La mediática apertura del 'restaurante de clausura' de las exmonjas de Belorado

Lo vieron claro tras el revuelo inicial. Aquella ruptura con la Iglesia a la que habían entregado su vida captaba una inusitada atención mediática. Apenas una decena de monjas de clausura lograban fuera del convento titulares y espacio mediático en televisiones, redes y medios españoles y de otros muchos países. Del anonimato, a ser las protagonistas de una historia con falsos obispos, excomuniones, papas ‘herejes’ y desahucios de un convento. Una mina mediática a medio camino entre la información y el entretenimiento que han sabido alimentar y aprovechar a su favor durante diez meses. Lo han vuelto a hacer con el que será su nuevo medio de vida como exmonjas Clarisas fuera de la Iglesia Católica: un ‘restaurante de clausura’ que ya ha abierto sus puertas en Arriondas (Asturias).

La clausura hacia el mundo exterior duró poco tras apartarse de la Iglesia posconciliar. Los muros del convento de Belorado que hasta entonces apenas cruzaban hace tiempo que para ellas se cayeron para dejar paso a fotógrafos, cámaras de televisión y periodistas. La imagen de las exclarisas con micrófonos en sus hábitos, focos en sus estancias y filmadas mientras oraban se han repetido de modo reiterado desde mayo del año pasado. Conexiones en directo, reportajes a todas horas y contenido en redes sociales que ellas mismas comenzaron a publicar. No tardaron en designar portavoces, incluso responsables de comunicación que han ido encauzando las demandas y apariciones y profesionalizando su presencia pública.

La labor mediática ha logrado reorientar la sorpresa e incomprensión inicial hacia el campo de la simpatía social. Las exmonjas se han atrevido con casi todo para ganarse el favor social. El ‘crowdfunding’ para financiarse no tuvo mucho éxito, pero la apertura de su ‘restaurante de clausura’ puede dar mejor resultado. Es el último episodio del ‘serial’ de las exmonjas de Belorado, narrado paso a paso cual serie de plataforma. Y todo mientras al mismo tiempo avanzaba la investigación por la presunta venta ilegal de lingotes de oro que tendrían las clarisas en el Monasterio de Belorado y que el Arzobispado adquirió a modo de inversión con los ingresos que generaban con su actividad de venta de dulces.

En las últimas semanas las monjas cismáticas han sabido suscitar nuevo interés y ganarse la atención de los medios. El alquiler del hotel Ribera del Chicu para instalar en él su negocio de restauración e incluso reconvertirlo en una suerte de ‘convento de clausura’ ante la expulsión –aún por ejecutar- del Convento de Belorado, también ha sido debidamente publicitado. Las sospechas de una posible operación ilegal de venta de oro con la que se podría estar pagando el alquiler -1.600 euros al mes- ha añadido un elemento más de interés.

Marketing y medios de comunicación

No ha faltado el ‘marketing’. Ha estado presente en el modo en el que han bautizado el nuevo establecimiento: el primer ‘restaurante de clausura’ del mundo. Han ido mostrando incluso las clases de cocina asturiana que recibían, las “pruebas de cocina” que las exmonjas han ido recibiendo para prepararse para la apertura del negocio. Este martes era la gran apertura. La oficializaron ante los medios de comunicación. Antes, la invitación había sido para algunos influencers, familiares y amigos, que no dudaron en alimentar la campaña de promoción del que será su nuevo medio de vida.

En la pizarra ayer el dibujo de una monja dando la bienvenida acompañaba al primero de los menús: fabada o fideua y codillo o escalopines al cabrales, además de postre y agua, vino o “casera”. Todo por 15 euros entre semana, 18 los fines de semana. A la salida del restaurante se venden los dulces, que seguirán siendo una de sus señas de identidad. En el exterior, adquirirán una parcela de 7.000 metro cuadrados con la que aspiran a dar otro servicio: la cría y entrenamiento de perros orientados a fines de ayuda a mujeres maltratadas o a perros guía.

Ganarse a sus nuevos vecinos también ha estado muy presente en su estrategia. En sus últimas intervenciones no han dudado en reiterar la buena acogida que han tenido en Arriondas y lo queridas que se sienten. Mostrar respeto por los platos de la gastronomía asturiana ha sido una constante para reclamar paciencia con sus resultados con el arroz con leche, la fabada o el cachopo. La ubicación del Hotel Ribera del Chicu, a sólo 17 kilómetros del Santuario de Covadonga, ha servido para encomendarse a la patrona de los asturianos en su nueva aventura y para afirma que es “Don Pelayo” quien les está inspirando a la hora de cocinar “en el lugar de la reconquista”.

Clausura y restaurante

Por ahora en Arriondas apenas residirán unas pocas exmonjas. El resto de las religiosas excomulgadas seguirán en Belorado hasta que la causa de expulsión sea definitiva. Tendrán dónde ir. El nuevo ‘hotel-convento’ quieren convertirlo en su nuevo monasterio. En él se han comprometido a mantener la clausura. En la parte superior irán las ‘celdas’ y estancias de las exmonjas. En la planta baja, el restaurante y la tienda de dulces. Serán ellas las que trabajen en las cocinas, pero no las que atiendan las comandas y el servicio a los comensales. Para eso se contará con personal seglar contratado.

Mientras se afanan en abrir su ‘restaurante de clausura’, en Briviesca la Justicia sigue investigando cómo están pagándolo todo. Indagan si el origen de los fondos de los que se están valiendose para pagar el alquiler del local y su actividad tiene una procedencia ilícita. Una de las claves pasa por el ingreso de 130.000 euros en una de las cuentas que podría estar asociada al entorno de las religiosas. Un dinero que presuntamente podría proceder de la venta de 1,7 kilos en lingotes de oro. Son los que adquirió la comunidad de las Clarisas de Belorado y del Monasterio de Derio (Bizkaia) en 2020 en siete operaciones que el propio Arzobispado de Burgos ha detallado.

Pero ese es otro cantar, menos amable y menos publicitado. Las que fueron monjas de clausura en Belorado, en la congregación de las Clarisas, son hoy religiosas reconvertidas en hosteleras que aspiran a instalar su nuevo ‘convento’ en un pequeño hotel de carretera de Arriondas… a los pies de la Virgen de Covadonga.