La hipoacusia, o pérdida de audición, se define como la ‘incapacidad de una persona de oír tan bien como una persona cuyo sentido del oído es normal’, es decir, cuyo umbral de audición en ambos oídos es igual o mejor que 20 decibelios. El problema es que hoy en día está súper extendido el empleo de los auriculares y, sin darnos cuenta, los empleamos más de la cuenta, o a un volumen al superior al debido. En consecuencia, perdemos audición.

"La hipoacusia puede ser leve, moderada, grave, o profunda, y puede afectar a uno o ambos oídos, de lo que dependerá el tipo de tratamiento que deba seguir el paciente”, afirma en este sentido la doctora Amaya Lázaro Sánchez, especialista del Servicio de Otorrinolaringología del nuevo Hospital Quirónsalud Zaragoza, que acaba de abrir sus puertas.

Doctora Amaya Lázaro Sánchez, especialista del Servicio de Otorrinolaringología del nuevo Hospital Quirónsalud Zaragoza
Doctora Amaya Lázaro Sánchez, especialista del Servicio de Otorrinolaringología del nuevo Hospital Quirónsalud Zaragoza | QuironSalud

Indica que existen muchos factores que pueden provocar pérdida de audición tales como: 

  • La formación de tapones.
  • El ruido y el empleo de auriculares.
  • La mucosidad que puede quedarse en el oído medio por un catarro.
  • Las otitis derivadas de procesos gripales.
  • La meningitis.
  • El sarampión.
  • La toma de determinados fármacos.
  • La presbiacusia o perdida asociada al envejecimiento.

El ocio y la exposición a ruidos fuertes es el problema

“La exposición a ruidos fuertes, en muchos casos asociada a entornos de ocio, aunque también laborales, así como el uso continuado de auriculares a alto volumen, es una de las principales causas de la pérdida de audición en jóvenes y adultos”, advierte así la doctora Lázaro Sánchez.

De hecho, la experta de Quirónsalud Zaragoza subraya la importancia de concienciar a la hora de prevenir la hipoacusia o pérdida de audición, recordando que se trata de "una patología irreversible” que puede llegar a presentar una importante repercusión en el ámbito tanto laboral, como social de las personas que la padecen, afectando, asimismo, y “de forma considerable a su calidad de vida".

Prevenir la pérdida de audición

Con todo ello, aconseja esta doctora en primer lugar reducir al mínimo posible el empleo de auriculares, especialmente en tiempo, menos de una hora, y a un nivel inferior al que delimitan o avisan nuestros dispositivos electrónicos que puede ser perjudicial para nuestra salud auditiva: "Se debe limitar el tiempo que permanecemos escuchando a través de auriculares, y disminuir el volumen por debajo de los 65 decibelios que, aunque nos parezca a veces insuficiente para compensar el ruido ambiental, resulta una garantía para nuestra salud auditiva".

En opinión de esta otorrinolaringóloga, es "imprescindible” igualmente la protección sonora, especialmente en el caso de aquellas personas que, por su oficio, están expuestas a altos y continuados niveles de ruido, tanto de maquinaria, como del tráfico, de trenes, o de otras causas.

A su vez, esta experta del Hospital Quirónsalud Zaragoza resalta la conveniencia de acudir a un especialista ante cualquier síntoma de que no oímos bien, además de la importancia de no esperar a que la patología se agrave para consultar con el médico en estos casos.

Más de 1.000 millones de jóvenes adultos corren el riesgo de sufrir una pérdida de audición evitable y permanente debido a este tipo de prácticas de audición poco seguras, al empleo de los auriculares, según la Organización Mundial de la Salud, "presentándose este problema en población cada vez más joven", alerta la otorrinolaringóloga.

Hipoacusia infantil

Por otro lado, y aunque la pérdida de audición más frecuente está asociada al envejecimiento, también recuerda Lázaro que hay una alta prevalencia de hipoacusia infantil, aunque sí especifica que, en este caso, asociada a factores genéticos, a infecciones intrauterinas, a asfixia perinatal, a otitis crónicas, a meningitis, y a otras infecciones como principales causas.

Se trata de una modalidad que requiere de especial atención y donde, según sostiene esta especialista, "la detección temprana constituye un elemento clave para el posterior desarrollo y calidad de vida del menor".