La nueva crisis política de Vox sigue ampliándose. Pese a los esfuerzos de la dirección nacional del partido desde este inicio de semana por restar relevancia y magnitud a la dimisión y paso a ser "afiliado raso" del exdirigente de Castilla y León, este mismo miércoles el propio Juan García-Gallardo ha ahondado en sus explicaciones contradiciendo la versión oficial de la formación. Si bien el motivo de ruptura sí ha sido su rechazo a firmar la expulsión de dos de sus procuradores autonómicos, Javier Teira y Ana Rosa Hernando, aclaró que esto solo ha sido la gota que colmó el vaso. Las "discrepancias" con Bambú, sede nacional de la cúpula de Abascal, "vienen de mucho más lejos".

Las aclaraciones las hizo García-Gallardo a primera hora de este miércoles en una entrevista en la Cadena COPE. El exlíder de Castilla y León avaló que rechazó expulsar a ambos procuradores, los cuales venían desde enero de este año exigiendo —en declaraciones públicas y a través de las redes sociales— mayor democracia interna. Reprochaban principalmente dos acciones: la salida de los gobiernos autonómicos en el mes de julio, vinculados al rechazo de Vox a las acogidas de menores migrantes asumidas por el PP; así como el paso del grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) de Giorgia Meloni y Mateusz Morawiecki, a Patriotas por Europa, con Viktor Orbán o Marine Le Pen. De hecho, Hernando solicitaba volver al primero, por considerar a los nuevos socios como abortistas, en el caso de los franceses, o prorrusos. La aún procuradora ha promocionado la web 'Recupera tu Vox' para exigir la vuelta a ECR en la próxima asamblea general.

Ahora bien, García-Gallardo recalcó que esa negativa a firmar no ha sido el motivo de su marcha. "No es cierto", dijo tajante. Durante el fin de semana, el abogado sufrió presiones. El viernes se decreta la expulsión desde Madrid y el domingo, visto su rechazo, el vicepresidente de Vox, Ignacio Garriga, le telefonea. Le da una "indicación agresiva" en la que le plantea que si no firma "estaba fuera" del partido. Para García-Gallardo, esa fue "la guinda del pastel" de unas "discrepancias que vienen de mucho más lejos". Entre ellas están las "cuestiones organizativas", pero sobre todo que en varias ocasiones fue desplazado de "negociaciones directas de cuestiones" clave durante su gobierno con el PP de Alfonso Fernández Mañueco.

"Deterioro progresivo" de las relaciones con Abascal y su entorno

Esas negociaciones clave corresponden con el protocolo antiaborto con el PP, en enero de 2023, momento en el que comenzaron las discrepancias. No entró en vigor dicha planificación. De hecho, se le apartó de las conversaciones. Eso, García-Gallardo, se lo ha reprochado a la dirección nacional de Vox. Desde el "chantaje" a la "guerra sucia" y las "zancadillas". También que ahora, tras su marcha, haya optado, a través de sus portavoces oficiales, por las "informaciones sesgadas" para damnificarlo, así como "medias verdades".

El protocolo afectó notablemente a la coalición, tanto por las diferencias internas en el Consejo de Gobierno, entre populares y Vox, como por la repercusión mediática que tuvo el planteamiento de García-Gallardo. Éste determinó en la entrevista que la situación, y su desplazamiento, derivó en un "deterioro progresivo de la relación con el entorno" de Santiago Abascal.

Igualmente, ese deterioro se extendió a Garriga, encargado de la gestión territorial. "Yo entiendo que el secretario general está acostumbrado a tratar de esa manera a otras personas", explicó García-Gallardo remitiéndose al "chantaje" verbalizado y a las presiones para firmar la expulsión de procuradores o dejar el partido. "Pero eso es porque no me conoce a mí y yo nunca actúo bajo chantaje". Descarta, con todo, que su marcha vaya a terminar vinculándose al PP o a Iván Espinosa de los Monteros y Macarena Olona. "Mi salida es personal y no está coordinada ni consensuada con nadie más", zanjó.

García-Gallardo pide "análisis" y reflexión interna a la organización, en la que sigue militando. "Creo que es una pena, porque Vox debería tener una gran ambición, no debería conformarse con ser el partido refugio del PP y de los votantes cabreados", consideró.

García-Gallardo quería ser una especie de barón autonómico, pero de Vox. De repente se da cuenta que eso no es posible

Sin hueco para baronías: "Somos un partido nacional"

La respuesta a García-Gallardo no se hizo esperar. Aconteció minutos después en otra entrevista radiofónica, en este caso del secretario general de Vox en el Congreso de los Diputados y líder de Vox Asturias, José María Figaredo. "Hay gente en determinadas condiciones que de repente, entre comillas, se cae del guindo y ve que en el fondo, y no hablo por Juan, hablo un poco en el abstracto, quería ser una especie de barón autonómico pero de Vox, y de repente se da cuenta de que eso no tiene cabida en Vox", expresó Figaredo. Recalcó que Vox es una agrupación de corte "nacional" que no defiende el Estado autonómico y que tiene "estrategias políticas absolutamente nacionales". "No hay baronías", aclaró.

No obstante, Figaredo entiende que haya posicionamientos dispares dentro de la formación, y que a veces no se ajustan al criterio nacional de Bambú. "El sistema de Vox es que se vota a la Presidencia y esa cabeza es la que marca la estrategia nacional. No sucede como en otros partidos que hay una dirección nacional, luego hay una dirección autonómica y esta de repente lleva una línea contraria a la nacional. No, eso en Vox no se hace. En Vox se vota a la dirección nacional", incidió Figaredo.

Por eso, el asturiano no ve brechas, crisis ni discrepancias dentro del partido. "El Comité Ejecutivo Nacional es el que debate y vota las decisiones. Marca al final una línea que es la que se sigue en todas las regiones y ayuntamientos", remarcó.