Aparentemente es un restaurante al uso, menú del día incluido. A pocos días de la apertura, el primero está ya anunciado en la pizarra: "Fabada asturiana, macarrones boloñesa, bocarte y muslitos de pollo guisados con patatas”. A su lado, dos oraciones. La popular, “El señor bendiga lo que entra en la barriga”, y junto a ella, la más religiosa: “El Señor te bendiga y te guarde, te muestre su rostro y tenga piedad de ti…”. Son apenas las únicas decoraciones que visten el modesto y austero comedor. Cosas del primer ‘restaurante de clausura’, el de las excomulgdas exmonjas de Belorado que pronto abrirá sus puertas.

Está ubicado en el Hotel Ribera del Chicu, en el corazón de Arriondas, a sólo 17 kilómetros del Santuario de Covadonga. En su promoción recuerdan que es a ella a quien se encomiendan, a la patrona de Asturias, pero que es “Don Pelayo” quien les inspira en esta aventura hostelera. Será no sólo su nuevo medio de vida sino también su alternativa a la expulsión del Monastario de Belorado a la que están obligadas tras su expulsión de la Iglesia Católica.

El hotel-convento-restaurante será su nuevo hogar de oración y contemplación. Así es al menos como lo han concebido la apenas una decena de exmonjas clarisas de Belorado que optaron por abrazar otras teologías alejadas de la fe católica actual. Quieren convertir este lugar en su nuevo convento. En él se han comprometido a mantener su clausura. Este pequeño hotel transformado ahora en lugar de contemplación y silencio estos días apura sus reformas para abrir a público el restaurante y la tienda que se ha habilitado. En la parte superior irán las ‘celdas’ y estancias de las exmonjas. En la planta baja, el restaurante y la tienda de dulces. Serán ellas las que trabajen en las cocinas, pero no las que atiendan las comandas y el servicio a los comensales. Para eso se contará con personal seglar contratado. Sólo la tienda será asistida por una de ellas cara al público y previo aviso al ‘timbre de clausura’ de rigor.

Hace semanas que han alimentado la expectación. Lo han hecho a través de las redes sociales anunciando cada paso, cada avance en su proyecto. Seguro que la historia de estas mujeres que un día decidieron confrontar con la cúpula de la Iglesia católica, a la que habían entregado su vida, suscita visitas de curiosos dispuestos a descubrir que hay detrás de su historia y del primer ‘restaurante de clausura’. La curiosidad, sin embargo, de cómo son las mujeres que han tildado al actual Papa Francisco de “hereje” -como a todos los papas posteriores al Concilio Vaticano II-, quizá se tenga que consolar sólo con la calidad de sus platos.

"Simulacros, ensayos y puesta a punto"

Estos días apuran el aprendizaje de la gastronomía local. Esta semana toca practicar la fabada y el arroz con leche. “Comenzamos una semana de cuenta atrás, simulacros, ensayos y puesta a punto”, aseguraban este lunes. Lo hacían mostrando el aspecto que ya tenía el comedor: manteles de papel negros, servilletas azul cielo y decoración austera: “Gracias a los que una vez más creéis en los milagros y apoyáis el espíritu del ‘RqueR’. Resistencia y resiliencia”. En otras de sus publicaciones afirman que en el municipio de Arriondas han sido bien acogidas. También que haberse desplazado “al lugar donde empezó la reconquista de España” y situarse junto a la “Santina de Covadonga, la protección de San Melchor de Quirós y la inspiración de Don Pelayo” les está ayudando.      

A quienes cuestionan que no se puede compaginar vivir la clausura con la gestión de un restaurante les recuerdan la existencia de hospederías en muchos conventos. También las “dos dimensiones” de la clausura, la espiritual y la estructural: “La espiritual la da la vida contemplativa, separadas del mundo, y la estructural es la separación de zonas. Nuestra vida de oración irá de aquí hacia allí”, asegura una de las exmonjas de Belorado mientras muestra las obras de la tienda de dulces.

Durante años fue su fuente de financiación. Lo hicieron con mucho éxito. Ahora confían en trasladarlo a su nuevo ‘convento-hotel-restaurante’. Apuntan que ya tienen “la licencia como minoristas para poder vender”. En la imagen de marca de sus productos aún emplean su pasado reciente, el anterior a la excomunión, ‘Clarisas Belorado”, se puede leer. También su nuevo lema ‘RqueR’. Y en redes, la venta sigue en marcha: tableta de chocolate (200 gr) 11 euros, Caja de ‘Nevaditos’ (300 gr) 6 euros, 'rocas de chocolate' (500 gr) 36 euros, 12 magdalenas 6 euros…  

Venta de lingotes de oro bajo sospecha

Pero este es sólo una parte del menú. El otro se escribe sin platos, más bien con acusaciones, investigaciones y reclamaciones de lingotes de oro y miles de euros. Mientras las exmonjas clarisas se afanan en abrir su ‘restaurante de clausura’ inspirado en Don Pelayo y la ‘Santina’, en Briviesca la Justicia sigue investigando cómo están pagándolo todo. Indagan si el origen de los fondos de los que se están valiendo para pagar el alquiler del local y su actividad tiene una procedencia ilícita.

Una de las claves pasa por el ingreso de 130.000 euros en una de las cuentas que podría estar asociada al entorno de las religiosas. Un dinero que presuntamente podría proceder de la venta de 1,7 kilos en lingotes de oro. Son los que adquirió la comunidad de las Clarisas de Belorado y del Monasterio de Derio (Bizkaia) en 2020 en siete operaciones que el propio Arzobispado de Burgos ha detallado. Oro por valor de 250.000 que se habría comprado tras la venta de unas acciones de BBVA con el fin de asegurar una menor volatilidad que la que generaba la renta variable al patrimonio de la orden. Ahora el Arzobispado de Burgos quiere saber quién vendió ese oro cuyo destino y venta investiga la Justicia. Insisten en que sólo el Comisariado Pontificio tiene capacidad legal para hacerlo.  

Mientras las dos historias avanzan, cada una por su cauce, la andanzas de las mujeres que un día decidieron rebelarse a la Iglesia a la que siempre habían rezado no para de sumar capítulos. Cada uno más sorprendente que el anterior. El éxito y expectación de su próximo restaurante será el próximo. Es fácil predecir que las reservas se agotarán pronto, muy pronto...