El diagnóstico está hecho hace tiempo. También la alerta se lanzó entonces. La sociedad vasca hace décadas que ve cómo su curva demográfica cae sin parar de año en año. El problema es sobre todo social, pero empieza a dar síntomas tangibles y preocupantes en el sistema educativo y en el económico. El descenso de la natalidad se convierte en un problema escolar pero también de menor mano de obra. Lo hace en una economía que cada vez engorda más su factura de jubilados y con menos cotizantes que los puedan sustentar.

El problema también tiene un grave reflejo en los colegios vascos que ven cómo cada campaña de matriculación se abre una suerte de ‘batalla’ por el codiciado nuevo alumno. Una pugna que se libra fundamentalmente en los cursos de enseñanza infantil, donde hace años que el tamaño de las aulas mengua hasta hacer insostenible, en algunos casos, la pervivencia del centro. La consecuencia: cierre de aulas, reducción de líneas educativas y cierre de colegios. Este curso en los niveles de enseñanza infantil se han matriculado 68.114 niños y niñas. Hace una década eran 93.805, un 28% más.

Las políticas de apoyo a la familia que desde hace años impulsan las instituciones, con ayudas a la natalidad, no surten apenas efecto. En 2024 apenas hubo 12.962 nacimientos, un 3,7% menos que el año anterior. Por primera vez el País Vasco cae de los 13.000 alumbramientos y registra un saldo vegetativo negativo de 9.631 personas, El año pasado en Euskadi murieron 22.593 personas y nacieron poco más de la mitad de esa cifra, 12.962.

En este contexto, los empresarios denuncian desde hace tiempo que cada vez les cuesta más encontrar mano de obra, más aún si es cualificada. Sólo la llegada de inmigración, o incluso la contratación en países Latinoamericano, está logrando sostener el relevo laboral que provoca la jubilación de miles de trabajadores cada año.

El Ejecutivo vasco anunció ayer con satisfacción el acuerdo que se formalizará el próximo 28 de febrero para que el Gobierno central ceda a la administración vasca la competencia de permisos de trabajo a ciudadanos extranjeros: “Los necesitamos”, reconoció ayer la portavoz del Ejecutivo, María Ubarretxena. La previsión que manejan los empresarios vascos es que en los próximos años se requerirá captar anualmente al menos 10.000 trabajadores de fuera del País Vasco.

'Invierno demográfico'

Según el estudio ¿Por qué debería trabajar en Euskadi? Potencial y desafíos del País Vasco para atraer talento, de la consultora EY, desde 2008 en Euskadi cada año se han jubilado alrededor de 10.000 trabajadores. La fuga de talento hacia mercados más atractivos y mejor pagados ha acentuado esa reducción de oferta de trabajadores en la Euskadi envejecida. Tampoco la atracción de talento al País Vasco está logrando reducir el impacto de este problema. De este modo, el invierno demográfico se traduce en un saldo negativo en el ámbito laboral en un entorno económico de cada vez mayor competencia global y que requiere de mayores niveles de cualificación.

Sólo en Euskadi la demanda de perfiles con preparación y especialización ha crecido de modo muy significativo respecto a los de baja o media cualificación. Si en 2017 los empleos cualificados representaban en el País Vasco el 41,7%, un lustro después ya había aumentado hasta cerca del 50% y la tendencia sigue al alza actualmente.

Esta situación se produce mientras el número de estudiantes que accede a estudios universitarios en el País Vasco se va reduciendo de año en año. Y lo hará aún mucho más en apenas dos o tres lustros, cuando el número de titulados universitarios que salgan de las facultades vascas será menor.

Un 28% menos de alumnado

El futuro de la sociedad y la economía se perfila en gran medida en las aulas de los más pequeños. En la última década el número de matriculaciones en educación infantil en Euskadi ha caído un 28% y la previsión con las que trabaja el departamento de Educación vasco es que hasta al menos 2032 esa tendencia se mantendrá o incluso se agudizará.

La crisis de alumnado en el sistema educativo es un problema cada vez más extendido. Son alrededor de 200 las aulas con menos de diez alumnos en toda la red docente. Los casos de colegios que se han visto abocados al cierre por falta de alumnos empieza a aumentar. Es un goteo incesante que aboca en muchos casos a la fusión entre centros educativos para sobrevivir. Tras la reducción de líneas educativas, la subsistencia para poder continuar pasa por la fusión de colegios que ya se anuncia para el próximo curso tanto entre centros públicos como concertados.