No hay alarma. No la hay por ahora. Eso subrayan el Gobierno y el PSOE después de escuchar a Carles Puigdemont. Después de que el presidente de Junts decretara este viernes desde Bruselas la suspensión de toda negociación con los socialistas en cuestiones sectoriales, incluidos los Presupuestos Generales del Estado, después de que exigiera una reunión extraordinaria en Suiza con las delegaciones de los dos partidos y con el mediador internacional. "Dice mucho, pero nunca rompe", verbalizaban con alivio en la Moncloa.

Ciertamente, el expresident no rompió sus relaciones con Pedro Sánchez. Y a esa realidad se aferran los socialistas para rebajar la situación, para incidir en que lo que realmente busca es "foco", que se le haga "caso". Y consideran que no puede ir mucho más allá porque la moción de censura con PP y Vox es una fantasía, una vía muerta, como él mismo reconoció durante su rueda de prensa en la capital belga. De modo que la conclusión es que, al menos por ahora, "todo seguirá igual", con un diálogo plagado de obstáculos con Junts. Una cuerda muy tensa que nunca acaba de quebrarse. Ferraz, además, está dispuesta a esa reunión con los posconvergentes en Suiza. La cúpula federal, con Santos Cerdán a la cabeza, nunca ha rehuido los encuentros mensuales con Junts. El último que trascendió fue el que tuvo lugar el pasado 13 de diciembre. Apenas unos días después de que Puigdemont anunciara el registro en el Congreso de su proposición no de ley para que Sánchez se someta a una cuestión de confianza.

Ha sido precisamente ese texto el que ha visibilizado el distanciamiento de las dos partes. La Moncloa tiene claro que no puede aceptarlo porque la cuestión de confianza es una atribución que el artículo 112 de la Constitución hace descansar en exclusiva en el presidente del Gobierno, pero el pasado jueves, en un gesto claro de distensión, la Mesa del Congreso, que controlan con mayoría absoluta PSOE y Sumar, resolvió volver a paralizar la iniciativa. Dejarla "en estudio" para que el diálogo prosiguiera. El cálculo que hicieron los socialistas es que esa salida "honrada" podría servir para templar a Junts.

Puigdemont sostiene que la suspensión de las negociaciones sectoriales afecta a los Presupuestos y a los decretos leyes que impulse el Gobierno, pero a la vez dice que no está "en el 'no' a todo"

Puigdemont había convocado a su cúpula en Bruselas este viernes, 17 de enero, para responder a la decisión del órgano rector de la Cámara baja. Para el expresident, que el PSOE optara por meter en el congelador la proposición no de ley significa que ha entendido que su formación "va en serio" y que el "riesgo de ruptura era real", y por eso creyó que era mejor no dar "portazo" al texto. Como réplica, los posconvergentes suspenden las negociaciones sectoriales para "evitar que se juegue con el calendario" y que los socialistas "alarguen" su postura sobre la moción. "Han entendido que la voluntad y la determinación de Junts son reales, lo eran y lo son. Y que si no se recupera la confianza y se respeta el acuerdo en la letra y el espíritu no iremos bien", avisó.

¿En qué se traduce la amenaza del líder independentista catalán? No queda del todo claro. "Decía una cosa en una frase y la contraria en la siguiente, así que te podías agarrar a lo que quisieras", analizan fuentes del Ejecutivo. Puigdemont sí dijo que la suspensión de las conversaciones afectará a leyes como la de Presupuestos o a los reales decretos leyes que impulse el Consejo de Ministros y que hasta ahora Junts sí había apoyado para ayudar al Gobierno a "salir del paso". "Que no nos busquen", advirtió el exjefe del Govern.

Las conversaciones "no se pararán" sobre la delegación de las competencias migratorias, la oficialidad del catalán o la aplicación política de la amnistía, asegura el jefe de los posconvergentes

Pero ese no tiene muchos matices. Porque el expresident sí se reserva poder apoyar cuestiones que entienda que beneficien a Cataluña y además siguen en marcha, "no se pararán", las negociaciones para la delegación "integral" de las competencias migratorias a Cataluña, para la oficialidad del catalán en la UE o para el reconocimiento político de la amnistía. Puigdemont sí aprovechó, no obstante, para cargar contra el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que este viernes afirmó en RNE que se está "avanzando mucho" en el traspaso a Cataluña de las competencias en inmigración, con la línea roja del control de fronteras, algo que siempre había dicho Sánchez. "Integral quiere decir todo. ¿Qué es lo que no entiende del concepto integral el señor ministro?", le replicó desde Bruselas el dirigente independentista.

No obstante, Junts, aseveró Puigdemont, no se ha instalado "en la trinchera del no". Es decir, que será un no a la carta. No obstante, los posconvergentes tampoco han arropado al Gobierno en todas las votaciones claves. El mes pasado rechazaron (con el PNV) la prórroga del gravamen a las energéticas y ya estaba más que asegurado su voto en contra al decreto ley que vuelve a establecer el impuesto a las eléctricas en el pleno del próximo miércoles.

Ya asumido que tal vez no habría Presupuestos

En la práctica, el Ejecutivo ya había empezado a asumir que probablemente no dispondría de nuevos Presupuestos. Es más, había empezado a abonar el terreno: desde hace semanas lleva subrayando que persigue unas nuevas cuentas, pero añadiendo a la vez que si no las hay tampoco es ningún drama, porque las vigentes, las prorrogadas de 2023, están confeccionadas por el Gobierno de coalición, y porque varias CCAA del PP no disponen en 2025 de nuevos presupuestos regionales por su ruptura con Vox.

En el pleno del miércoles, está garantizado que un decreto se salva y otro cae, pero queda la duda con el de la extensión de las medidas anticrisis. "Ya veremos", aseguran en el Gobierno, que añade que el 'expresident' busca "cariño y fotos"

Lo que sí puede ser más problemático, a muy corto plazo, es lo que ocurra en el pleno del 22 de enero. Se someten a votación tres reales decretos leyes, aprobados en el Consejo de Ministros del 23 de diciembre: el de mejora de la compatibilidad de las pensiones con el trabajo, el que reestablece el gravamen a las energéticas y el de prórroga del escudo social. El primero será convalidado sin problemas porque tendrá el apoyo del PP, como garantizó esta semana Alberto Núñez Feijóo. El segundo decaerá con seguridad por el no de PNV y Junts. El tercero es el que está en el aire y el que podría decaer si los posconvergentes lo rechazan. Es un texto de 140 páginas que prolonga las ayudas actuales al transporte hasta junio de 2025, el que contiene la revalorización de las pensiones, la moratoria de la prohibición de los desahucios o el veto a la interrupción de los suministros básicos para los consumidores vulnerables hasta el 31 de diciembre de 2025. Y el que incluso concede al PNV la propiedad, entre otros inmuebles, del edificio del Instituto Cervantes en la avenida Marceau de París. "Ese real decreto ley, el 9/2024, es la única duda. Y que cayera sí sería un golpe duro. Es el mueble a salvar. Pero tumbarlo tendría mucho coste de relato para Junts, aunque son unos kamikazes", recalca un veterano dirigente.

"Dice mucho, pero nunca rompe", resuelven en el Ejecutivo. El Gobierno, pues, asume que Puigdemont sube el tono contra los socialistas de manera ostensible, pero recuerdan que es la dinámica que ha ido imponiendo en las últimas semanas. Pero no pasa de ahí. Sobre los decretos del miércoles, piden paciencia: "Ya veremos". Lo que busca, creen, "es cariño y fotos".

No ha dicho nada Puigdemont que no dijera en diciembre. No se ha roto nada, así que seguimos negociando. La legislatura seguirá sin cambios", afirman en la Moncloa

"No ha dicho nada que no dijera en diciembre. Dice que nos olvidemos de ellos para los decretos o los Presupuestos, pero luego te dice que seguiremos hablando y que ahora inmigración y que seguirán hablando según se vayan cumpliendo compromisos. Es una negociación, no se ha roto nada, así que seguimos negociando. La legislatura seguirá sin cambios. Nada cambia tras hablar él este viernes", apuntan fuentes de la Moncloa. "Todo seguirá igual, como estábamos", resume un ministro de peso.

La prueba, para el Gobierno, de que el jefe de Junts no quiere romper del todo es que pidió esa reunión "urgente y extraordinaria" en Suiza para "comprobar el grado de cumplimiento de los acuerdos". Una cita con el mediador internacional, el diplomático salvadoreño Francisco Galindo Vélez. Los encuentros se han venido produciendo periódicamente, como han reconocido los propios posconvergentes. Para la siguiente no hay fecha aún, pero este fin de semana está ocupado por los tres primeros congresos regionales del PSOE en marcha (Asturias, Castilla-La Mancha y Extremadura), lo que dificulta que pueda viajar a Suiza el secretario de Organización, Santos Cerdán, el jefe de la delegación socialista. El objetivo que busca la formación independentista no es que se publiquen las actas, sino estudiar las conclusiones a las que llegue Galindo, veredicto que Junts creerá, prometió el exjefe del Govern.

La receta de la "discreción"

"Vamos a seguir en la discreción que siempre mantenemos en las conversaciones. Cuando haya un acuerdo, lo comunicamos de inmediato, como también hemos hecho en todos los procesos", se limitaban a asegurar en Ferraz sobre el alcance de los avisos del patriarca independentista y la próxima cumbre en Suiza.

El exjefe del Govern sitúa la cita con Sánchez en el plano "simbólico". El presidente no se opone a esa reunión, pero no le ha puesto fecha

En el horizonte sigue planeando la reunión de Sánchez con Puigdemont. El presidente ya dijo que no tenía problema en verse con él fuera de España, pero no le puso fecha. El líder independentista tampoco lo puso como condición sine qua non para resolver la crisis entre los dos partidos, por mucho que sea relevante y tenga un valor en el plano "simbólico". "No le hace falta reunirse conmigo para desencallar la situación y resolver esta crisis. Es fácil, tenemos un acuerdo que no se está cumpliendo. Que nadie se piense que este movimiento lo estamos haciendo porque Sánchez no se ha reunido conmigo. Podemos vivir perfectamente sin reunirnos". JxCAT no quiere una foto que sirva para "hacer teatro", sino que tenga contenido.

Sánchez viaja la próxima semana al Foro de Davos en Suiza, pero lo lógico es que esa cita se produjera en Bruselas. Pero hasta ahora la Moncloa no ha situado esa entrevista como algo inminente. En el Gobierno defienden que lo previsible es que esa foto sirva para sellar un acuerdo como el de Presupuestos. No tendría sentido que no mediara ningún pacto, recuerdan. Y la posibilidad de unas nuevas cuentas ahora sí que se desvanece mucho más.

Varios ministros lanzan un mensaje de sosiego: el Ejecutivo trabajará "hasta la extenuación" para que el diálogo funciones, es "inagotable en su capacidad de acuerdo", "no se va a cansar" de buscar pactos

Públicamente, el Gobierno no quiso escalar el conflicto. Sánchez, que ayer viernes inauguró el 34º Congreso de la Federación Socialista Asturiana (FSA-PSOE) junto al barón regional y presidente del Principado, Adrián Barbón, no hizo referencia a la crisis con Junts. Ni una palabra. Pero varios ministros insistieron en el mismo mensaje de rebaja de la tensión.

Los socialistas trabajarán "hasta la extenuación" para que el diálogo siga funcionando con Junts, aseguró la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, desde Málaga. Otras veces se han dado situaciones "complicadas, adversas", en esta legislatura y en la anterior, y el Ejecutivo ha sido "capaz de reconstruir la confianza y de llegar a acuerdos y establecer el diálogo". El Gobierno es "inagotable en su capacidad de acuerdo y de diálogo", por lo que continuarán "trabajando" con Junts y con el resto de grupos, prometió, informa EFE.

Diálogo como "seña de identidad" del Gobierno

Con Montero en Málaga estaba el titular para la Transformación Digital, Óscar López. Él sostuvo que el Ejecutivo "no se va a cansar" de buscar acuerdos, porque "nunca ha satanizado a nadie, como han hecho otros", y "sigue avanzando en una hoja de ruta muy clara y va a seguir haciéndolo". El diálogo es la "seña de identidad" del Gabinete de Sánchez, abundó desde Valladolid el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños.

Si prescindimos de la hojarasca, lo que va quedando claro, y se veía venir, es que no habrá moción de censura, pero tampoco Presupuestos", asevera un veterano dirigente con conexión con la Moncloa

En la Moncloa vienen reiterando en las últimas semanas que el telón de fondo, la razón última del malestar de Junts, es que la ley de amnistía no se ha aplicado aún al expresident por la decisión del Supremo, que entiende que no está cubierta la malversación del procés. Queda que resuelva el Tribunal Constitucional, y aún tardará meses. Esa frustración que aprecian en el Gobierno en Puigdemont es el verdadero trasfondo, el escollo que impide que las relaciones fluyan más fácilmente.

Junts aprieta. Aprieta mucho más. Pero sigue sin ahogar. Porque la moción de censura con PP y Vox continúa descartada. El Gobierno encuentra que, más allá de la retórica, de la narrativa, de los fuegos artificiales, no hay mucho más. Lo de siempre. Así que la orden es la de no hacer aspavientos ni dar más hilo a la cometa. Lo expresa así un dirigente que conoce muy bien las entrañas de la Moncloa: "Junts sobreactúa, como de costumbre, y el Gobierno minimiza su trascendencia, también como de costumbre. Si prescindimos de la hojarasca, lo que va quedando claro, y se veía venir, es que no habrá moción de censura, pero tampoco Presupuestos. No son buenas noticias pero, más allá de cierto optimismo impostado, nada que no estuviera prácticamente descontado".