El presidente del CIS, José Félix Tezanos, lo ha vuelto a hacer. No sólo sitúa de nuevo al PSOE por delante del PP, sino que acrecienta la distancia entre las dos principales fuerzas políticas del país, desmintiendo el resto de los sondeos, algunos muy recientes, como el de 4dB para el Grupo Prisa, que situaba a Alberto Núñez Feijóo 3,5 puntos por delante de Pedro Sánchez. Inasequible al desaliento, es la décima vez consecutiva que Tezanos da ganador a su partido, independientemente del tono del debate político o de las crisis recurrentes de la mayoría de la investidura. En cambio, los datos que maneja el PP aseguran que les consolida muy por encima del 30 por ciento en intención de voto con un suelo sólido de 140 escaños.

En todo caso, según el CIS, el PP parece lastrado por el cambio de criterio en torno al decreto ómnibus que contenía, entre otras medidas, la revalorización de las pensiones, ayudas a los damnificados por la Dana y al transporte público. Pasó del 'no' al 'sí' una vez que el Ejecutivo negoció el apoyo de Junts y tras constatar los populares en sondeos internos el amplísimo apoyo al incremento de las pensiones conforme al IPC que recibe entre amplios sectores de sus votantes.

Si hacemos caso al barómetro de ayer, el jefe del Ejecutivo conseguiría el 33,4 por ciento del voto y el líder del PP un 28,1, en el que es el peor porcentaje desde las generales del 23-J. Significa que, en el último mes, Sánchez ha dado un salto para arriba de 1,6 puntos con respecto al CIS de enero -cuando Tezanos le otorgó el 31,8 por ciento del voto- y Feijóo exactamente el mismo dato (1,6) pero de descenso (29,7 en enero). No hay atribución de escaños, por lo que los datos no han pasado por la 'cocina' del CIS.

En todo caso, antiguos responsables del instituto demoscópico público como Félix Requena, consideran que lo que viene viciado de origen es la propia muestra del sondeo, con un sesgo que sobrerepresenta sistemáticamente al PSOE, en concreto, o al bloque de la izquierda, en general, y hace innecesaria cualquier interpretación posterior. En este sentido se manifestó Requena en el Senado el pasado día 5 durante su comparecencia ante la 'comisión Tezanos', donde denunció que "se está produciendo un proceso de autosesgo de la muestra en su origen (...) Una sobrerepresentación de votantes del partido del gobierno y una infrarrepresentación del partido de la oposición".

Aseguran tener "un suelo de 140 escaños ya inamovible"

Eso mismo creen en el cuartel general de los populares, donde han desistido de dar cualquier tipo de credibilidad a los barómetros del CIS, aunque hasta hace poco salvaban lo que se llama el 'bruto' de la muestra con el que hacían sus propias proyecciones de resultados. La tendencia que marcan sus encuestas internas ofrecen un panorama muy distinto al del CIS. Aseguran tener "un suelo de 140 escaños ya inamovible" a decir de fuentes populares y de ahí, para arriba.

El objetivo es superar la barrera de los 150 diputados, no porque se deje de depender numéricamente de otros grupos parlamentarios de la Cámara Baja para ahormar mayorías, sino porque "aspiramos a un gobierno en solitario" y creen que a partir de ese número Feijóo estaría legitimado para nombrar un ejecutivo monocolor. Y, del mismo modo, aseguran no tener ningún sondeo que les dé por debajo del 30 por ciento del voto, sino siempre "superando en varios puntos ese porcentaje", nada que ver con el 28,1 por ciento de Tezanos.

En todo caso, el CIS arroja un dato preocupante para Génova si es que fuera real, puesto que Sánchez tiene una fidelidad de voto del 72,6 por ciento cuando en enero fue del 67,1 y en diciembre del 62,9. Por contra, los populares parecen perder 2,2 puntos de retención de electores con respecto al mes anterior para situarse en el 71,1 por ciento.

Génova se aferra al dato de que el crecimiento de Vox no es a costa del PP

Sin embargo, los populares se aferran a su fortaleza "por mucho que crezca Vox", que es uno de los datos en los que sí coincide el barómetro de Tezanos con otros sondeos de empresas demoscópicas privadas, así como en la caída de Sumar. La gran pregunta que se hacen en el PP, una vez asumido que esta formación no va a desaparecer del mapa político como ocurrió con Ciudadanos, es hasta qué punto la ola internacional de la ultraderecha que beneficia a Santiago Abascal mantendrá el mismo ímpetu cuando llegue la cita electoral.

Por lo pronto, los populares han decidido usar la política arancelaria de Donald Trump para erigirse en los únicos defensores del campo español, terreno en el que los voxistas tienen uno de sus principales bastiones electorales. Ayer mismo, Núñez Feijóo visitaba en Lérida una empresa hortofrutícola para defender que "de nada sirve a los agricultores el enfrentamiento con la administración norteamericana", en alusión a Sánchez, pero tampoco, "el silencio cómplice de otros partidos", esta vez en referencia a Abascal, que ha llegado a defender los aranceles estadounidenses y justificado que sólo cayéndole bien a Trump puede levantar los mismos.

El shock del 23-J

En todo caso, en el PP no se engañan respecto a la importancia de la resistencia electoral de Vox. Porque en la medida de que ambos partidos se mantengan al alza, se imposibilita una mayoría alternativa del llamado bloque de la izquierda junto a nacionalistas e independentistas de la derecha. Sin embargo, sus previsiones no dejan de ser algo conservadoras tras el shock del 23-J, cuando algunos sondeos daban por hecho una mayoría absoluta PP-Vox y de nada le sirvió a Feijóo ganar aquellas elecciones.