Si hay una sensación que describe el estado de ánimo de la dirección nacional de Vox en este inicio de semana es el de la euforia. La agenda internacional desplegada por Santiago Abascal en los días previos a la ya oficializada toma de posesión de Donald Trump en Washington les ha valido para comprobar las buenas relaciones que han venido afianzando durante varios años con el ala más dura del Partido Republicano y las organizaciones de la sociedad civil que dan sustento a liderazgos como el del nuevo presidente. Desde 2021 el partido ha puesto especial atención a Hispanoamérica y Estados Unidos, y confían en que el regreso de Trump a la Casa Blanca, sea crucial no solo para una recuperación de cara a las próximas generales, sino para tener un papel muy decisivo.
Las propuestas de Vox y Trump, así como la de los múltiples socios que componen la corriente nacionalista, radican en cuestiones como el antiglobalismo, la inmigración y las propuestas más o menos proteccionistas para garantizar, dicen, el avance de las distintas naciones. Eso reivindicó Abascal este lunes tras la jura de Trump, en la que dijo que "el globalismo está en problemas" y es el momento de la recuperación de las libertades y la soberanía de las naciones.
Ahora bien, los intereses expresados en campaña por Trump, de gravar más aún la importación de productos extranjeros, en este caso europeos y por ende españoles, confronta con los intereses de España. El propio Vox propuso en su última campaña nacional aumentar los aranceles a mercancías con origen en Marruecos o terceros países como China para evitar la competencia desleal con productos españoles y de la Unión.
En concreto, el retorno de Trump trae consigo la vuelta de políticas proteccionistas ya puestas en práctica en su anterior mandato, entre 2017 y 2021, aunque se rebajaron al final del mismo a excepción de la aceituna. A comienzos de su mandato, y justificándolo por considerar que las subvenciones a los agricultores europeos derivadas de la PAC les situaban en una posición aventajada, los aranceles a la aceituna negra española alcanzaron picos del 35%. Desde 2019 se extendieron a otras exportaciones como el vino, el jamón y el queso con cifras de en torno al 25%. Ahora, iniciado un nuevo mandato que durará hasta principios de 2029, los temores de los agricultores españoles vuelven a reeditarse. Estiman que la nueva guerra de aranceles de EE.UU. impondrá tasas desde un mínimo del 10% hasta el 20% aproximadamente al sector primario español y a esas exportaciones de aceituna, vino o aceite de oliva. Gravámenes que buscan beneficiar productos similares en California, por ejemplo.
El sector primario español se enfrenta a aranceles que pueden oscilar desde el 10% hasta el 20% para exportar sus productos a EE.UU.
Hay preocupación en el sector del ajo y el hortofrutícola en general, especialmente en Castilla y León, Castilla-La Mancha y la Región de Murcia. No se descarta tampoco que los aranceles se extiendan a otros sectores, como el energético o el farmacéutico. Hasta octubre del año pasado, España viene siendo el quinto país que más exportaciones ha realizado a EE.UU. El país norteamericano es el principal destino internacional de nuestras bebidas y alimentos, y el séptimo socio comercial español, con un total de exportaciones valoradas en 3.000 millones de euros. Éstas, un año antes, supusieron más del 1% del PIB.
En 2019, con el ascenso de Vox al juego político nacional, los de Abascal lidiaron con esta misma contradicción, al chocar dos modelos proteccionistas cuyas figuras son asociadas internacionalmente, culpando al Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos de no tener buenas relaciones con la entonces Administración Trump y no contar con medios para negociar con ella y rebajar el impacto de los aranceles. El encargado de hacer esa crítica fue el entonces portavoz del Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, que acusó al Ejecutivo de falta de "previsión" ante "lo que iba a pasar". Lo extendió a Bruselas, por la mala sintonía de la Comisión Europea con Trump, y vio comprensible la posibilidad de entrar en esa guerra de aranceles con productos americanos "para defenderse".
Vox vuelve a apuntar a Moncloa y Bruselas
Este lunes, el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster, hizo un símil entre lo expresado por Espinosa en el pasado y la situación actual, que deja entre la espada y la pared a Vox. Entre la afinidad ideológica con quien quiere que sea su principal socio, y con la defensa, al mismo estilo proteccionista, de los intereses del campo español. Preguntado en una rueda de prensa posterior a la reunión del Comité de Acción Política (CAP) por esta cuestión, por cómo Vox puede calmar la inquietud de los agricultores, ganaderos y productores del sector primario, Fúster jugó a la ambigüedad, siguió la línea marcada por Espinosa en el pasado y eludió proponer soluciones concretas.
Tras exponer las ventajas del acercamiento a think tank muy próximos a Trump como Heritage Foundation [sus presidente y vicepresidente de Política Exterior se reunieron el jueves con Abascal, el eurodiputado de Vox Hermann Tertsch, y el también diputado europeo y presidente de la Fundación Disenso, Jorge Martín Frías], Fúster concretó que la única fórmula para rebajar unos aranceles de EE.UU. que se ven inevitables es contar con Vox en el Gobierno de España. Esa influencia directa con Heritage, que será clave en este mandato de Trump, consideran que es el mejor vehículo para que el Gobierno estadounidense sea más laxo. "Sería mucho más fácil para España. No lo es lo que está haciendo el PSOE. Si toda su política se basa en oponerse a lo que haga EE.UU." demostrará que "no es un socio fiable" y eso "nos perjudicará en el futuro".
El portavoz nacional de Vox extendió, igualmente, a Bruselas esa misma idea, la necesidad de romper la hegemonía bipartidista entre populares y socialdemócratas, lo que supone o bien la colaboración del EPP con sus fuerzas homólogas de Patriotas o ECR, o el gobierno de estas segundas. A esa presencia hipotética en el Gobierno nacional, que de momento solo tiene camino de la mano del PP de Alberto Núñez Feijóo, se une la necesidad de "demostrar una seria recuperación de la libertad, del Estado de derecho, de los valores que deben primar en Occidente, la cooperación mutua [...] y que somos capaces de salir de las políticas woke" que Fúster atribuye a los tres mandatos consecutivos de Sánchez.
Consultadas por ello fuentes nacionales de Vox, éstas siguen la misma línea marcada. Incluso este lunes, en una entrevista de El Mundo con el líder de Vox en Murcia, José Ángel Antelo, región que se vería comprometida por esos aranceles, el dirigente expresaba que "con Abascal España estaría en un lugar privilegiado" frente a Trump. No se han hecho valoraciones en materia agrícola, en todo caso.
"Desde una afinidad con Heritage [dentro del Gobierno] las cosas podrían tratarse con mucho más cariño", comentan esas fuentes nacionales, a la vez que reprochan a Moncloa insistir en los reproches de "ultraderechista" contra Trump cuando otros engranajes woke, dicen, del mundo empresarial se han alineado con él. Se menciona a Jeff Bezos como ejemplo, aunque aquí hay un claro componente empresarial, por sus empresas como Amazon o Blue Origin, pero también mediático como propietario del Washington Post. Añaden que esa proximidad y buen trato es más amplio teniendo en cuenta las "grandes relaciones" que tienen con Giorgia Meloni y con Viktor Orbán, ostentando además "la presidencia de su grupo europeo" con Abascal al frente. "Estamos en el punto justo", alineados entre partidos y entidades socias, concretan esas fuentes.
Preguntadas por otras posibilidades para combatir esos aranceles que no pasen por la entrada en el Ejecutivo, desde Vox se acredita que el tema "está muy complicado", pero se insiste en que en todo momento se intentará abrir canales con el Gobierno de Trump para paliarlos en lo posible. "La presencia de Sánchez en el Gobierno no ayuda", insisten.
Respuesta europea
Se espera que la UE responda con aranceles a productos estadounidenses de vuelta, al menos por los impuestos de momento a la aceituna negra y en previsión a los futuros. Eso permitiría compensar en parte el impacto negativo. Respaldada por la Organización Mundial de Comercio, donde la UE denunció, ésta intenta intermediar para que la respuesta sea ante productos del mismo sector, el primario. Si esto no es eficaz, se plantea abrirse a otras tasas. En una lista de más de un centenar de productos en la que se trabaja desde Bruselas, se vislumbran desde las motos Harley-Davidson hasta el bourbon.
Acuerdos como el alcanzado, aún por ratificar, entre la UE y Mercosur para avanzar en la supresión de aranceles es otro adelanto a las posibles tasas de Trump. Desde Vox creen que esa libertad de comercio con países latinoamericanos, entre ellos la Argentina de Javier Milei, "es un genocidio para nuestro campo". Milei, sin estar en contra, quiere incentivar que cada país pueda llegar a acuerdos propios añadidos con otras regiones.
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hace 4 horas
Angelillo, el fracasado vocero a sueldo de Génova. No, quién estará en un brete cuando EE.UU ponga aranceles será el vendedor de preferentes de Caja Madrid residente en la Moncloa, después de haberse dedicado a insultar al presidente norteamericano. Espero que la nueva administración norteamericana castigue con la mayor dureza posible al gobierno socio-comunista español, considerándolo enemigo, hostil y poco fiable.
Angelillo, ¿del ridículo internacional de tu amado Frijolito no tienes nada que decir? el referente del «centroderecha moderado» es un apestado internacional, un don nadie al que ningún dirigente recibe. ¿Y este palurdo gallego pretente ser presidente de gobierno?