"Menudo ridículo". "Es un torpe". "Acaba de dar un paso en falso". "Ha enloquecido". "Ha hecho un viaje terrible con la carta". Juan Lobato vuelve a equivocarse, a ojos de su partido. Lo creen no solo aquellos dirigentes que se despegaron de él hace mucho tiempo, sino también aquellos que le acompañaron hasta el último día, hasta su marcha. Nadie asegura entender el último sorpresivo movimiento del ex secretario general del PSOE de Madrid, justo horas después de la clausura del 15º Congreso Regional que cerró definitivamente su etapa y abrió la página de Óscar López como nuevo jefe de la federación. Lobato anunció este lunes a primera hora en redes sociales su intención de renunciar a su sueldo de senador a partir del próximo periodo de sesiones —el que empieza en septiembre— por su reincorporación a su puesto de trabajo como técnico de Hacienda. Una compatibilidad de cargos que no ven posible ni en la Presidencia del Senado, en manos del PP, ni en el propio PSOE, porque lo impide tanto la Ley Orgánica del Régimen Electoral General como el reglamento de la Cámara alta. Pero más allá de la cuestión puramente legal, el escrito del exbarón autonómico ha enervado a su partido. Mucho. Porque incluso aquellos que creían que no hacía falta que renunciara a su escaño de senador ahora creen que debería dejarlo. Que debería ceder su acta en el Senado y que sea su grupo en la Asamblea quien elija un sustituto.

"Es bueno que quienes nos dedicamos en algún momento a la política tengamos una carrera profesional y no nos desvinculemos de ella. Nunca hay que estar en política para vivir de la política. Y recuperar contexto y realidad social es muy conveniente cada cierto tiempo", escribió Lobato en sus cuentas en BlueSky e Instagram. Él mismo añadió que cree que es buen "momento" para retornar a su puesto de trabajo, el que aprobó por oposición, el de técnico de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT), porque está fuera de la primera línea política después de nueve años como alcalde de Soto del Real (2015-2021) y como portavoz parlamentario (2021-2024). Esa vuelta, justifica, le facilitará "para futuras etapas políticas poder disponer de una concepción profunda y actualizada de la realidad en el ámbito profesional y
fuera de la política".

Es bueno que quienes nos dedicamos a la política tengamos una carrera profesional y no nos desvinculemos de ella. Nunca hay que estar en política para vivir de la política", justifica Lobato, que no cierra la puerta a volver a la primera línea

El exlíder del PSOE-M apunta, como ha venido haciendo en las últimas semanas, a un regreso a la primera línea para más adelante, como representante del sector crítico a Pedro Sánchez. "Compaginar participación política y trabajo profesional es algo deseable y además común a la inmensa mayoría de los 'políticos' de este país", señala, poniendo como ejemplo alcaldes, concejales, parlamentarios autonómicos y militantes que "dedican su tiempo y esfuerzos a sus vecinos sin esperar tener un sueldo público".

El mensaje de Lobato saltó poco antes de la entrevista de Óscar López en la SER, en Hoy por hoy. El nuevo secretario general del PSOE-M respondió fríamente a todas las preguntas sobre su antecesor. La tensión se mascaba en el estudio. No ha hablado con Lobato, ni lo va a hacer, ni tiene ningún tipo de relación ahora mismo. "Me parece un asunto demasiado pequeño para todo lo importante. No le voy a dedicar ni un minuto al asunto", alegó. Solo le quedaba decirle "gracias por el trabajo realizado". Nada más. Ni siquiera quiso entrar a si su dirección le pedirá el acta de senador. López insistió en que su prioridad es combatir a Isabel Díaz Ayuso, no detenerse en el frente interno.

Pero Ferraz sí entró posteriormente en materia, dando a entender que no veía posible compaginar el escaño en la Cámara alta y el de técnico de la Agencia Tributaria. El PSOE-M tendrá que tomar una posible decisión "con todos los datos, toda la información y con toda la legislación en la mano", señaló en rueda de prensa en Ferraz la portavoz de la cúpula de Sánchez, Esther Peña. "Es al PSOE-M al que le toca responder y, en todo caso, tomar una decisión posterior. No adelantemos ningún escenario que no existe ahora", siguió, sin dar más detalle.

López evita hablar de su antecesor, más allá de agradecerle el trabajo hecho, y Ferraz remite a una eventual decisión de la cúpula del PSOE-M

Desde la dirección federal explicaban que tenían serias dudas de que Lobato pudiera materializar su anuncio. Porque él es senador por designación autonómica y eso implica, en el caso de Madrid, que también es diputado en la Asamblea de Madrid. A esos dos cargos institucionales se sumaría su trabajo como funcionario de la Agencia Tributaria, según su pretensión. Pero en Ferraz, en el Grupo Socialista del Senado y también fuentes de la Presidencia de la Cámara alta —en manos del PP— coinciden: no es posible. Lo impide, primero, el artículo 157 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), que señala que "la condición de diputado y senador es incompatible con el ejercicio de la función pública y con el desempeño de cualquier otro puesto que figure al servicio o en los Presupuestos de los órganos constitucionales, de las Administraciones Públicas, sus organismos y entes públicos, empresas con participación pública directa o indirecta, mayoritaria, o con cualquier actividad por cuenta directa o indirecta de los mismos". Sí es compatible, como precisa la propia ley, ser diputado o senador y a la vez profesor universitario. "Es decir, no se puede ser legislador y a la vez funcionario público", recalcan desde la Presidencia del Senado, que dirige Pedro Rollán.

El segundo obstáculo es el artículo 23.1 del reglamento de la Cámara alta, que señala que los senadores tienen "derecho a la asignación, dietas e indemnizaciones por gastos necesarios para el desempeño de su función que se fijen en el presupuesto del Senado. Dichas percepciones serán irrenunciables e irretenibles". Desde la jefatura de la Cámara entienden, por tanto, que Lobato no puede renunciar no solo a las dietas e indemnizaciones, sino tampoco a la asignación constitucional, el salario base que perciben todos los miembros de las Cámaras.

La ley electoral, en su artículo 157 señala que es incompatible ser senador y ejercer de funcionario público y el 23.1 del reglamento de la Cámara alta dice que no se puede renunciar a la asignación que reciben todos los senadores

Lobato explicó a este diario que su vía es distinta: pretende regresar a su puesto en la Agencia Tributaria y, una vez allí, asistir a las sesiones del Senado en comisión y pleno mediante el permiso que tienen los funcionarios para cumplir "un deber inexcusable de carácter público". Y se remitió a lo que determine el órgano competente para evaluar su solicitud, la Comisión de Incompatibilidades de la Cámara alta —que preside el popular José Antonio Monago— y después el pleno. Recordó que además no ha registrado aún su petición, porque lo hará cara a septiembre, cuando arranque el siguiente periodo de sesiones. "Veremos qué dicen. Hay tiempo. Lo que me diga la comisión lo acataré, claro", apuntó. El exbarón autonómico está convencido de que no hay problema, porque por ejemplo podría renunciar al sueldo del Senado para cobrar solo el de la Asamblea de Madrid. "Siendo parlamentario puede elegir entre la asignación de la Cámara y la de la Asamblea, y coger las dietas del Senado, pero no es posible tener dos trabajos: funcionario de Hacienda y senador. No se trata de que tengamos manga ancha o estrecha. Es que no hay manga, está en la ley electoral", explican con rotundidad desde la Presidencia de la Cámara alta.

¿Es posible el relevo sin su consentimiento?

¿Cabría relevar a Lobato en el Senado? Varias fuentes consultadas de la Cámara alta creen que no, porque una vez que es designado por la Asamblea de Madrid como senador, el acta ya es suya, y para que el Parlamento autonómico pudiera elevar una nueva propuesta —con consenso de los grupos, y en este caso con el aval explícito del PP— debería haber una plaza vacante, y no sería el caso si él no renuncia al cargo.

La ejecutiva de Óscar López se reunió este lunes por la tarde por primera vez y no tomó ninguna decisión sobre Lobato, ni discutió sobre ellos, como señalaban distintos integrantes consultados por este periódico. "El reto es muy grande como para estar en esto", repetían. "Pero la dirección es consciente del malestar que hay en el PSOE-M", admitieron las mismas fuentes muy próximas al también ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública.

Lobato explica que pretende, una vez ya en la AEAT, utilizar el permiso por deber público inexcusable que tienen los funcionarios para asistir a las sesiones del Senado. "Veremos qué dicen, hay tiempo"

La irritación es intensa en la federación. Se pregunte a quien se pregunte. El pasado fin de semana, Lobato no fue mencionado por ninguno de los intervinientes, ni él tampoco acudió al cónclave ninguno de los dos días. Pero lo que se ha producido es un cambio de tornas completo, tanto en el discurso —más duro contra Ayuso—, como en la estrategia —más orientada a la izquierda, más centrada en el cinturón rojo y en el este de Madrid, en despertar a los votantes progresistas desencantados—, como en la nueva cúpula —de más peso político, más transversal—. Sánchez se limitó a pedir a los suyos que salgan a "ganar" el partido, y no solo a "defender el resultado", una reflexión que se podía leer como una crítica indirecta al exlíder.

"La carta de este lunes [del ex secretario regional] ha sentado muy mal. Ha hecho un viaje tremendo con ella", "hay un cabreo comprensible con su escrito, es que no sé, Juan va por libre", confiesan dos dirigentes que apoyaron hasta el final a Lobato antes de su caída y que no se explican los movimientos que se está haciendo. A partir de ahí, las críticas son más duras. "Un tipo torpe. Lo que acaba de conseguir es que algunos que no pensábamos que había que pedirle nada, ahora ya pensamos que hay que hacerlo. Yo no era partidario, pero esto me ha convencido", apunta uno de los pesos pesados del PSOE-M y miembro de la actual dirección, que recuerda además que Lobato pidió el acta al histórico José Cepeda en 2023 para acceder a la Cámara alta y él no "dijo ni mu". "¡Es que es un jeta!", descarga este mismo cuadro. "¡Es que menudo ridículo! Yo soy uno de los que pensaba que no había que pedirle el escaño, pero ahora creo que sí conviene. Si lo hiciera la dirección del PSOE-M sería una buena muestra de coherencia y fortaleza. Pero Juan se va a apoltronar o va a intentar victimizarse", tercia otro dirigente muy veterano y que se conoce como la palma de su mano la federación.

El reto es muy grande como para estar en esto", repiten en la cúpula de López, "pero la dirección es consciente del malestar que hay en el PSOE-M"

Los últimos meses han dejado muchas heridas en el PSOE-M y el enojo hacia Lobato no se disipa. En la federación es visto como un dirigente que "traicionó" a una compañera, a una integrante de su misma cúpula, a Pilar Sánchez Acera, al llevar ante notario los mensajes que se cruzó con ella en la mañana del 14 de marzo de 2024, cuando ella le rebotó el pantallazo del mail confidencial entre la defensa del novio de Ayuso y la Fiscalía. Sánchez Acera, entonces jefa de Gabinete de López —a su vez director de Gabinete del presidente del Gobierno—, le planteaba que lo utilizase en la sesión de control en la Asamblea frente a la presidenta, ese mismo día, pero Lobato receló porque no tenía claro el origen de ese correo. Ella le dijo que no había de qué preocuparse, porque la carta la tenían "los medios". Y a los pocos minutos le envió la noticia publicada ya en El Plural. Lobato fue llamado a declarar como testigo por el Supremo, se quedó sin apoyos internos y al final se vio abocado a dimitir a dos días del arranque del 41º Congreso Federal del PSOE en Sevilla.

"Todo esto mueve más a la lástima"

"No es de recibo lo que ha hecho. Juan no es tan listo como se cree. Acaba de dar un paso en falso", apuntala otro miembro de la dirección regional experto en la fontanería del partido. "Juan vuelve a equivocarse, piensa que todo gira en torno a él. La cúpula de Óscar ha recibido más respaldo [del 83,37%] que la que él montó en 2021 [76,20%] y quiere robarle protagonismo al congreso, con poca pericia. Lo que ha hecho es una falta de respeto al PSOE y al congreso regional, al que no ha querido ir ni de invitado. La verdad es que todo esto mueve más a la lástima. Si él quiere preservar su buen nombre, debería dejar su escaño", manifiesta un líder de una importante agrupación local y cargo público, molesto también con que Lobato ofreciera en su escrito, como argumento de autoridad para retener su escaño, que fue galardonado por la Asociación de Periodistas Parlamentarios en diciembre de 2024 como Senador del Año: "Es asombroso que no se dé cuenta del sentido del humor, que cuando le premian como senador estrella los periodistas querían realmente decir senador estrellado".

No es de recibo lo que ha hecho", "un tipo torpe, lo que acaba de conseguir es que algunos que no pensábamos que había que pedirle nada, ahora ya pensamos que hay que hacerlo", señalan dos mandos

Para otros responsables del PSOE-M, lo que busca Lobato es "llamar la atención", cuando "lo que debería hacer es ponerse a disposición de la dirección para que ellos decidan, igual que decidió él en su momento, pero no tiene sentido de partido", en palabras de un alcalde. "Busca caso, otra cosa es tenerlo", resuelve una dirigente con muchos galones. "Está out, me temo que para siempre", vaticina otro cuadro con interlocución con la Moncloa. "Ha enloquecido más aún. Cada vez cava una tumba más honda", añade un diputado autonómico. Mandos consultados insisten en un razonamiento puramente operativo: no es posible compaginar dos cargos que requieren dedicación, el de diputado regional y senador, con el trabajo de funcionario. "Yo creo que lo que tenemos por delante nos exige estar a todos al 1.000%. Tiene que imperar la sensatez, y confío en que sea así", apunta un importante cargo institucional. "Estamos centrados en hacer oposición a Ayuso y a ganar Madrid", insiste una voz oficial del PSOE-M.

Desde la dirección de los socialistas en la Cámara alta no salían este lunes de su asombro, porque entendían que lo que pedía Lobato es "descaradamente incompatible". "Es que se ha puesto la soga al cuello. Y el PP, que controla el Senado, no puede incumplir la ley. Juan ha hecho más el ridículo que otra cosa, demuestra inmadurez política y la gente se le va a acabar volviendo en contra". En Ferraz, la opinión es coincidente: "Está haciendo el ridículo. Si pretendes volver, hay que irse bien, pero no así, amargando un congreso del PSOE-M que se ha saldado con el 83,37% de apoyo a la ejecutiva y ni una mención hacia él. Porque nadie habló de él. Algún pullazo, pero ya. El lobatismo no existe. Es que él se la jugó a una compañera que solo sabía ayudarle [Sánchez Acera], y eso es lo más feo que puedes hacer en un partido político. Nadie más confiará en él". En la dirección federal creen que las salidas se irán achicando para Lobato, dado su aislamiento. "Al final", avisan, "o entrega el acta o acabará en el gallinero, en el Grupo Mixto".