Si hay una ausencia significativa, deliberada o no, de los actos con motivo del 50 aniversario de la muerte de Franco es la de los políticos que hicieron la transición de la dictadura a la democracia, entre ellos, algunos compañeros de filas y predecesores de Pedro Sánchez, como es el caso del ex presidente del Gobierno Felipe González. Fuentes de la Fundación que lleva su nombre han admitido a El Independiente, ante el interrogante de si ha sido invitado a alguno de los eventos, con un "no, que sepamos". Hay otros socialistas significativos de aquellos años setenta y ochenta como Alfonso Guerra y también padres de la Constitución, en concreto, Miguel Herrero y Miquel Roca, que no aparecen en ninguna de las numerosas actividades planificadas para todo el año.
Bien es cierto que en muchos casos la agenda no pasa de ser un mero enunciado (aquí, íntegra). Pero mientras se sabe que colaboran prácticamente todas las cátedras de Memoria Democrática de las Universidades de España y se debate en varias mesas sobre el papel del socialismo en la lucha antifranquista, el exilio, las brigadas internacionales, la lucha por la igualdad o la libertad de prensa, no hay demasiadas concreciones respecto a unos eventos de gran carga política en los que estaría más que justificada la presencia de los nombres antes citados. Por ejemplo, en marzo hay un acto sobre la integración de España en la Unión Europea, firmada por González en 1986 siendo jefe del Ejecutivo, pero en la que sólo participan académicos, coordinados por la doctora de la Universidad de Zaragoza Inmaculada Blasco y por la doctora en Historia de la Universidad de las Palmas Marta García Cabrera.
Sin organizaciones políticas, pero sí sindicales
Suma y sigue. Esos ex políticos tampoco encuentran hueco a la hora de hablar de los movimientos sociales y sindicales donde sí estarán representadas la UGT, Comisiones Obreras y las Fundaciones Largo Caballero y Primero de Mayo. Esto en abril. En el mismo mes otra mesa abordará el papel de los opositores que lucharon contra la dictadura. Salvo que algo cambie, no parece que González pueda recordar en la misma los tiempos de Suresnes en que su nombre en la clandestinidad era Isidoro.
En octubre está previsto un simposio internacional bajo el lema "Paz, memoria y democracia" que bien podría acoger a los padres de la Constitución aún vivos o en noviembre un congreso "En torno al franquismo y a la democracia", además de un "Gran acto por la libertad" sin definir, solo por citar algunos de los hitos previstos, en los que tampoco hay ninguno específico, concreto, sobre el pacto constitucional de 1978, acaso porque la mayor parte de los socios nacionalistas e independentistas de Pedro Sánchez no se reconocen en la Carta Magna.
En la agenda sólo hay un acto en que se cite específicamente la Constitución y arrancó en noviembre
La única referencia a la Constitución viene de la mano de una exposición que ya arrancó en el Congreso de los Diputados el pasado 28 de noviembre titulada "El arte en la lucha por la libertad. Celebrando la Constitución Española de 1978" con obras de Juan Genovés, Forges, Joan Fontcuberta, Antoni Tapiès, Alberto Schommer, Pilar Aymerich, Colita o Eva Lootz, pero que, en todo caso, es anterior al llamado ya "año de Franco".
Bien es cierto que desde el Gobierno afirman que esta conmemoración no impide otras en 2027 para celebrar las primeras elecciones libres desde la dictadura franquista o en 2028 con motivo de los 50 años de la aprobación en referéndum de la Constitución, pero resulta complicado hacer una panorámica de estas últimas cinco décadas sin aludir a la ley de leyes que alumbró un texto constitucional a la altura de las democracias de nuestro entorno, de las que bebió.
Tanto González como Guerra han mantenido posiciones muy encontradas con Sánchez
Tanto Felipe González como Alfonso Guerra han mantenido posiciones muy encontradas con Pedro Sánchez. Desde la ley de Amnistía a la gestión de la Dana mortal del 29 de octubre pasando a la naturaleza de los apoyos parlamentarios del Gobierno de coalición o la deriva cesarista de un líder sin contestación interna. Pero no sólo. En una entrevista en El Mundo a finales de octubre González criticó que "no tenemos un proyecto de país autónomo, con vocación mayoritaria y con autonomía estratégica. ¿Eso a qué nos lleva? Nos lleva a cambiar de posición cada día. Si se necesita un voto o siete o cinco". "Una cosa es pactar la gobernabilidad -agregó- y la otra es hacerlo de manera mercenaria solo para seguir en el poder". Tampoco le gustaron los cinco días de supuesta reflexión presidencial que calificó de "error. Eso de que me retiro o no me retiro y estoy cinco días pensando...".
En definitiva, si para la Casa Real puede resultar incómoda la posible presencia de Juan Carlos I en el acto del 22 de noviembre dedicado al papel de la Monarquía durante la Transición, Sánchez podría ver deslucidos sus actos del 50 aniversario de la muerte del dictador Franco por un González o un Guerra apelando al pacto constitucional, a la Transición y al antiguo PSOE y su vocación de mayorías y sin ahorrar misiles a la línea de flotación del líder socialista.
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