Entre los objetivos del Gobierno, figura, sigue figurando, sacar adelante unos nuevos Presupuestos Generales del Estado (PGE), los que serían los primeros —y tal vez últimos— de la legislatura. Se va a intentar hasta el final, no se dan por perdidos, ni mucho menos. Pero no se ven seguros, por mucho que las relaciones con Junts se hayan reengrasado tras el pacto para reflotar parte del real decreto ley ómnibus que decayó el 22 de enero. Y no solo porque quedan varias pantallas para llegar hasta unas nuevas cuentas, sino porque, como estiman desde el círculo de influencia del presidente, Pedro Sánchez, quizá "no compense" el esfuerzo. Es decir, que el análisis que ya hacen dirigentes socialistas de primer nivel, y que se escucha en Ferraz, es que no tiene sentido sumergirse en una negociación muy "dura" con los posconvergentes, afrontando un gran desgaste, cuando realmente aprobar unos Presupuestos actualizados no son ya tan necesarios.
Sánchez ha insistido una y otra vez en que su voluntad es llevar la legislatura a término. Hasta 2027. Y no ha supeditado su continuidad a tener unas nuevas cuentas. Incluso, meses atrás, desde la Moncloa advertían de que no les importaba llevar el proyecto de ley al Congreso aun a riesgo de que se lo tumbaran, un aviso que ya se ha abandonado porque, en efecto, no es igual enviar unos PGE al Parlamento y que estos sean rechazados a, directamente, no llegar a remitirlos y guardarlos antes en un cajón por falta de apoyos. "Aguantaremos hasta el final con o sin Presupuestos", señala un responsable socialista con muchos galones y con hilo directo con la Moncloa.
La tesis que barajan los cercanos a Sánchez es que, mientras la economía vaya bien, y España creció en 2024 al 3,2%, no hay tanta urgencia para aprobar unos PGE, ya que no hay que acometer "ajustes" y los actuales pueden absorber los fondos europeos
La tesis que barajan en el anillo de influencia de Sánchez es que, mientras la economía vaya bien —el crecimiento agregado del PIB en 2024 fue del 3,2%, algo más del doble de los números que manejaban los expertos a primeros de año, y España es la economía más pujante de la OCDE, según The Economist—, no hay tanta urgencia para aprobar unos PGE, ya que no hay que acometer "ajustes". Además, según han recordado distintos ministros en las últimas semanas, las actuales cuentas, las de 2023, que permanecen prorrogadas desde entonces, han demostrado que resisten bien el acomodo de los fondos europeos. Por tanto, la situación no es ni de lejos la de los últimos años de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando, pese a su minoría parlamentaria, le hacía falta diseñar unas cuentas restrictivas que respondieran al fortísimo impacto de la crisis financiera de 2008. Le sucedió en la Moncloa un Mariano Rajoy que gobernó primero con mayoría absoluta y que sacó adelante cinco PGE —2012, 2013, 2014, 2015 y 2016—, y que, ya en plena fragmentación parlamentaria, aprobó uno más, los de 2017, en junio de ese año, y otro más, los de 2018, también en junio, ya con Sánchez de jefe del Ejecutivo, en virtud de la moción de censura que le ganó cuando el texto ya estaba en el Senado.
"Es cierto que no compensa el desgaste. Hay que recordar la época de [Cristóbal] Montoro [el ministro de Hacienda de Rajoy]. Hubo dos gobiernos distintos con los mismos Presupuestos", apunta una integrante de la dirección federal. "En todo caso, se va a intentar. Claro que se puede seguir con prórroga, pero con Presupuestos o sin Presupuestos la negociación con Junts va a seguir siendo difícil", señala otra responsable de la cúpula de Sánchez. Y pone un ejemplo, al que también hace alusión otro veterano del partido: los posconvergentes, con mucha probabilidad, se unirán este martes a PP y Vox para apoyar una proposición no de ley de los populares para congelar el cierre programado de las centrales nucleares.
Se va a intentar. Claro que se puede seguir con prórroga, pero con Presupuestos o sin Presupuestos la negociación con Junts va a seguir siendo difícil", apunta una integrante de la dirección socialista
El problema con la formación de Carles Puigdemont no es solo de contenidos. El alto precio que exigen a los socialistas. Es también de formas. Porque, como describen fuentes del partido conocedoras de las negociaciones, Junts es muy exigente hasta la última coma de cada texto pactado. Ya ocurrió con la ley de amnistía, que la derecha independentista catalana frenó en el pleno del Congreso hace un año porque, a su juicio, no contemplaba las suficientes garantías. Su marcha atrás se saldó con nuevas concesiones del Ejecutivo para intentar blindar una medida de gracia que, en todo caso, aún no se aplica al propio expresident.
"Pieza a pieza"
De cualquier modo, la pantalla de Presupuestos queda lejana ahora mismo para el Gobierno. Porque Junts negocia "pieza a pieza", como siempre advierte su portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras. Y ahora, desbloqueado el escudo social del real decreto ley ómnibus, admitida a trámite su petición de cuestión de confianza, el reto de ambas partes es culminar las conversaciones para delegar a la Generalitat las competencias migratorias. Y ambas continúan, por el momento, encalladas en el mismo punto: el control de fronteras. Este lunes, la consellera de Interior, Núria Parlon, aseguró en una entrevista en Cafè d'idees (Ràdio 4 y La 2 de TVE), que ese control de fronteras "será compartido" entre los Mossos y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Por tanto, no será completo o integral, como pide Junts. ¿Pero aceptarán los de Puigdemont ese control compartido? "Supongo que sí —respondió Parlon—, las negociaciones son así, llegar a un denominador común". La exalcaldesa de Santa Coloma, mujer fuerte del Ejecutivo de Salvador Illa, también avanzó que en septiembre los Mossos asumirán la seguridad de puertos y aeropuertos.
La 'consellera' Parlon señala que el control de fronteras "será compartido" entre Mossos y las Fuerzas de Seguridad del Estado y avanza que la policía catalana asumirá la seguridad de puertos y aeropuertos el próximo septiembre
A la consellera le contestó después en rueda de prensa el vicepresidente y portavoz de JxCAT, Josep Rius. Y lo que le dio fue un sonoro no: "Cuando hablamos de una delegación integral, es integral, y por lo tanto también sería lógico que los Mossos pudieran tener presencia en los puertos y en los aeropuertos y en las fronteras, y por lo tanto es otro ejemplo de lo que les decía, de que van tarde y mal. En cualquier caso, nos podrían ayudar en este traspaso, en esta delegación integral de las competencias, cosa que no están haciendo hasta ahora".
Los socialistas creen que finalmente llegará el acuerdo, aunque la negociación de este traspaso se prolonga desde hace más de un año, ya que Junts exigió esa delegación a cambio de su abstención en los primeros decretos leyes de la legislatura. El punto de atasco, el control de fronteras, lleva sobre la mesa semanas, sin que por el momento el Ejecutivo ceda a la pretensión de los posconvergentes de que los Mossos asuman todo el poder y sean ellas quienes tengan la capacidad de decidir las expulsiones.
Y hasta que no se desbloquee la cuestión migratoria —de ese pacto depende también que Junts apoye el reparto puntual y extraordinario de 4.500 menores migrantes de Canarias y Ceuta a la Península—, no se abrirá la negociación de la senda de estabilidad y de los Presupuestos, y ahí los de Puigdemont ya han advertido de que, para empezar, quieren más capacidad de déficit para comunidades y ayuntamientos (y menos para el Estado) y que se ejecuten las inversiones comprometidas para Cataluña de los ejercicios anteriores.
La presión no llega al Ejecutivo solo por Junts. También la recibe de Podemos, que pide intervenir el mercado de la vivienda, o de ERC, que exige avanzar en la soberanía fiscal de Cataluña
Pero la presión no le llega al Gobierno solo por parte de Junts. También desde el otro extremo, desde su izquierda. Desde Podemos. Se lo volvía a recordar este domingo su secretaria general, la exministra Ione Belarra: "El Gobierno no va a poder aprobar los Presupuestos Generales del Estado si no interviene el mercado de la vivienda, baja los alquileres y prohíbe la compra de vivienda que no sea para residir. Pensamos que estas son las medidas no que propone Podemos, sino que está proponiendo la gente, como se ve hoy en las calles una vez más", sostuvo este domingo durante la manifestación por la vivienda convocada en Madrid por Hábitat24. Y ERC también ha avisado al Ejecutivo de que si no cumple el acuerdo para una financiación singular para Cataluña no apoyará unas nuevas cuentas. "Si no hay soberanía fiscal, no habrá Presupuestos", recalcó la número dos del partido, Elisenda Alamany, en una reciente entrevista en El Mundo.
"Mi impresión —señala un dirigente socialista, buen conocedor de la maquinaria de la Moncloa— es que nadie apuesta ya de verdad por sacar adelante los PGE. Queda tan solo una tenue puesta en escena para no admitir sin ambages que, en las presentes circunstancias, no es posible aprobarlos. No lo puedes decir abiertamente porque te dirán que es el reconocimiento de que ya no existe mayoría de investidura y de que la legislatura carece de condiciones de gobernabilidad, pero todos sabemos lo que hay. Es pura evidencia, pero aún no procede admitirlo. Yo veo inviable cuadrar el círculo de un pacto presupuestario que incluya simultáneamente a Junts y a Podemos".
"Pueden salir"
En la Moncloa, se mantiene que las negociaciones están "abiertas" y van "avanzando" y que el "objetivo" sigue siendo el de sacar los Presupuestos de este año. Pero también reconocen en el equipo directo del presidente que no podrán continuar unas conversaciones si Junts "pide la Luna". "Pero por ahora no estamos en esa tesitura. Los Presupuestos pueden salir", señalan. En el ánimo del Ejecutivo pesa que las relaciones con los posconvergentes fluyen mejor desde hace dos semanas: se logró salvar con ellos el escudo social del primer decreto ómnibus —este miércoles, quedará convalidado por el Congreso con sus votos y también con los del PP, pese a que las dos fuerzas, junto a Vox, lo hicieron descarrilar el 22 de enero—, a cambio de que los socialistas aceptasen tramitar la solicitud de cuestión de confianza. Esta se debatirá por el pleno del Congreso el 25 de febrero o el 11 de marzo y, aunque prosperase la proposición no de ley, Sánchez ya ha avanzado de que no se someterá a la confianza de la Cámara.
Antes de llegar a los Presupuestos, queda desbloquear el pacto migratorio, que se debata la solicitud de cuestión de confianza o acordar una nueva senda
"Nosotros tenemos unos Presupuestos buenos, que se adaptan a las circunstancias porque hasta tienen prevista la absorción de 25.000 millones de euros de fondos europeos, que es la especialidad en este momento de los Presupuestos —aseguraba el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, el pasado 25 de enero en una entrevista en elDiario.es—. Y son unos Presupuestos que, a la vista está, funcionan en lo económico y en lo social. Por tanto, queremos que haya nuevos Presupuestos, pero los Presupuestos que tenemos vigentes, los prorrogados, son muy buenos para España". Es el mensaje que, en público, sigue manteniendo el Ejecutivo.
Lo que, en cualquier caso, dará la prueba de si es posible o no que el Ejecutivo puede pensar en unos nuevos PGE es la negociación migratoria, porque esta es la prioridad para Junts ahora mismo. Si se desbloquea, las esperanzas del Gobierno aumentarán, y aún dispondrá de unos dos meses para intentar convencer a los posconvergentes. Pero si no prospera el consenso, todo se pondrá mucho más cuesta arriba. Quienes conocen a fondo las conversaciones, no obstante, piden poner luces largas, salir de lo pequeño. Y muestran su convicción de que, antes o después, llegará el entendimiento con Junts. Como ha ocurrido hasta ahora, con muchas dificultades y trompicones, porque el expresident tiene mucho más incentivos para que siga gobernando Sánchez. "Al final, ellos siempre tienen ganas de acordar", resume un dirigente socialista al tanto de los contactos. La cuerda puede llegar a tensarse, sí, pero no se rompe, creen en el PSOE. La legislatura, por ahora, defienden, puede seguir.
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