El "nexo corruptor" Víctor Gonzalo de Aldama y sus socios en la trama de hidrocarburos consiguieron un "alto grado de especialización" en la seguridad de sus comunicaciones. Esto fue posible gracias al "control interno" que establecieron para que ninguna llamada importante fuera captada. Así se desprende de un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, aportado a la causa y al que ha accedido El Independiente.
En la causa, que dirige el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, se investiga un presunto fraude de más de 182 millones de euros en el IVA de combustibles. En ella se investiga al considerado comisionista del caso Koldo, que fue detenido por segunda vez el año pasado en el marco de la instrucción.
Los investigadores de la Guardia Civil concluyen que las "medidas de seguridad" las establecieron "férreamente con miembros directos e indirectos" de la trama. Sin embargo, cuando recibían llamadas de terceros no las implementaban. Cruzando distintas conversaciones, los agentes apuntan a que muchas comunicaciones "no tienen respaldo en la intervención telefónica". Esto podría ser porque usaban móviles que la UCO no tenía controlados o, más posiblemente, porque lo hacían a través de "algún tipo de aplicación VozIP o de mensajería encriptada".
En las conversaciones analizadas, algunos de los implicados -están investigadas 34 personas físicas y 49 jurídicas- hacen alusión a "Signal". Esta aplicación encripta los mensajes, que quedan registrados, con muy pocos datos, por la empresa dueña de la misma. Además, permite realizar llamadas que tampoco quedan registradas en las intervenciones que cuentan con autorización judicial. Los agentes señalan que es "utilizada por las organizaciones criminales para sus comunicaciones".
"Por el otro lado"
Por ejemplo, en una conversación entre el supuesto cabecilla de la trama, Claudio Rivas, con su madre, este le pidió que le dijese a "Marisa que me llame por Signal". La mujer no tuvo que saber a qué se refería, ya que Rivas le aclaró que tenía que hacerlo "por el otro lado".
A raíz de estos hallazgos, la UCO analizó el tráfico de llamadas. Advirtieron que las registradas en el sistema convencional "eran conversaciones cotidianas y mayoritariamente inocuas para la investigación". Las que versaban sobre sus negocios se hacían de manera encriptada. Esto evidencia "las medidas de seguridad adoptadas por los responsables de la presunta organización criminal investigada".
Otro ejemplo se produjo cuando Claudio Rivas a una persona para pedirle abonos para ir al Santiago Bernabéu. "Ten cuidado que estoy hablando por normal, eh", le dijo el investigado. Esto, para la Guardia Civil, muestra "el uso de medidas de seguridad en las comunicaciones". El uso era tan frecuente, que en una llamada con un trabajador de un concesionario, Rivas le dice que está "hasta la mismísima polla" y le pide que le llame por "Signal". Su interlocutor desconocía la aplicación.
Línea "para datos"
Lo mismo pasa con Aldama. En una ocasión le llamaron desde una compañía telefónica. El motivo era para decirle que tiene una "línea con una tarjeta internet móvil que no tiene uso". Él les explicó que la tenía destinada "para datos". Esto, para los agentes de la UCO, se debe a que la emplearía para comunicaciones seguras. El objetivo era que en caso de tener el móvil pinchado no apareciesen reflejadas en las intervenciones policiales.
"Por este motivo, la intervención telefónica mayoritariamente no ha aportado llamadas de relevancia vinculadas con la operativa desarrollada en el sector de los hidrocarburos, habiendo constatado mediante actividad operativa que la actividad telefónica es incesante pero que no tiene reflejo en el programa de gestión de intervención", concluye la UCO. Entre el material intervenido a Aldama había tres inhibidores, abundante documentación, libretas, tres discos duros y varias tarjetas móviles.
Seguimientos
La seguridad en las llamadas la trasladaron a su día a día. También cuidaban mucho sus movimientos. A partir del 22 de julio del año pasado, la UCO notó un cambio en el comportamiento de Claudio Rivas. Quizás, apuntan los investigadores, por la denuncia interpuesta ante la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), por parte de Repsol y Disa por competencia desleal.
En una llamada con su mujer, Rivas le dijo: "El coche que se lo lleve Antonio, que no sepa más nadie donde vivimos, te lo pido por favor, ¿vale?". Lo mismo Hizo Aldama con su chófer. Le pidió que se pusiese en contacto con el conductor de su socio para recoger un Range Rover en una nave de San Agustín de Guadalix, en Madrid.
"Antes de llegar a la nave, date veinte vueltas, ya me entiendes". Con esto, Aldama, según la UCO, quería eludir "cualquier seguimiento al que estuviera sometido el vehículo, o vigilancia sobre la nave".
Los cabecillas del grupo dejaban los coches en garajes particulares "fuera del alcance de la vista de terceros". En una conversación entre Claudio Rivas y una mujer, ella le dice que "que va de camino (...) y que ha dejado el coche en el parking". Él le responde que "mejor, así no se ve ni nada".
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