Tras una semana de fuerte cuestionamiento de Carlos Mazón, Alberto Núñez Feijóo ha querido dejar claro que, si bien éste no estuvo, al igual que el Gobierno central, "a la altura" de una tragedia como la Dana, sigue contado con su respaldo para ocuparse de la reconstrucción de su Comunidad. El líder del PP, que pudo haber eludido esta cuestión tras participar en la asamblea de la federación los trabajadores autónomos (ATA), aceptó hacer declaraciones a la prensa para cerrar un debate que iba creciendo como una bola de nieve.
A tenor de las palabras de Feijóo la ficha vuelve a la posición del 30 de octubre, cuando viajó a Valencia para expresar su apoyo al barón autonómico y, a quince días más tarde, cuando éste vinculó su continuidad futura al proceso de recuperación de una tierra arrasada y con la huella indeleble de 224 fallecidos. "No he cambiado de opinión", quiso dejar claro Feijóo a los periodistas para agregar que "creo que ninguno de los gobiernos ha estado a la altura, pero uno ha pedido perdón y otro está lleno de soberbia y no está haciendo la reconstrucción de Valencia. Es una postura clara y no la vamos a cambiar", despejó en la que no es la primera crítica a la gestión que su barón autonómico hizo esos días, del que llegó a comentar que había estado "noqueado".
Mensaje de consumo interno y mediáticamente solos
Acaso se trataba más de un mensaje más de consumo interno que externo, consciente Génova de la inquietud que se ha instalado en no pocas organizaciones del partido por la estrategia desarrollada la semana anterior por Mazón, empeñado en ganar un relato sobre lo que hizo o dejó de hacer en esas horas fatídicas que se contradice con muchos de los datos manejados hasta entonces. Desde distintos sectores del PP no entienden el objetivo de dicha estrategia, en lugar de poner el foco en la recuperación y en aquellas reformas indispensables para no volver a revivir una situación como aquella. El pánico interno creció más en la medida en que los populares se quedaron mediáticamente solos.
Pero lo cierto, es que, políticamente, la situación no tiene una salida fácil, admiten los populares, según el análisis que les conduce a un callejón sin salida. No sólo en clave partidaria para el PP, que es ahora el que más puede sufrir, sino en la toma de decisiones para afrontar todo el proceso de reparación que queda por delante. Génova le ha dado vueltas a los distintos escenarios y ninguno es bueno. Una cosa es la aritmética parlamentaria, aunque pocos dudan de que de haber tenido mayoría absoluta en Les Corts, el relevo de Mazón hubiera sido inexcusable, y otra dejar la comunidad en suspenso.
Una convocatoria electoral dejaría la comunidad valenciana en una situación de interinidad durante meses
El escenario de una convocatoria electoral podría antojarse suicida para el PP, pero además dejaría en una situación de interinidad la actuación del gobierno autonómico -aunque Mazón no fuera el candidato- mientras las distintas fuerzas políticas se enredan en la precampaña, la campaña y la constitución posterior del Ejecutivo. Un periodo que, como poco, llevaría tres meses, habida cuenta que sólo entre la disolución del Parlament y la celebración de elecciones deben pasar 54 días, a lo que habría que añadir el tiempo para la constitución de ese nuevo Consell. El previsible descenso electoral del PP podría ser compensado por un Vox más crecido, de modo que ambos partidos volvieran a sumar mayoría absoluta, pero dado el grado de deterioro de las relaciones entre ambos partidos y con los voxistas más fuertes, "tampoco hay una garantía de que se solucionase nada", dicen en el PP.
Y no es que la continuidad de Mazón beneficie a su partido ni en Valencia ni en Madrid, pero otras fórmulas resultan aún más inciertas y lesivas y, a fin de cuentas, el alicantino puede correr con el desgaste de una legislatura a la que el 29 de octubre dio la vuelta por completo. No obstante, su "credibilidad está tan tocada", dicen en sectores del partido, que, a pesar de las palabras de Feijóo, nadie apuesta porque dure dos años.
Otros recuerdan que no es la primera vez que Génova tiene que afrontar la salida de un presidente valenciano. Los más veteranos recuerdan cuando Eduardo Zaplana fue llamado en 2002 a formar parte del Gobierno de José María Aznar como titular de Trabajo. Una salida inopinada, que se solventó eligiendo a José Luis Olivas presidente de transición al anunciarse al mismo tiempo que sería Francisco Camps el candidato electoral del PP a la presidencia de la Generalitat.
Unos años más tarde, en 2011, le tocó a Camps dejar el gobierno autonómico acorralado por el caso de los trajes regalados por la trama Gürtel, que judicialmente quedó en nada. Le costó lo suyo a Mariano Rajoy forzar su salida, frente a una María Dolores de Cospedal, entonces todopoderosa secretaria general el PP, que hubiera sido mucho más expeditiva. A Camps le sustituyó Alberto Fabra, hoy diputado nacional por Castellón. Pero la mayoría absoluta de entonces facilitaba mucho las cosas. Se antoja esta vía pues, como poco "complicada", confiesan por los populares.
Una cuarta opción de política ficción
Hay una cuarta opción, posible si a la legislatura le quedasen dos meses y no algo más de dos años. Se fuerza la dimisión de Mazón, le sustituye en funciones su vicepresidenta y portavoz del Consell, Susana Camarero y la presidenta del Congreso, María de los Llanos Massó, de Vox, no convoca sesión de investidura. De hecho, el Parlament autonómio no podría elegir a Camarero al no ser diputada electa. Una opción que roza más la política ficción y que democráticamente dejaría mucho que desear.
Por ello ayer, Núñez Feijóo decidió acabar con las especulaciones, lo que no quiere decir que la situación de Mazón no se haga más insostenible que lo que ya es actualmente. "Si además añadimos que a los cuatro meses el Gobierno de España su objetivo es perseguir a la Generalitat valenciana, vuelvo a insistir, que ninguna lección. Y si además añadimos a este Gobierno poner al señor Ábalos en las listas de Valencia, comprenderá que lecciones ninguna", agregó en sus declaraciones a la prensa. Mensaje enviado.
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