Las cosas siguen como quedaron ayer martes. Nada cambió con la intervención del presidente del Gobierno en la primera sesión de control al Ejecutivo del año en el Congreso. Pedro Sánchez defendió ante el PP la subida del salario mínimo interprofesional, pero esquivó las referencias al choque dentro de su coalición a cuenta de la tributación, a partir de ahora, en el IRPF. Pudo escabullirse porque tampoco Alberto Núñez Feijóo le apretó, y tampoco le sacaron el tema los otros dos siguientes portavoces, de Vox y ERC. Así que por ahora todo sigue como estaba, pero el jefe del Ejecutivo, con su silencio, se dejaba margen para una eventual rectificación, a la que puede verse obligado si prosperan las iniciativas de los grupos, también de Sumar, para "garantizar" que los perceptores del SMI continúen exentos en el pago del impuesto sobre la renta.
Sánchez no tenía a su lado este miércoles a su vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la que decidió ayer no eximir de tributación a los que cobren el salario mínimo. Una subida que no fue comunicada previamente a Yolanda Díaz y que provocó un insólito choque entre ella y la portavoz, Pilar Alegría, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, una comparecencia en la que quedó opacada la subida del SMI de 50 euros brutos al mes, hasta los 1.184 en 14 mensualidades. Montero no acudió al Congreso por enfermedad. Pero sí se sentó a su izquierda la propia vicepresidenta segunda. No se llegó a revivir el choque de ayer, ni mucho menos. Feijóo centró primero su pregunta en la presunta corrupción del Gobierno y del entorno del presidente, en el "borrado" de los WhatsApp y los mails del fiscal general del Estado... y solo al final, en su segundo turno, entró a la cuestión.
Confunde servir a los españoles con sacar tajada de ellos. Quedarse con la mitad de la subida del salario mínimo ni es progresista ni es justicia social", reprocha Feijóo, que tacha de "paripé" el choque del martes
"Confunde servir a los españoles con sacar tajada de ellos. Quedarse con la mitad de la subida del salario mínimo ni es progresista ni es justicia social", reprochó el líder del PP, que calificó a continuación de "paripé" el choque de ayer entre los ministros de Sumar y los socialistas. "Señora Díaz, a Pablo Iglesias esto no se lo habrían colado", la pellizcó. No hubo más referencias del jefe de los conservadores.
"Señor Feijóo, ahora entiendo por qué ustedes cuando gobernaban congelaron el salario mínimo, para que no tuviera retención en el IRPF —contestó el presidente entre aplausos de su bancada—. Mucho mejor vivir con 735 euros al mes, que era como lo dejaron en 2018, a los 1.184 euros al mes que está el Gobierno de España dejando el salario mínimo interprofesional. Señoría, ¿sabe por qué tenemos este debate? Este debate lo tenemos porque el Gobierno de España ha subido en estos siete años el 61% del salario mínimo interprofesional. El 61%, con ustedes siempre en contra, señoría". A su vera, la vicepresidenta segunda también aplaudía.
El crecimiento del SMI ha permitido, señala Sánchez, reducir la desigualdad, achicar la brecha salarial y "desmontar todos los dogmas neoliberales" de la derecha, recalca el presidente en su réplica
No tocaba Sánchez ninguna fibra sensible dentro de la coalición. Porque lo que hizo el presidente fue defender férreamente la subida del SMI. Un alza con la que, siguió, se ha logrado reducir la desigualdad y acortar la brecha salarial entre trabajadores y trabajadoras, "porque el 60% de las beneficiarias son mujeres". Pero sobre todo el crecimiento del SMI, ha conseguido, recalcó, "desmontar todos los dogmas neoliberales" que la derecha "implementó durante la crisis financiera [de 2008], diciendo que no se subía el salario mínimo interprofesional para poder crear empleo". "Hemos subido el 61% del salario mínimo interprofesional y tenemos 22 millones de ocupados en nuestro país. Esa es la realidad".
Sánchez acabó su respuesta ironizando sobre el giro del PP con el decreto ómnibus, que primero rechazó y tumbó junto a Junts y Vox y que después, tras ser salvado parcialmente tras un pacto con los posconvergentes, decidió respaldar. "Bienvenido al escudo social, señor Feijóo. De repente, obró el milagro. Ya no hay palacetes [el del PNV en París], ya no hay okupas, tampoco hay escrúpulos. Cuando su voto era decisivo para revalorizar las pensiones, ustedes votaron que no", y ahora que ya no lo es, pasaron al sí, les recriminó.
Rufián no entra en materia y le pregunta al presidente por el combate a la "ola reaccionaria". El líder socialista replica que la mejor receta es la de aprobar políticas progresistas
¿Existe una crisis con Sumar?, preguntaron los medios a Sánchez en los pasillos del Congreso a la salida de la sesión de control. "En absoluto", replicó él. Está por ver cómo se reconducen las diferencias con su socio de coalición, pero al menos este miércoles no se agrandó la brecha.
Antes de abandonar el pleno, Sánchez tuvo que responder las preguntas de Santiago Abascal y Gabriel Rufián. Pero tampoco el portavoz de los republicanos, que se alineó ayer con las tesis de Sumar —como el BNG, el PNV o Bildu—, sacó el tema a colación. El dirigente independentista le preguntó por el combate del Gobierno a la "ola reaccionaria" y le propuso cuatro medidas: primero, "tener un plan y no actuar como una ambulancia", dos, promover desde Europa una red social alternativa de participación pública; tres, "decir a la cara a los fascistas que no son valientes", porque no lo es "machacar a los robagallinas" y ser blando con los poderosos, y cuatro, "decir a los fascistas que no son patriotas, porque no lo es querer gobernar odiando a la mitad de tu país". Nada del SMI, por tanto, y de su tributación.
Señoría, a su pregunta de si el Gobierno funciona, ahí están los datos. El Gobierno funciona y, a pesar de ustedes, España avanza", le espeta a Feijóo
Sánchez, por tanto, no tuvo que volver a la polémica interna de su Gabinete y defendió, como había hecho ante Feijóo, que la mejor medicina es aplicar políticas progresistas, que están, a su juicio, "funcionando" y permitiendo que España "avance".
El presidente, de hecho, se escudó en la buena marcha de la economía en el primer asalto con Feijóo. Él, antes de hablar del SMI, le inquirió si va a pedir "perdón" a los españoles por los "borrados del fiscal general del Estado", por su hermano, David Sánchez, o por su mujer, Begoña Gómez, investigados ambos por presunta corrupción, o por ser "títere del separatismo". Sánchez se agarró a la literalidad de la pregunta registrada en el Congreso, a si el Gobierno funciona. "Yo le digo que el Gobierno funciona y que España avanza. En 2024, el 50% del crecimiento de la eurozona se explica por el crecimiento de la economía española. El 30% de los nuevos empleos que se crearon en la eurozona se crearon en España, y eso en un país que representa el 10% del PIB y el 13 o el 14% de la población. Esa es la magnitud del éxito económico que vive ahora mismo el país. Por tanto, señoría, a su pregunta de si el Gobierno funciona, ahí están los datos. El Gobierno funciona y, a pesar de ustedes, España avanza". Nada más del salario mínimo. Por ahora.
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