Por delante queda mucha discusión política. En el seno de la Unión Europea, también en la propia OTAN. Faltan semanas, meses, de negociaciones a varias bandas, mucho tiempo para que se pueda vislumbrar con mayor nitidez cómo Europa y España van a proceder al rearme para proteger a Ucrania y la seguridad del Viejo Continente, para defenderse del brusco viraje operado por Donald Trump en Estados Unidos. Pero Pedro Sánchez sí que tiene claro, y no dará marcha atrás, que va a acelerar el cumplimiento del compromiso de alcanzar un gasto militar del 2% sobre PIB, para que se toque ese techo antes de 2029. Eso supondrá engordar las partidas de Defensa. No se saben los ritmos, los calendarios, pero sí que el vehículo empleado, siempre que sea posible, será uno: el Consejo de Ministros. No el Congreso de los Diputados. El Gobierno prefiere eludir el control parlamentario porque no tiene una mayoría garantizada, dado el rechazo —con matices, cierto— de sus socios de izquierdas y la desconfianza en el PP. También porque entiende que no es necesario.

El presidente dejó claro este jueves a los portavoces parlamentarios que pasaron por su despacho en la Moncloa —el primero fue el líder de los conservadores, Alberto Núñez Feijóo— que no tiene intención de que las Cámaras voten el aumento de la inversión en Defensa salvo que fuera imprescindible. "Todas aquellas cosas que tengan que pasar por el Parlamento pasarán por el Parlamento, y otras cosas que tengan más que ver con la gestión del Gobierno de España tendrán que ser aceleradas y gestionadas por el Gobierno de España. No hay mucho más debate en esta cuestión", explicó posteriormente en la rueda de prensa de balance. Lo que ha de ser acelerado es, precisamente, el objetivo del 2%.

En su comparecencia, Sánchez deja ver que no irá al Congreso si no es necesario: "Todas aquellas cosas que tengan que pasar por el Parlamento pasarán por él, y otras cosas que tengan más que ver con la gestión del Gobierno serán aceleradas por el Gobierno"

La declaración del presidente iba en línea con lo manifestado en privado en los últimos días por diferentes miembros del Ejecutivo. No aportó, eso sí, un argumento que sí manejan en la Moncloa y en el propio Ministerio de Defensa que dirige Margarita Robles: la propia pertenencia a la OTAN. España se incorporó a la Alianza en 1982 —todavía con Leopoldo Calvo-Sotelo como presidente— y, como país miembro, está obligada a cumplir unos compromisos. Ese "paraguas OTAN", explican desde el equipo de Sánchez, da cobertura al aumento del gasto militar sin tener que pasar por el Congreso. Porque ya las Cortes Generales autorizaron la adhesión de España a la Alianza. Es decir, que el refrendo parlamentario, según esta misma lectura del Ejecutivo, ya se produjo. Hace más de 40 años. No haría falta refrescarlo, señalan, porque el compromiso actual es fruto de la membresía de España.

Sánchez reiteró en su comparecencia de este jueves que el acuerdo para alcanzar el 2% del PIB no lo firmó él. Lo hizo Mariano Rajoy en 2014, en la cumbre de la OTAN de Gales, cuando quien ocupaba la Casa Blanca era Barack Obama. Cuatro años más tarde, cuando el líder socialista llegó a la Moncloa, el presupuesto en Defensa representaba menos del 1% del PIB. "Es decir, que [Rajoy] llegó a un acuerdo para que cumplieran otros, si me permiten el sarcasmo", criticó. En la cumbre de la Alianza de 2022, en Madrid, se fijó el horizonte temporal de ese compromiso, 2029. Y ahora probablemente se revise. De hecho, Sánchez apuntó al siguiente hito: el que llegará en junio de este 2025, en otra cumbre de la OTAN, la de La Haya. Será entonces cuando se fije la hoja de ruta, donde se sustanciará "cuál va a ser el grado de compromiso y de cumplimiento de ese 2%", y cuando se conocerá cuál es exactamente el presupuesto en Defensa ejecutado en 2024 según las métricas OTAN. "Estamos todavía pendientes de una serie de datos y de criterios, además de un acuerdo que tenemos que alcanzar con el resto de aliados", justificó.

Con el apoyo de Yolanda Díaz

En el Ejecutivo aducen que este incremento del gasto no tiene por qué vehicularse de manera distinta a como se ha hecho hasta ahora: "Llevamos ya siete años y está más que claro cómo se gestiona el gasto en Defensa, que es como lo estamos haciendo. No hay nada nuevo". Hasta ahora, España ha ido destinando más recursos a través de créditos extraordinarios con cargo al fondo de contingencia, la hucha que prevén los Presupuestos del Estado para los gastos inaplazables en cada ejercicio, y que está ahora dotado con 3.964,4 millones de euros. También ha engordado la partida a través de transferencias de otros ministerios. La mecánica, por tanto, puede repetirse. Es lo pactado, de hecho, entre Sánchez y Yolanda Díaz, quien también recela de ir al Congreso. El presidente agradeció a su vicepresidenta segunda que Sumar respete los compromisos internacionales de España y que haya dejado claro que no habrá "ningún ajuste a la baja" en políticas sociales.

Llevamos ya siete años y está más que claro cómo se gestiona el gasto en Defensa, que es como lo estamos haciendo. No hay nada nuevo", señalan en el Ejecutivo

Sánchez ha incidido mucho en las últimas semanas en que la paz en Ucrania y la seguridad en Europa son "dos caras de la misma moneda". Por eso España mantiene intacto su respaldo a Kiev y cree que si se concibe la seguridad y la defensa como "un bien público europeo", entonces han de encontrarse "mecanismos de financiación europeos comunes, que mejoren las capacidades de disuasión de la UE" frente a Rusia y también frente a las amenazas que llegan del sur. Porque algo que su Gobierno ha reclamado a los Veintisiete y a la Alianza es que adopten esa "visión 360 grados", lo que exige que, más que de defensa, se hable de un concepto más amplio de seguridad.

La próxima semana se presentará el Libro blanco sobre la defensa de la UE, que "fija como objetivo el que todos los países europeos" financien con sus presupuestos nacionales "ese bien público europeo". Además, el plan de rearme planteado por la Comisión, y visado el pasado jueves por el Consejo Europeo, contempla cinco mecanismos no incompatibles de financiación y que aún se deben concretar: la relajación de las reglas fiscales, la utilización de fondos estructurales —de los que España no piensa tirar—, la movilización de recursos por parte del Banco Europeo de Inversiones (BEI), la creación de un instrumento financiero con 150.000 millones en préstamos y el apalancar inversión privada. Falta la letra pequeña

El Gobierno, para poder concretar su plan, espera al acuerdo dentro de la UE y a la cumbre de la OTAN en La Haya del próximo junio. Pero el compromiso es firme y lo hace España también por "solidaridad" con los países del flanco oriental

"España está preparada para cumplir con el presupuesto en Defensa del 2% del PIB —sostuvo, igual que había hecho 24 horas antes en Finlandia—. Lo hacemos por compromiso con Europa y lo hacemos también por solidaridad con aquellos países que nos están reclamando la solidaridad que también nosotros reclamamos en la época de la emergencia sanitaria. Entonces, los países nórdicos, los países bálticos, los países del centro de Europa fueron solidarios con países como España, que sufrieron la crisis del covid de manera particularmente intensa, como consecuencia de la importancia del sector turístico en nuestro país". Sánchez va a intentar que la UE agregue otro instrumento de financiación: que junto a los préstamos haya transferencias, subsidios que los países no tendrían que devolver y que "sustancialmente" irían destinados a los países del flanco oriental, los que sienten más de cerca la amenaza rusa.

¿Cuánto más dinero tendrá que gastar España? No está aún claro el punto de partida. El presidente explicó que será de cara a la cumbre de La Haya cuando se tendrá afianzado el dato de presupuesto ejecutado en 2024, porque el 1,28% que atribuye la Alianza es una estimación. Hacienda está localizando partidas dentro de los PGE que puedan computar como gasto en Defensa y que sean admitidas por la OTAN.

"La amenaza no es una Rusia que llegue a los Pirineos"

Por eso Sánchez insiste en hablar de seguridad, no tanto de Defensa. El jefe del Ejecutivo se explayó en el porqué es necesario no solo invertir más, sino "invertir mejor e invertir juntos", se detuvo en explicar a los ciudadanos por qué esta es una cuestión que nos concierne a todos. Para los países nórdicos, del este o las repúblicas bálticas, la amenaza de Moscú sí exige una respuesta que sobre todo supone más gasto militar. Finlandia, recordó, comparte más de 1.300 kilómetros de frontera con Rusia y lo que separa a ambos países no es una cordillera, sino una llanura, un bosque. "La amenaza nuestra no es una Rusia que lleve sus tropas por los Pirineos, a la Península Ibérica. Nuestra amenaza cuando hablamos de Rusia es una amenaza más híbrida. Es una amenaza en la que haya ciberataques y por tanto, lo que tenemos que hacer es no hablar solamente de Defensa, sino fundamentalmente hablar de seguridad".

El Ejecutivo habla más de seguridad que de Defensa, quiere que se computen otros gastos, que se tenga en cuenta el impacto de la emergencia climática o la lucha contra el terrorismo. El presidente promete no recortar "ni un céntimo de euro" en gasto social

España quiere que se tenga en cuenta también el impacto de la emergencia climática en el Mediterráneo, o la lucha contra el terrorismo. Aspectos relativos a la Defensa que "lógicamente no estaban cubiertos" en 2018. Si la UE y la OTAN atienden la sensibilidad española, cree el Gobierno que ese aumento del gasto será más fácil, más asumible. Y, sobre todo, el punto de partida será mayor. De hecho, el presidente trasladó a algunos portavoces que la inversión está por encima del 1,28% estimado por la Alianza para 2024. Y les garantizó que no habrá mermas en el Estado del bienestar: en la rueda de prensa enfatizó que desde 2018 el gasto militar ha aumentado en más de 10.000 millones, al tiempo que han crecido los recursos destinados a políticas sociales "en más de 120.000 millones", y en más de 20.000 los dedicados a la transición ecológica. Es decir, que puede haber más dinero en Defensa sin que se recorte "ni un céntimo de euro en política social, en cohesión social". Mensaje directo para sus socios de izquierdas.

Otro argumento que el jefe del Ejecutivo blandió es que el plan de rearme es una "oportunidad" para España. "Va a ser un compromiso por la tecnología y por la industria de nuestro país". "Es un momento para que las startups, los emprendedores tecnológicos, las pequeñas y medianas empresas, acompañados de las grandes corporaciones vinculadas con la industria de la Defensa que tenemos tradicionales en nuestro país, den un paso al frente y podamos, entre todos, hacer que España contribuya a dar ese salto tecnológico que necesitamos", alegó. Sánchez comparó este momento con otro anterior: el salto dado por España en transición energética y en el uso de las energías renovables, un paso por el que el país es visto "como un buen ejemplo" fuera y que está "sembrando de oportunidades" el territorio.

Sánchez subraya que este momento puede ser una "oportunidad" para España, para dar el salto tecnológico que necesita, para que las 'startups' y las grandes compañías ligadas a la industria de la Defensa den "un paso al frente"

Pese a que Gobierno y PP están alineados en la necesidad de preparar más Europa, sus posiciones públicas divergen. Feijóo acusó a Sánchez de no tener "plan", de no jugar "limpio", de conducirse a la "autocracia" al no querer pasar por el Congreso. Una acusación que el presidente se quiso sacudir al recordar que fue José María Aznar el que metió a España en una "guerra ilegal e injusta", la de Irak, sin aval del Congreso, y quien le sucedió, José Luis Rodríguez Zapatero, hizo que el Ejecutivo esté obligado por ley a pedir permiso a la Cámara baja para enviar tropas al extranjero. Esta hipótesis, la de una misión de paz para Ucrania, está sobre la mesa, y sí tendría que ser votada por el Congreso. En ese caso, el Ejecutivo podría tener que apoyarse en el PP.

Un "error catastrófico" para Podemos

Entre los grupos socios del Ejecutivo, pesa más el rechazo, pero tampoco todas las posiciones son intercambiables. Los portavoces de PNV y Coalición Canaria, Aitor Esteban y Cristina Valido, respaldaron los objetivos de Sánchez y se mostraron comprensivos con que no pudiera dar más detalles de su plan para llegar antes al 2%. Valido coincidió con él en que es grave lo que ocurre en el este de Europa, pero también en el sur, como las amenazas que llegan desde el Sahel y la necesidad de controlar unos flujos migratorios que van a ir a más. Míriam Nogueras, de Junts, tampoco mostró una negativa y dijo quedar a la espera de más concreciones.

Belarra es la portavoz más firme en el 'no'. Pero PNV y CC se muestran comprensivos, Junts espera concreciones y ERC admite que hay que ir "más allá de la pancarta", porque el orden mundial ha cambiado

En el otro extremo, en la posición más dura, Podemos. La exministra Ione Belarra acudió a la Moncloa con una camiseta con el mensaje No a la guerra. Toda una declaración de intenciones. Ella fue la más expeditiva. Sánchez, aseguró, está "cavando su propia tumba" al hacer suyo el plan de rearme de la UE. Y avisó de que por este camino el Ejecutivo "está poniendo la alfombra roja a un Gobierno fascista de PP y Vox", informa EFE. Para los morados, gastar más en Defensa es un "error catastrófico", y están convencidos de que comprar más armas detraerá recursos para políticas sociales.

Gabriel Rufián, de ERC, trasladó el no de su grupo a un mayor gasto y la exigencia de que este pase por el Congreso, pero su rechazo es más matizado que el de Podemos: "Tenemos que ir más allá de la pancarta, en el no a la guerra todos estamos de acuerdo, pero el mundo es complejo, y más allá de nuestras convicciones está la gestión de la situación". La portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, no adelantó su posición: su grupo tomará una decisión tras analizar el nuevo contexto con profundidad, aunque sí abogó por la negociación como la mejor fórmula para alcanzar la paz y recordó el rechazo de la sociedad vasca en su día a la entrada en la OTAN. Más aferrado al no se manifestó Néstor Rego, del BNG. Alberto Catalán (UPN), el último en pasar por la Moncloa y fuera por completo del bloque de investidura, también pidió que el plan sea llevado al Congreso y pactado con el PP.

Sánchez advierte de que no entrará en una "carrera armamentística". No participará, dice, de un "discurso belicista" como hace la derecha. Busca atraer a sus socios y hacer pedagogía con su base electoral

El líder socialista prometió una "mirada progresista" para esta nueva etapa. Eso significa no entrar en una "carrera armamentística". No participará de un "discurso belicista", prometió, como el de las fuerzas de la derecha. Pero sí cree que España debe contribuir "solidariamente con aquellos que fueron solidarios con nosotros durante la pandemia", para que puedan "mejorar sus capacidades de disuasión". Sánchez buscaba atraer a los socios, pero también explicar a su base electoral por qué es necesario gastar más en seguridad, qué supone eso y por qué no tiene intención de hacer recortes sociales. Hacer pedagogía. El debate, en realidad, casi acaba de empezar.