¿Qué pasa por la cabeza del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cada vez que vive una sesión parlamentaria como la del pasado miércoles? ¿Se crece ante las dificultades para reafirmarse en su voluntad de llegar hasta 2027? ¿O el fin de la legislatura está más cerca que lejos?

Estas son las incógnitas que vuelan por el hemiciclo, tanto entre sus socios más fieles, como Bildu, ERC y PNV como entre los que le someten semana tras semana a un test de estrés, caso de Junts y de Podemos. Y no digamos en un PP al que los sondeos vuelven a ser favorables a pesar de los antecedentes de encuestas que le aseguraban a Alberto Núñez Feijóo una cómoda mayoría con Vox el 23-J que no fue tal.

Sin duda, el ambiente que impera en el Congreso "es de fin de ciclo, pero con Sánchez, nunca se sabe", dicen los populares. A fin de cuentas ninguno de los partidos que le dan sostén parlamentario quiere elecciones y, con ello, correr el riesgo de perder su capacidad de influencia, pero tampoco desean ser pillados de improviso con un convocatoria electoral inopinada como ocurrió en 2023. Hasta su aliada gubernamental, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha puesto en marcha una gira por toda España para vender sus dos propuestas estrellas, esto es, la reducción de la jornada laboral y la subida del salario mínimo interprofesional.

Esta iniciativa tiene mucho de presión al PSOE pero, también, de campaña preelectoral, ante unas encuestas escalofriantemente malas para la izquierda a la izquierda del PSOE. Ese podría ser un elemento disuasorio para convocar a los españoles en las urnas. Los sondeos apuntan a la imposibilidad de una nueva 'mayoría Frankenstein", sobre todo si tu aliado en el Ejecutivo se hunde. Pero una cosa es intentar retrasar lo más posible las próximas elecciones generales y otra aguantar toda la legislatura.

Para el PP hay ambiente de fin de ciclo, pero con Sánchez nunca se sabe. Yolanda Díaz inicia el jueves una ruta de relanzamiento

La líder de Podemos, Ione Belarra, cree que ni habrá Presupuestos Generales del Estado para este año ni tampoco ve un horizonte de agotamiento de toda la legislatura. Así lo admitió la semana pasada en RNE y eso explica en muy buena medida la recuperada presencia en medios de la hoy eurodiputada, ex ministra de Igualdad, y próxima candidata a la presidencia del Gobierno en la lisa morada, Irene Montero. Una campaña de promoción y una estrategia preelectoral que recuerda mucho a los orígenes de Podemos.

Podemos y Junts, 'chinas en el zapato' de Sánchez

Sumar cree que sus antiguos compañeros juegan a "dinamitarlo todo" solo por su afán de destruir políticamente a Díaz. Puede ser una acusación exagerada, pero son Podemos y Junts las auténticas chinas en el zapato para Sánchez y a nadie se le escapa que Díaz es el objeto a abatir.

No es la única pelea entre grupos de la Cámara que apoyan a Sánchez. La de ERC con Junts es cada día más enconada. El día de la derrota del decreto ómnibus, el miércoles 22, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, le espetó a su homóloga Miriam Nogueras que "siempre serán la derecha reaccionaria de Catalunya que esconde sus miserias bajo la bandera". El catalán está convencido de que "algún día Junts hará presidente a Feijóo". La pelea entre el nacionalismo tiene mucho de lucha por la hegemonía electoral en Cataluña. Volvemos pues a la hipótesis de una legislatura insostenible en la que todas las fuerzas de la cámara se están reposicionando.

Hay un elemento en todo caso que redunda en la tesis de que las elecciones no serán inmediatas, al menos no en este año. Se trata de las propuestas de reforma legal, especialmente las que aluden a la práctica eliminación de la acción popular y de limitar la acción de los tribunales ante informaciones periodísticas, y la del acceso a la carrera judicial. Desde el PP creen que Sánchez quiere poner una suerte de cortafuegos para cuando deje el Gobierno y no esté aforado, pero la propuesta gubernamental ha recibido el rechazo de varios de sus socios.

El Gobierno no deja de lanzar el mensaje de que se agotará la legislatura. "Como siempre ha ocurrido con mis gobiernos, gobiernos de coalición en minoría parlamentaria, sudamos la camiseta, jugamos los partidos hasta el último minuto y al final sacamos las cosas adelante. Y es lo que vamos a hacer", dijo Sánchez durante su visita en Fitur y este mismo domingo, en la localidad de Adeje (Tenerife), a donde acudió al congreso de los socialistas canarios que reeligieron por tercera vez consecutiva, desde 2017, al ministro Ángel Víctor Torres como líder. "Voy a buscar votos y apoyos hasta debajo de las piedras", advirtió Sánchez frente a lo que tachó de "oposición negacionista".

Efectivamente. Por delante tiene dos asuntos que volverán a poner a prueba las costuras del Ejecutivo de coalición. De un lado, el famoso decreto ómnibus que se resiste a trocear como le han pedido PP y Junts ante la negativa tajante de Podemos. El tiempo corre, la revalorización de las pensiones está en el alero así como las ayudas a los afectados por la Dana o al transporte público que corresponden al Estado. Y el otro gran obstáculo a superar es el de presupuestos generales del Estado para este año. Como Belarra, otros grupos creen que dada la situación parlamentaria de Sánchez es poco menos que imposible sacar esas cuentas adelante. No obstante, se aferran a la voluntad del Ejecutivo de seguir adelante con o sin presupuestos, pero pocos se fían de lo que puede hacer finalmente el inquilino de la Moncloa.

Ya ocurrió hace año y medio, cuando tras a debacle de las elecciones locales y autonómicas del 28 de mayo de 2023, convocó, contra todo pronóstico, elecciones generales. Sus socios no terminan de estar tranquilos y el PP insiste en tener toda su maquinaria electoral preparada por si Sánchez les vuelve a sorprender. Por ello, cuando más insiste en que agotará la legislatura, más nerviosos se ponen el resto de los partidos del arco parlamentario.