Los últimos sondeos con intención de voto van marcando una tendencia repetida, esto es, un PP y Vox que suben en apoyos con respecto al 23-J, frente a un PSOE que, aunque pierde escaños, muestra cierta capacidad de resistencia, eso sí a costa del hundimiento de Sumar y muy lejos de volver a articular una nueva mayoría con sus actuales socios parlamentarios. En ausencia de un horizonte electoral inmediato siempre hay que tomar las encuestas con mucha cautela, pero lo cierto es que el partido de Santiago Abascal, bien por méritos propios o porque le beneficia la ola de ultraderecha, mejora sustancialmente sus resultados tras haber vivido momentos de desinflamación.

Según el análisis del PP hay otro factor que alimenta el voto a Vox, esto es, la polarización política. "Cuanto más tensionada está la opinión pública más crece el partido de Abascal", asumen en el cuartel general de los populares. Eso sí, se aferran a dos ideas, la primera que Vox no crece a costa de que el PP pierda expectativa de voto, porque si bien puede haber un electorado que bascula entre los populares y los voxistas, "nosotros crecemos por el centro", y, dos, que "el saldo neto nos beneficia".

Mayor porcentaje de voto en el bloque del centro-derecha

Significa que sondeo a sondeo "hay más porcentaje de voto" en el bloque de la derecha que en el de la investidura, formado por los partidos de la coalición de gobierno además de un conjunto de siglas de la izquierda y de la derecha nacionalista e independentista, además de Podemos, con intereses muchas veces confrontados. No son, en todo caso, unos sondeos que terminen de consolar mucho al PP, cuyo líder sigue acariciando la idea de un gobierno monocolor. Y para ello, según el cálculo genovés, sería condición necesaria, pero no suficiente, sobrepasar la barrera de los 150 escaños.

Bien es cierto que Mariano Rajoy gobernó su segunda legislatura con 137 diputados, pero el PSOE se hundió hasta el que fue uno de los peores resultados de su historia, 85, por lo que eran imposibles otras mayorías alternativas.

Minimizan en todo caso en el PP el peso que las dinámicas internacionales puedan tener a favor de Vox. El crecimiento de la ultraderecha en Europa y la reelección de Donald Trump están impulsado a las fuerzas de este espectro político, pero Génova, cuestiona que el electorado español "vote por lo que pasa en el extranjero". Hay otros factores que también han impulsado a Vox como la catastrófica Dana del 29 de octubre, aunque los genoveses creen que ese efecto está ya remitiendo.

Nueva negativa a la moción de censura

Entre medias vuelve Santiago Abascal con su oferta de apoyar una moción de censura que presente Núñez Feijóo, pero Génova no está por la labor. La tesis es que "hay más motivos que nunca" para censurar al presidente del Gobierno, pero las cuentas no salen y Núñez Feijóo no quiere ir a una moción instrumental -esto es, condenada al fracaso- aunque sea para convocar una nuevas elecciones generales, y eso, teniendo a favor los sondeos. Tampoco habrá reunión con Puigdemont para atraer el apoyo de Junts. Insisten fuentes populares en su decisión de no ser proactivos en la búsqueda de apoyos. "Si quiere algún grupo, que venga a nosotros", aducen en el cuartel general de los populares. Pero todo lo que tiene que ver con Vox, que ahora amenaza los presupuestos autonómicos de las comunidades donde el PP gobierna en minoría, es considerado poco menos que "una pirueta" de este partido.

Otra cosa es que coincidan en la aprobación de leyes y propuestas en el Congreso de los Diputados. Con Vox y con Junts y, también, el PNV. Adujo ayer el portavoz popular, Borja Sémper, que esos partidos "saben cuál es nuestra posición" respecto a la política de vivienda, plasmada en lo que se llama ya la "Declaración de Asturias", consensuada este fin de semana entre todos los presidentes autonómicos populares. "Aspiramos a que nuestras propuestas salgan adelante´" y, en este caso, sí, el grupo Popular en el Congreso hablará con todos los partidos, excepto con la formación de Arnaldo Otegi.

El PP prepara una ley del Suelo

Los populares son conscientes de que sus relaciones con el partido de Carles Puigdemont les mete en un terreno pantanoso, de ahí el esfuerzo por diferenciar la naturaleza de esas relaciones de la que mantiene el Gobierno. Sémper intentó otra vez marcar esas distancias: "Lo hemos dicho en numerosas ocasiones. Nuestras propuestas están abiertas a todos los grupos, excepto a Bildu, para mejorar la calidad de vida, para reducir la carga fiscal, para hablar de vivienda... El PP, ante un mal gobierno quiere aprobar las propuestas que creemos van a redundar en beneficio de los españoles", mientras que las decisiones de Sánchez "no tienen que ver con el interés de los españoles sino con el suyo".

El PP llevará su propuesta de vivienda al Congreso y prepara otra sobre suelo, en la confianza de tener el apoyo de la derecha nacionalista e independentista. Otra cosa es sumar para una moción de censura.