hacer pedagogía de lo que fue la Transición, especialmente para los más jóvenes

Sánchez busca un relato, pues, que le permita reactivar la izquierda. Despertarla para lo que pueda pasar, empatarla frente a una derecha ya muy movilizada. Y eso que no hay elecciones a la vista. "No creo que el presidente persiga calentar motores por si convocara generales, porque intentará agotar la legislatura, distinto es que pueda —concluye Monge—. Lo que persigue es evocar aquel marco exitoso del 23-J. Los marcos tienden a diluirse. Y aquel era ganador para él".