La irrupción del ex presidente de la Generalitat Francisco Camps en el debate político valenciano se ha convertido en la nueva china en el zapato para los populares de la región como para el partido en Madrid. Desde que acabó siendo exonerado de las diez causas judiciales que le persiguieron durante nada menos que quince años, ha buscado algún tipo de rehabilitación, por parte de su partido y, de momento, se está dejando querer por militantes y antiguos cargos en encuentros que viene celebrando en los últimos tiempos.

Desde su entorno aseguran que "no se está promoviendo como sustituto de Carlos Mazón" para cuando le llegue la más que previsible defenestración política del actual president, sino que quiere "un reconocimiento" de sus compañeros de filas, que bien podría ser en forma de cargo institucional más que político, estilo Consejo Jurídico Consultivo, órgano del que ya formó parte, o la Sindicatura de Cuentas.

También aspira, dicen, a ser oído en uno de los momentos más delicados por el que pasan los populares valencianos. Pero ni Mazón ni en el PP nacional "quieren aparecer del brazo del ex presidente de los trajes. Eso, aunque sea injusto, le acompañará de por vida", y si se le cita más estos días es porque muchos recuerdan cómo Mariano Rajoy le forzó a dimitir cuando se vio acorralado por haber aceptado esos trajes de trama corrupta de la Gürtel, comparando aquella situación con la actual continuidad del alicantino en un escenario infinitamente más grave.

Él "se considera rehabilitado y quiere que el partido le restituya, pero como a nivel nacional no le han hecho caso, está aprovechando la situación de Valencia para dejarse ver", destaca un ex alto cargo valenciano que matiza que, en todo caso, "de Paco nunca se sabe".

Camps no ha ocultado su deseo de "volver a la primera línea política"

Lo cierto es que Camps no ha ocultado su deseo de "volver a la primera línea política", tal y como confesó el pasado mes de junio en entrevista con El Independiente, pero su ambición parecía apuntar más hacia el escenario nacional que al autonómico puesto que "he sido lo máximo que se puede ser en la política valenciana", dijo entonces. Y en política se veía "al servicio del proyecto nacional, de Feijóo. Por supuesto". Fue en aquella época que habló con Alberto Núñez Feijóo con quien quedó en reunirse. De aquello, no volvió a saberse más.

Sus partidarios, gente de su época sin responsabilidades actuales, están "aprovechando el momento de desconcierto actual para meter presión y poder conseguir algo". Se han movilizado, dando a entender que las ambiciones de Camps podrían ir más allá que la de hacer ruido o esperar algún reconocimiento.

Un grupo de militantes ha solicitado a través de un comunicado que se celebre el próximo congreso regional en tiempo y forma, esto es, el próximo mes de julio para "hacer de nuevo al PPCV el partido líder y ganador que todos los valencianos merecen” y volver a unir el partido en torno a los principios del liderazgo, coordinación territorial y lealtad a España". No apuntan a ningún nombre, pero es evidente que se han constituido en una especie de corriente interna tras la estela de Camps.

Génova no tiene intención de abrir el melón de un congreso autonómico valenciano

En un momento de fuerte cuestionamiento de Mazón, -que Feijóo ha intentado contener afirmando que, si bien "no estuvo a la altura de la catástrofe de la Dana" , mantiene su continuidad para la reconstrucción- este tipo de movimientos se han convertido en un problema añadido. En el cuartel general de los populares Génova no tiene, al menos de momento, ninguna intención de abrir el melón de un congreso autonómico valenciano en mitad de una reconstrucción a la que han confiado, no el futuro de Mazón, sino la hegemonía del PP allí. No sería, en todo caso, una situación inédita. De hecho, el último congreso de los populares catalanes se celebró en 2018 y Génova no tiene ninguna prisa de meterse en ese embrollo, pues con mayor motivo retrasar el valenciano.

Lo que sí se celebrará en Valencia los días 29 y 30 de abril es el congreso del Partido Popular Europeo, previsto desde julio del año pasado y cuya ubicación puede resultar ahora un problema para Génova. De momento lo mantienen sin cambios, pero al margen de la inevitable presencia de Carlos Mazón, es más que probable que la delegación, formada por los presidentes conservadores de Gobierno y de Estado, además de la presidenta de la Comisión Europea y de la Eurocámara, Úrsula Von der Leyen y Roberta Metsola, respectivamente, sean recibidos entre protestas de los damnificados por la Dana.