La brecha generada por la renuncia de Juan García-Gallardo a sus cargos regionales en Castilla y León y a los internos dentro de Vox no apunta a cerrarse del todo pese a los intentos del partido por sofocar el debate. Incluso por ignorar el asunto públicamente y centrar el tiro en una oposición más agresiva contra el PP. Sobre todo después de que este martes, por sorpresa, Javier Ortega Smith, concejal de Madrid y diputado nacional, avalara algunas de las opiniones expresadas por García-Gallardo el día anterior. Unas expresiones reflejadas en una carta difundida en redes difundida a través de su cuenta de X, de la que internamente se aprecia su "buen tono", sino salir de forma combativa.
En ella apuntó que su marcha tiene que ver en parte por una falta de "reciprocidad" en la "lealtad" mantenida con la dirección nacional, así como el acotamiento de "espacios" dentro de ese órgano. Las declaraciones de Ortega Smith torpedean la labor de Vox por restar importancia al asunto, algo que viene dándose desde la misma mañana en la que se conoció su renuncia. Ortega Smith, durante una visita al Centro Dotacional Integrado Ángel del Río de Madrid, dijo que, de lo trasladado por García-Gallardo, hay cuestiones que son "verdad".
En concreto, en las referencias del de Castilla y León a la dirección nacional. "Hay una parte de lo que dice que es verdad, y hay otra parte que dice que no se ajusta tanto a la verdad", indicó Ortega Smith. Unas declaraciones que, lejos de restar sonoridad al asunto, dan alas a las especulaciones frente al silencio oficial, dan cuenta del descontento interno que existe en parte con las actuaciones y decisiones de la cúspide de la organización, y generan más dudas sobre la situación real del grupo.
Mayor sorpresa generan las palabras y la falta de matizaciones de Ortega Smith cuando se trata de uno de los perfiles más críticos de Vox en el último año, quien ha venido recalcando que no comparte alguna de las decisiones orgánicas tomadas hasta las fechas. Asimismo, el madrileño no es una figura baladí, sino que es uno de los pocos miembros del primer Vox, y ejerció desde 2016 a 2022 de secretario general. Es más, aunque hay quien lo consideró como una filtración interesada para apuntalarle, Ortega Smith amagó hace algo más de un año con competir en primarias contra Abascal. Desistió al calibrar su menor apoyo y no ver capacidad de batir el hiperliderazgo del de Amurrio. De hecho, tras el revuelo, Abascal selló esa crisis integrándolo simbólicamente en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
Fue la antepenúltima crisis del partido, a la que en septiembre se añadió la marcha de Rocío Monasterio tras ser destituida de la presidencia del aparato en Madrid. Esta brecha ya puso en alerta a Ortega Smith y a los suyos en el Ayuntamiento de Madrid, que como trasladaron fuentes próximas de ese ámbito a El Independiente en ese momento, les hizo pensar que serían "los siguientes". Fuentes consultadas con anterioridad por este diario, acreditan que, en gran parte, la continuidad de Ortega Smith responde a la relación de amistad personal que existe con Abascal desde los inicios. Incluso es padrino de uno de sus hijos.
A las palabras de Ortega Smith se une Carla Toscano, que rechaza el mantra de que nadie es imprescindible en Vox tras la marcha de García-Gallardo
Entre sus críticos, hay quien ve justificada su marginación progresiva, por sus formas, brutalidad y en ocasiones por ser un "bocazas". No gustó su enfrentamiento contra la Policía en 2023 en las protestas de Ferraz. Además de ese amago por el liderazgo, entre las críticas más sonadas por Ortega Smith están las de 2023, tras las generales en las que Vox perdió 19 de sus 52 diputados. Denunció en octubre de ese año que el partido no debía "convertirse en una agencia de colocación de amigos" y que tampoco podía "dormirse en los laureles" por esa derrota. Ortega Smith, de momento, no se plantea "dejar la política" como sí ha hecho García-Gallardo.
Vox se escuda
Internamente, en Vox se reprocha que cuando los sondeos les van bien, se da pie a crisis internas ficticias. Pero las declaraciones de Ortega Smith no ayudan a cerrar grietas. Tampoco las de su compañera en el consistorio de la capital, Carla Toscano, depurada de las listas al Congreso en las últimas generales tras ser uno de los perfiles más valorados en lo que a crítica del feminismo se refiere. Fue uno de los principales arietes contra Irene Montero durante su etapa de ministra. Poco antes de las palabras de Ortega Smith, Toscano escribía un post en su cuenta de X cuestionando una de las premisas planteadas por Vox desde el lunes y recalcada por la portavoz parlamentaria Pepa Millán este martes; que los personalismos dentro de la organización "no son imprescindibles".
"Pues yo no comparto ese mantra de que 'nadie es imprescindible'. Obviamente hay personas más prescindibles que otras, según el alma y el talento que aporten, pero considerar prescindibles a todos es un desprecio al valor de cada persona. Cada cargo, desde un coordinador, a un vocal vecino, o a un diputado, aporta a su trabajo personalidad, su historia, sus virtudes, sus defectos y sus dones, que hacen que su trabajo sea único", trasladó Toscano.
El posicionamiento de Toscano lo han avalado otras figuras del partido, ya sin funciones públicas, como el exdiputado y general retirado Agustín Rosety. "Quien se va deja la huella de su alma y su talento entre sus compañeros".
Fuentes nacionales de Vox ahondan en el argumento expresado por Millán y matizan únicamente que el único personalismo relevante dentro de la organización es el del propio presidente, por ser uno de sus tres fundadores iniciales y el único vinculado activamente a la marca frente a Alejo Vidal-Quadras y José Antonio Ortega Lara. "Nadie es imprescindible salvo a Abascal", defienden, evidenciando que la marcha del dirigente supondría un antes y un después para las siglas. Ante la pregunta de si apena la salida de García-Gallardo, se comenta que sí, por el papel que ha jugado dentro de Vox. Ello, pese a que ninguno de los rostros principales de la organización le han dedicado palabras de despedida o agradecimiento. Tampoco en X. Sí a su relevo en el CEN, Carlos Hernández Quero, dándole la bienvenida.
Para no entrar en más detalles sobre García-Gallardo, tanto en privado como en abierto, se recurre al leitmotiv de que la marca está por encima de todo lo demás. "Se han ido personas muy reconocidas como Macarena [Olona] o Iván [Espinosa de los Monteros] y hemos demostrado que esto sigue adelante. Nos hemos consolidado", explican fuentes de la dirección nacional a la vez que se reafirma la figura de Abascal. "Hemos tenido un crecimiento periódico, ahora tenemos un mayor reconocimiento externo y en 2024 hemos mejorado resultados" en todas las convocatorias, añaden, recalcando el tirón en las reuniones con afiliados.
Vox insiste en el valor de la marca para lidiar con otra baja de uno de los rostros más conocidos del partido
Millán aludía esa cuestión por la mañana, animada a hacer autocrítica en rueda de prensa parlamentaria, antes de las palabras de Ortega Smith, y se aproximaba a la valoración anterior. "En ningún ámbito de la vida es buena la autosatisfacción y la crítica siempre debe estar. Vox es un partido que se ha consolidado desde hace diez años. Hemos demostrado que tenemos un electorado muy fiel, y eso se debe en gran parte a que Vox tiene unos principios, un programa. Incluso aquellas encuestas que suelen actuar como herramienta para teledirigir el voto no pueden obviar que Vox crece y que es un proyecto que trasciende a las personas". La finalidad de Vox, para Millán, es "demostrar que es una herramienta útil" para los españoles "cambiando esas políticas" del bipartidismo.
Ante las críticas por la ausencia de democracia interna en Vox, fuentes nacionales puntualizan que cada cuatro años hay primarias nacionales en la que quien quiera puede presentarse. Que el presidente electo, con el mandato de los afiliados, designa un CEN para la toma de decisiones, entre otras, como la salida de los gobiernos regionales o la entrada en Patriotas. Y que la elección de Abascal y la supresión anterior de las primarias en los órganos provinciales se aprobó por más del 90% de las bases.
Sobre García-Gallardo, se resume su marcha a la negativa de firmar la expulsión decretada de dos de sus procuradores por poner lo anterior en cuestión, también la alianza con Marine Le Pen y Viktor Orbán. Parte de la frialdad de la élite dirigente del partido responde a eso, interpretándose como una traición a Abascal, y, por otro lado, se acentúa por una discusión previa, el domingo, entre García-Gallardo y el vicepresidente y secretario general, Ignacio Garriga. Se le reprochó ese rechazo a refrendar la expulsión.
Ofensiva al PP para mitigar la salida
Desde este lunes, mientras afloraba la polémica, Vox se ha dedicado a aumentar la tensión con el PP de Alberto Núñez Feijóo por haberse quedado fuera de la Junta Electoral Central. Algo que achaca a los populares y a un pacto "de exclusión" con el PSOE, para dar entrada a Sumar, que desde Génova niegan. Respaldan una actuación bajo la idoneidad de los candidatos propuestos. En el seno de los populares, previamente, figuras como el portavoz parlamentario, Miguel Tellado, apostaban por la convivencia y el entendimiento con Vox de cara al futuro [ha liderado algunos encuentros privados con miembros del partido para tender puentes, la última el 12 de diciembre]. Una apuesta que, vista la respuesta de Feijóo, ha durado poco.
Ante los ataques y por difundir lo que en el PP consideran un bulo, Feijóo entró en un cuerpo a cuerpo con Vox acusándoles de "oposición de tumbona". Abascal denunció con el "dedo levantado" que desde su partido solo señalan al PP por no hacer oposición real al Gobierno y sus socios. Millán, opinó este martes que "hay una confusión muy grande" y que "hay un principal partido de la oposición" en términos numéricos "que no hace oposición" y que "se dedica a renovar el CGPJ" con el Gobierno, a "asaltar la televisión pública, el Tribunal de Cuentas, a expulsar a Vox de la Mesa del Congreso, a repartirse comisiones [parlamentarias]", o de no convencer al PP europeo de no votar a Teresa Ribera. "Nosotros nos oponemos sistemáticamente, esa es la diferencia", remarcó Millán.
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