El productor de cine para adultos, Ignacio Allende Fernández, conocido como Torbe, tenía retenida a una mujer venezolana en su casa a la que pensaba prostituir. Distitnas fuentes policiales señalan que la chica llegó engañada a España y que se encontraba retenida contra su voluntad.

El pasado 13 de febrero, la Policía detuvo a Torbe en el aeropuerto de Barajas, en Madrid. El productor porno regresaba de un viaje a Cuba, cuando la brigada provincial de Extranjería, de la Jefatura Superior, pudieron atraparlo.

La mujer, una "chica muy joven" según los agentes consultados, habría llegado desde Venezuela engañada por Torbe. Al llegar, presuntamente, el detenido le explicó que iba a ejercer la prostitución, al mismo tiempo que sería actriz porno. El productor la habría agredido sexualmente, "para ponerla a prueba" antes de explotarla en la calle y delante de la cámara.

El viaje de Torbe a La Habana, capital de Cuba, fue aprovechado por la víctima para interponer una denuncía ante la Policía por agresión sexual. A su vuelta, el pasado jueves, los agentes le detuvieron. Se le acusa, además de la agresión, de trata de personas y de detención ilegal.

Tras su arresto, los policías registraron su domicilio el viernes. Torbe pasó la noche en el calabozo, hasta que el sábado paso a disposición del Juzgado de Instrucción número 17, que estaba en funciones de guardia. El juez se inhibió en favor del 44, que es quien lleva la causa. En su declaración sólo contestó a su abogada. El detenido quedó en libertad sin medidas cautelares, ya que la Fiscalía no pidió prisión para él.

Condenado por pedofilia

La nueva detención de Torbe se ha producido menos de dos años después de su última condena. En septiembre de 2023, reconoció los delitos de distribución y posesión de pornografía infantil. Estuvo acusado de grabar vídeos en 2012 a una chica y, sabiendo que era menor de edad, guardarlos hasta que cumpliese los 18. En 2015 grabó imágenes con una menor que no quería que se difundiesen, aunque el condenado las envió a varias personas.

Su defensa consiguió un pacto con la Fiscalía. Rebajó la petición de condena de siete años y siete meses a dos años. También tuvo que pagar 65.000 euros por daños morales. El fallo recogió que en su oficina se encontró pornografía infantil con "violaciones" a "niñas de corta edad" y a "bebés". Reconoció que los usaban para "satisfacer su ánimo libidinoso y lascivo".

El productor porno tenía ya una condena anterior, de 2008, cuando se le impuso una pena de un año por corrupción de menores.