El plan volverá a fracasar. El gravamen a las energéticas que el Gobierno pretendía prorrogar este año decaerá por segunda vez cuando hoy el nuevo decreto no logre los apoyos necesarios. Y lo hará después de que sus socios de Gobierno no se hayan puesto de acuerdo para respaldarlo. No lo hicieron en el primer intento y no lo harán en el segundo. En el caso de PNV y EH Bildu el intento de la coalición de la izquierda abertzale por atraerse a los jeltzales volverá a fracasar. El PNV ya ha avanzado que hoy votará en contra del nuevo decreto.

En su redacción EH Bildu había intentado introducir medidas con las que confiaba en atraer al PNV hacia el voto afirmativo. EH Bildu logró que se incorporara en el decreto el compromiso para convertir a futuro el gravamen a las energéticas en impuesto y poder así concertarlo con las haciendas vascas, como reclamaba el PNV. También aseguró que había logrado incorporar desgravaciones fiscales por inversiones en descarbonización. Sin embargo, el PNV ha vuelto a desconfiar de la propuesta al no contar con garantías para que este compromiso se cumpliera, por lo que seguirá sin respaldar la medida.

EH Bildu aseguró que el nuevo decreto dejaba sin excusas al PNV. Sin embargo, el anuncio de los de Andoni Ortuzar de que "nada ha cambiado" llevó ayer al portavoz de los de Otegi, Oskar Matute, a arremeter con dureza: "Sólo quieren agradar al CEO de Repsol", aseguró en referencia a Josu Jon Imaz, máximo directivo de la petrolera y expresidente del PNV. Matute señaló que la no aprobación del nuevo decreto que hoy se somete a convalidación en la Cámara Baja, supondrá perder 100 millones de euros para las haciendas vascas y navarra en recaudación, "no será fácil explicarlo a los ciudadanos", señaló el portavoz de Bildu.

El PNV insiste en que no existe ninguna garantía de que el gravamen pueda convertirse en impuesto y éste sea posteriormente concertado. "Se vuelve a dejar la puerta abierta a que sea la hacienda del Estado quien siga recaudando este impuesto y luego decida si lo abona o no", señalan fuentes del PNV.

El rechazo de Junts

Desde Sabin Etxea se han mostrado reacios a seguir presionando a las energéticas, en particular a Petronor e Iberdrola, dos de los principales contribuyentes de las haciendas vascas. Recuerdan además que en pleno proceso de descarbonización e inversiones para el desarrollo de energías limpias es un error elevar la carga tributaria a este sector. Junto a ello, el PNV ha mostrado en reiteradas ocasiones que este tipo de políticas ponen en riesgo inversiones ya anunciadas por algunas compañías y que han dejado en suspenso a la espera de la prorroga o no de este gravamen.

Además del rechazo del PNV, la medida también cuenta con la oposición de otro de los socios habituales del Gobierno, Junts. La formación de Carles Puigdemont también votó en contra de la prorroga en la votación de finales del año pasado y se opondrá a la prórroga a través del nuevo decreto que hoy se somete a votación. En el caso de la formación catalana ni siquiera la garantía de la conversión en impuesto suponía un avance ya que Cataluña carece de la posibilidad de concertar tributos y poder posteriormente recaudarlos, como sí ocurre en Euskadi gracias al Concierto Económico vasco.

Además, la oposición y rechazo del empresariado catalán a la continuidad de la medida, que ponía en riesgo inversiones previstas por algunas de las principales compañías energéticas del país, complicaba que Junts apoyará la continuidad de la tasa.