La entrada de drogas por las costas andaluzas está cambiando. En los últimos meses, los narcotraficantes están moviendos sus puntos de entrega desde las playas de Cádiz hacia el río Guadalquivir. Las embarcaciones semirrígidas están aumentando su presencia río arriba. Y lo que preocupa más, van cargadas de cocaína.

En lo que va de año, han sido varios los avistamientos de narcolanchas surcando el río andaluz, navegable en su último tramo. Esta semana, siete gomas llegaron hasta La Algaba, en el norte de Sevilla. Esta ubicación está a 90 kilómetros de la desembocadura. Y no siguieron más arriba porque una presa se lo impidió. Allí estaban fondeadas, resguardándose del temporal, a la vista de todo el mundo, con total impunidad.

Las operaciones de la Policía Nacional y la Guardia Civil, además, constatan que los narcotraficantes ahora meten cocaína por el Guadalquivir. Cada vez más, los fardos van rellenos de la dama blanca. Esto es un cambio de paradigma. Los clanes colombianos, dominadores del sector productivo, tenían fuertes alianzas con organizaciones en Galicia. Es por allí por donde entraba gran parte de la mercancía, además de por el puerto de Algeciras. Ahora, las alianzas con los grupos del sur les han hecho llevar su cadena de distribución a poblaciones como Sanlúcar de Barrameda o Chipiona.

Los narcos saben que la cocaína es mucho más rentable y, dispuestos a jugársela, toman el riesgo. Por cada kilo pueden venderlo por unos 18.000 euros. El precio ha bajado considerablemente desde los 30.000 en los que se ha mantenido históricamente. Todos los análisis de inteligencia apuntan a que "hay más droga que nunca", por lo que el valor baja. Aún así, se saca más que con el hachís. Unas 15 veces más.

La farlopa lleva aparejada más violencia. Es una mercancía más valiosa, por lo que los métodos que se usan para protegerla son más agresivos. En los alijos, los agentes están viendo como cada vez aparecen más armas de guerra. Desde Kalashnikovs a Zastavas M70. También encuentran medidas de seguridad, como chalecos antibalas.

Un ejemplo del aumento de entrada de cocaína por el Guadalquivir. El 17 de enero, la Policía y la Guardia Civil intervinieron 2.883 kilos de cocaína en una operación en la zona. Detuvieron a cuatro personas que usaban una nave en la localidad sevillana de La Puebla del Río para almacenar la droga. Requisaron cuatro armas de guerra.

La presión del OCON-Sur

El aumento de farlopa en el Guadalquivir "se ha notado sobre todo en el último año", señalan desde la asociación Jucil de la Guardia Civil. El crecimiento viene de la mano de la desaparición del OCON-Sur, una unidad de élite que Interior desmanteló sin previo aviso. El jefe de la unidad, el teniente coronel David Oliva, está siendo investigado por un tema de cohecho y revelación de secretos, aunque nadie cuestiona los resultados de su equipo. "En esa época sólo se veía algún paquete mezclado con los de hachís", señala un agente.

La presión en el Campo de Gibraltar obligó a las bandas a cambiar las rutas y buscar nuevas formas de meter la droga en la península. También ha actuar de manera más agresiva y más impune. En algunos enfrentamientos se han registrado disparos, como en Sanlúcar y Chipiona. En uno de ellos, una bala rebotada hirió a un agente en la mano. Tampoco dudan en embestir con las narcolanchas o con vehículos de gran potencia contra los de la Guardia Civil o la Policía

"Se ha notado una expansión de las actividades a otras zonas, como Chiclana y la desembocadura del Guadalquivir y la costa de Huelva. Al no tener medios suficientes, la presión policia es menor y ellos aprovechan", resumen un agente desplegado en la zona.

Marlaska dice que los narcos están "acorralados"

El pasado 14 de febrero, tuvo lugar el encuentro entre los siete países que conforman la Coalición de Países Europeos contra el Crimen Organizado. Se realizó en Cádiz, donde un año antes murieron dos guardias civiles arrollados por una narcolancha en Barbate. Con motivo del encuentro, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, afirmó que los capos "están mucho más acorralados" que hace seis años, cuando gobernaba el PP. Sobre las gomas navegando a la altura de Sevilla, el responsable del departamento de Seguridad lo enmarcó en "un momento muy concreto" y que se debe al "asedio" policial.

La Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) no tardó en responder. Su delegado en Cádiz afirmó entonces que la desembocadura del Guadalquivir "es una autopista" de narcolanchas pero "el ministro del Interior no lo ve, aunque los guardias civiles se lo están diciendo y no hace ningún caso".

La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), ante las imágenes, mostró su "impotencia y bochorno". Advierte que la situación de impunidad puede llevar a un "accidente grave en acto de servicio o lo que es peor, la muerte de otro compañero", en relación a los hechos de Barbate del año pasado. 

La Unión Federal de Policía (UFP), en un reciente comunicado, ha pedido aumentar los medios materiales y humanos y dar a los agentes medidas de protección, como chalecos antibalas por el aumento de los fusiles automáticos que emplean los narcos.

Desde que Marlaska puso en marcha el plan especial en el Campo de Gibraltar en 2018 (que se ha extendido hasta final de este año), ha habido 12 muertes relacionadas con el narcotráfico. Las tres últimas víctimas son de los últimos cuatro meses. Un dato que está lejos de demostrar que los traficantes estén "más acorralados".