Es martes, 11 de febrero. A las 8.30 de la mañana, María Jesús Montero y Yolanda Díaz se sientan juntas en la reunión de la comisión interministerial sobre la dana de Valencia. Media hora más tarde, comparten el Consejo de Ministros, que "apenas dura nada", menos de una hora, que es de trámite. La vicepresidenta segunda defiende ante sus compañeros de Gabinete la subida del SMI de 50 euros brutos al mes, hasta los 1.184. "Y nadie abre la boca", tan solo el presidente, Pedro Sánchez, le pregunta por las negociaciones de la directiva europea de salarios mínimos. Después, el jefe del Ejecutivo marcha con la vicepresidenta primera hacia el Congreso, hacia la reunión con el Grupo Parlamentario Socialista, la de arranque del periodo de sesiones, que comienza pasadas las 10.30. Presume del aumento del SMI. Acaba la cita. Y llega el anuncio. La confirmación de Hacienda de que ya no quedarán exentos de tributación en el IRPF aquellos que cobren esos 1.184 euros al mes en 14 pagas. Solo afectará, no obstante, precisan desde el equipo de Montero, a una minoría de trabajadores, a aquellos por ejemplo en pareja y con un hijo mayor de tres años (99,46 euros al año), o a los contribuyentes solteros sin hijos (300,03 euros). Una minoría que en todo caso "pagará muchos menos impuestos que los que pagaría con el IRPF vigente con el Partido Popular".
En la Moncloa continúa Díaz, porque está prevista su comparecencia con la portavoz, Pilar Alegría, y con la vicepresidenta tercera, Sara Aagesen —para contar la expropiación y demolición del hotel El Algarrobico de Almería—, y el titular de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy —por la reforma de las leyes de dependencia y discapacidad—. La noticia de Hacienda es una bomba. Díaz no la esperaba porque la información que tenía hasta entonces, y la que había trasladado durante el mismo lunes el ala socialista del Gobierno, es que la decisión "no estaba tomada", que no tenía por qué comunicarse a la vez que se adoptaba el acuerdo de subida del salario mínimo.
Jamás se había vivido una comparecencia del Gobierno que parecían dos ruedas de prensa paralelas, con argumentos y contraargumentos, gráficos y tensión de la portavoz y la ministra
La rueda de prensa arranca al filo de las 12.30. En el turno de preguntas, las discrepancias estallan y ni Díaz ni Alegría las disimulan. Ambas parecen más entregadas a un insólito combate parlamentario, con argumentos y contraargumentos, que a una comparecencia conjunta del Gobierno. La vicepresidenta segunda reconoce que no hubo ni "deliberación" en el Consejo de Ministros ni "comunicación" previa de Montero a Sumar. Se había enterado de la decisión "por la prensa". Defiende que una renta salarial de 16.576 euros brutos anuales sigue siendo muy baja, que sí es "superpartidaria" de hacer "pedagogía" sobre los impuestos, sí, pero no sobre si hay que pagarlos o no, sino sobre quién, que no puede ser que recaiga la carga tributaria sobre los más vulnerables, que la justicia fiscal "empieza por arriba, no por abajo". Llega a leer el artículo 31 de la Constitución, el que prescribe que todos los ciudadanos deben pagar impuestos de acuerdo con su "capacidad económica".
Alegría sale a rebatir a continuación a la vicepresidenta segunda, aunque los periodistas no le habían preguntado a ella directamente. También alude a la "pedagogía" —"esa parte que dicen que se lleva Hacienda va directamente a consolidar y a mejorar los servicios públicos de los que todos los ciudadanos hacemos uso"—. Pone el acento en que lo importante es la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta los 1.184 euros, un 61% más que los pírricos 735 euros en que lo dejó Mariano Rajoy en 2018. Y blande un gráfico para ilustrar que, por ejemplo, a una pareja con un hijo menor de tres años tampoco se le aplicarán retenciones, cuando sí ocurría con el PP. A su lado, Díaz cabecea, le replica con risas. La tensión es más que evidente. Insólita. Una guerra en directo entre los socios. Televisada. Jamás, ni en los momentos más críticos de la coalición con Unidas Podemos —un Ejecutivo que vivía en hostilidad permanente—, se había visibilizado un choque así en la comparecencia más solemne que tiene el Gobierno a la semana.
—No podemos dar este espectáculo.
La reflexión la hacía un alto mando socialista del Ejecutivo. Y reflejaba bien qué había sucedido este martes de martirio para los dos miembros de la coalición. Ninguna de las partes acertaba a contar qué había ocurrido realmente, por qué Hacienda decidió comunicar que a partir de ahora el salario mínimo no quedará exento de tributación, opacando por completo la subida en sí misma, pactada con los sindicatos (sin la patronal), y hasta los 1.184 euros brutos al mes. Por qué no se dijo nada en el Consejo de Ministros ni se avisó antes a Díaz.
Nada acababa de encajar. Había ocurrido, además, lo contrario a lo sucedido la semana pasada: entonces, sí fue muy tensa la reunión del Consejo —la presidió Montero, porque Sánchez estaba en Bruselas—, porque se volvieron a enfrentar Díaz y el titular de Economía, Carlos Cuerpo, a cuenta de la reducción de la jornada laboral. Pero, en la rueda de prensa posterior, todo fueron sonrisas y ambos disimularon las tensiones previas. Este martes, lo que había sido intrascendente fue el encuentro del Gabinete.
Seguro que lo arreglamos. Seguro que nos ponemos de acuerdo. Si nos podemos de acuerdo con Junts, cómo no vamos a hacerlo con Sumar", asegura un alto cargo del Ejecutivo
En la Moncloa defendieron el gesto de autoridad de Montero, pero también apuntaban que la tensión ni podía ni debía mantenerse. "Seguro que lo arreglamos. Seguro que nos ponemos de acuerdo. Si nos podemos de acuerdo con Junts, cómo no vamos a hacerlo con Sumar", señalaba uno de los responsables de la sala de máquinas del Gobierno.
"Una burrada que se haga esto a gente que cobra tan poco"
Los socialistas se aferraban a la decisión de Hacienda, pero lo cierto es que, con el paso de las horas, se fueron quedando solos. Díaz anunció desde la rueda de prensa que cualquier iniciativa que se presentara en el Congreso para dejar fuera de la tributación del IRPF a los perceptores del SMI contaría con su "anuencia". Minutos después de la comparecencia, Sumar anunció que registraría su proposición de ley para "garantizar" la continuidad de la exención, ejerciendo así su "autonomía parlamentaria" ante una decisión "unilateral" de Montero. Sin embargo, fue Podemos quien llevó al registro de la Cámara baja su propia iniciativa. Y luego lo hizo el PP, en el Congreso y en el Senado. Finalmente, hizo lo mismo Sumar.
Sumar anuncia una proposición de ley para "garantizar" la exención del IRPF a los que ganen el SMI. Podemos presenta antes la iniciativa, y también el PP en Congreso y Senado. Los socios de izquierda se alinean con la vicepresidenta Díaz
Los socios de izquierdas se alinearon enseguida con Díaz. ERC, BNG y también Bildu. "Me parece una burrada que se le haga esto a la gente que cobra tan poco", dijo expresivamente el republicano Gabriel Rufián. "Perdonar impuestos a las grandes energéticas y hacer tributar a las personas que cobran el SMI es justo lo contrario a la progresividad y justicia fiscal. Es la peor manera de empezar una reforma fiscal", convino Oskar Matute, portavoz adjunto de Bildu en la Cámara baja.
La soledad de los socialistas hace previsible una rectificación, y no lejana. El Gobierno puede, en virtud del artículo 134 de la Constitución, vetar cualquier iniciativa que suponga una minoración de los ingresos o un aumento del gasto. Pero ese derecho ahora ni siquiera podría ejercerlo, porque en la Mesa del Congreso, y en las Mesas de las comisiones, el PP y Sumar cuentan con mayoría absoluta, así que pueden frenarlo. Dicho de otro modo, la Moncloa no puede impedir que se tramite, y se acabe aprobando, una iniciativa que reponga la exención de IRPF para los que cobre el salario mínimo. Una medida que saldría avalada por la derecha, Sumar y los socios de izquierdas. La derrota sería difícil de superar para Montero y para el propio Sánchez. Este miércoles, el presidente se enfrentará con seguridad a las preguntas de la oposición en la primera sesión de control en la Cámara baja de este 2025. No tendrá a su lado a la vicepresidenta primera, ya que, tras un cambio de agenda última hora, no acudirá, al estar "con fiebre", según indicaban en su equipo.
Los socialistas acusan a Díaz de "populismo fiscal", insisten en que hay que hacer "pedagogía" porque lo que sube es el SMI, no el IRPF, y advierten de que esos ingresos extra sirven para pagar políticas sociales, más cuando no hay impuesto energético o al diésel
Fuentes de la Moncloa admitían la dificultad de hacer "pedagogía" con un tema tan sensible como este. Pero defendían que en algún momento hay que hacerlo, que tenía sentido la exención del IRPF cuando se cobraba un "salario de subsistencia" —así lo definió Alegría—, los 735 euros al mes de Rajoy, pero no ahora, cuando el SMI ha saltado de los 10.302,6 a los 16.576 euros al año, "un incremento por encima de la inflación". También porque se ha aceptado subir una cuantía en la parte alta de la horquilla que ofrecían los expertos, del 4,4% (50 euros al mes), con lo que se alcanza el objetivo de que el SMI se sitúe en el 60% del salario medio. En el corazón del Ejecutivo recordaban que esa recaudación extra servirá para reinvertirla en políticas públicas, como vivienda o becas. "Hasta 2.000 millones", según los cálculos de un ministro, que reprochaba a Díaz que fomentase el "populismo fiscal", cuando la izquierda tiene que hacer hincapié en su mensaje de que los impuestos no pueden estar estigmatizados, porque lo lógico es que si se cobra más, se aporte más a las arcas públicas. "Además, es lo que está pasando en otros países europeos, que tienen salarios mínimos un poco similares a los nuestros, y allí también se tributa", caso de Alemania, Francia, Países Bajos o Polonia, ilustraba otra ministra socialista. El socio mayoritario de la coalición cree que en Díaz opera otra razón para capital: su necesidad de sacar la cabeza y ganar foco para competir con el que tiene "al lado". O sea, con Podemos.
Pero Hacienda también ha tomado la decisión por otra razón obvia: necesita cuadrar los números. Desde este 2025 ya no existe el impuesto a las energéticas —recaudó por él 1.164 millones de euros el año pasado—, y los ingresos del gravamen a la banca, reformulado, se distribuyen ahora a las comunidades autónomas. El año pasado, por la tasa extraordinaria a las entidades financieras el Estado captó 1.695 millones. El Gobierno no ha logrado igualar la tributación del diésel a la gasolina, pese a que la Comisión Europea exige suprimir esa bonificación fiscal, por falta de apoyos. Los socialistas alegan que, por tanto, necesitan aumentar los ingresos para poder pagar políticas sociales, porque tienen que consolidar las cuentas para luego poder exigir fondos europeos y porque está pendiente el pacto para una nueva senda de estabilidad. Y, si quiere amarrar el sí de Junts, Montero tendrá que dar más capacidad de gasto a las CCAA para quitársela al Estado.
"Yolanda se ha acogido a un tema ganador"
La sorpresa por lo sucedido era compartida entre los socialistas, pero también la defensa de la posición de Montero, por la necesidad de hacer "pedagogía" del pago de impuestos, de la contribución a Hacienda en función de la renta. Aun admitiendo que, en el debate público, no era la opción más popular ni más comprensible. "Yolanda se ha acogido a un tema ganador entre la gente", resumía una integrante del Consejo de Ministros.
Hacienda defiende que tenía que contar ya que no había cambios en la tributación y que el compromiso es que el SMI alcance el 60% del salario medio, "no que no se tribute nunca por él"
En Hacienda, de hecho, no negaban la posibilidad de que pudiera caber la marcha atrás. Y explicaban que se comunicó la decisión este martes porque el año pasado, cuando el Gobierno acordó la subida hasta los 1.134 euros, compareció Díaz y también Montero, en su caso para dar cuenta de la modificación del reglamento de la IRPF, justo para hacer que los trabajadores que cobrasen hasta ese umbral quedaran exentos de las retenciones en sus nóminas. "Lo lógico era contar ya que no había cambios en la tributación. El compromiso de la coalición es que el SMI tiene que alcanzar el 60% del salario medio, no que no se tribute nunca por él. No tiene sentido sacar a más gente del IRPF", indicaban desde el ministerio, donde añadieron otra razón: la información de los contribuyentes, más allá de que tributen más o menos. En Hacienda sí admitían que la comunicación interna podía haber sido "deficiente" en el seno del Ejecutivo.
El equipo de Montero preparó varios ejemplos prácticos [aquí en PDF] para apuntalar sus tesis: un contribuyente con pareja y un hijo menor de tres años que cobre el SMI este 2025 (16.576 euros anuales), no sufrirá retenciones, como pasaba hasta ahora —y en cambio habría pagado 838,75 euros al año en 2018, con el IRPF del PP, con un tipo del 5,06%—. Un trabajador con pareja y un hijo mayor de tres años pagaría a partir de ahora 99,46 al año (un tipo del 0,60%), cuando con el PP habría abonado 1.108,9 euros (al 6,69% de retención). El mayor mordisco se lo llevaría un trabajador soltero y sin hijos: 300,03 euros, por un 1,81% de tipo —que habría sido del 7,99% con el PP, 1.324,42 euros—. Hacienda destacó la injusticia de que un contribuyente soltero y sin hijos que cobre poco más del salario mínimo, 18.500 euros, sufrirá una retención del 6,09% (o sea, 1.126,65 euros). Es decir, que por muy poco más de ingresos, el escalón sería muy significativo si continuaría la exención. La comparación también sería válida, recordaron, con un jubilado que perciba una pensión de 17.000 euros al año: paga 224,4 euros, con una retención del 1,32%. Y una trabajadora casada con dos hijos de 5 y 7 años que gane 20.000 euros abona 1.342 euros (un 6,71%). "La mayoría de trabajadores que gana el SMI no pagará nada porque el Gobierno ya aprobó la mayor rebaja del IRPF para rentas bajas y medianas —sostuvo Hacienda—. Con Sánchez, los grandes patrimonios y grandes empresas pagan más impuestos y las rentas bajas y medianas tributan menos".
Para Díaz, describían fuentes muy próximas, es Montero la que "lleva cometiendo errores hace mucho tiempo", y la que con su decisión de este martes "se pega un tiro en el pie", sobre todo porque el Consejo de Ministros iba cargado de contenidos importantes —no solo la subida del SMI, también la expropiación de El Algarrobico y la reforma de las leyes de dependencia y discapacidad— que resultaron eclipsados por el choque entre los dos socios, y a la vista de todos. "¿Es que es justo que tengan que tributar los que cobran 16.576 euros brutos anuales? Le hemos regalado una bala al PP. Y sin que haga nada", señalaron las mismas fuentes, que no obstante reconocieron la mala imagen de la comparecencia de este martes, que directamente "llegó a irse de las manos".
Le hemos regalado una bala en el pie", es Montero la que "se pega un tiro en el pie", señalan en el entorno de Díaz, en el que se manifiestan satisfechos por haber "ganado el pulso" al PSOE por dos veces
"El problema lo tiene el PSOE y cómo queda ante los sindicatos y la ciudadanía" por pretender que la última subida tribute en el IRPF, defendieron desde el entorno de Díaz. En la Vicepresidencia Segunda interpretaban que ya son dos las veces en que la titular de Trabajo "ha ganado el pulso" al socio mayoritario de la coalición gubernamental. La primera, con la reducción de la jornada laboral, que llegó al Consejo de Ministros tal como había sido pactada con los sindicatos, sin cambios, y ahora con la subida del salario mínimo, que a juicio de Díaz debería ir acompañada, como ocurría hasta ahora, de un incremento del mínimo exento. El pulso está abierto, y la ministra de Trabajo no piensa ceder.
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