Sostiene el refranero español que “los amigos de mis amigos son mis amigos”. Pero existen amistades peligrosas que acaban proyectando incómodas contradicciones. Vox se enfrenta a una de ellas: su admiración por Donald Trump no está solo cuestionada por la guerra de los aranceles a la que el magnate ha sumado esta semana el vino. La política exterior del republicano y su apuesta por Marruecos a expensas de España enfrenta al partido de Santiago Abascal a un paradoja: apoyar a la nueva administración supone alimentar indirectamente a la monarquía de Mohamed VI y sus aspiraciones expansionistas en Ceuta y Melilla, dos símbolos de una formación que ha hecho de su soberanía, el rechazo a la inmigración y “la reconquista” su supuesto leitmotiv.
Fuentes conocedoras de los entresijos de la nueva administración, consultadas por El Independiente, no ocultan que la estrategia de Trump con Marruecos puede deparar sorpresas en Madrid. En menos de dos meses, el multimillonario ha demostrado ser aún menos previsible que durante su primer mandato. Y, entre las decisiones que podría adoptar “outside the box”, podría estar presionar a Marruecos para que abandone las negociaciones sobre el establecimiento de aduanas en Ceuta y Melilla; reconocer la soberanía marroquí sobre ambas ciudades autónomas; o mover las bases de Morón y Rota al otro lado del Estrecho, en línea con la cada vez mayor sintonía con el ejército marroquí.
"Para Trump no hay amigos o enemigos permanentes"
Todos esos escenarios podrían en un brete aún mayor a Vox. “El problema para las élites europeas de los partidos conservadores nacionales es que el 'America First' socava la estabilidad de las relaciones bilaterales. Para la Administración Trump, no hay amigos o enemigos permanentes. Solo hay sus propios intereses conservadores nacionales”, desliza en conversación con este diario Michael Walsh, investigador visitante sobre política exterior estadounidense en la Universidad de Granada e investigador visitante en el Centro Lasky de Estudios Transatlánticos de la LMU de Múnich.
Bajo este paradigma, los intereses del inquilino de la Casa Blanca y los de los autoproclamados “Patriotas por Europa” ni siquiera parecen estar alineados. Sus lazos con la ultraderecha europea no se cuenta entre sus prioridades.
“En política internacional, la Administración Trump está dando prioridad a políticas que reducen la inmigración, erosionan la integración económica global, combaten el extremismo violento, marginan a las instituciones supranacionales, debilitan a los competidores estratégicos y sus facilitadores, minimizan los lazos de defensa e inteligencia y maximizan el poder y la influencia de los conservadores en Estados Unidos y en el extranjero”, detalla Walsh. Los republicanos, agrega, “están abiertos a alianzas extranjeras con gobiernos que percibe alineados con esas prioridades más altas”. “Por eso opta por relaciones bilaterales más cálidas con los gobiernos de Israel, Marruecos, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Eso crea un problema obvio para muchas élites europeas de partidos conservadores nacionales”.
A su juicio, “lo más probable” en mitad de la incertidumbre que marca la nueva política americana es “que la Administración Trump esté dispuesta a promover los intereses marroquíes en sus relaciones con España y otros Estados miembros de la UE”. “A fin de cuentas, Trump percibe que tiene mucho más que ganar de unas relaciones bilaterales más fuertes con Marruecos que con España, incluso si el Gobierno de España estuviera dominado por un partido conservador nacional”, añade.
Trump percibe que tiene mucho más que ganar de unas relaciones bilaterales más fuertes con Marruecos que con España, incluso si estuviera gobernada por un partido conservador
Vox minimiza el impacto del apoyo de Trump a Rabat
Esta apuesta por Marruecos, independientemente incluso del color político que gobierna Moncloa, colisiona con las tesis que manejan en Bambú, el cuartel general de Vox. Fuentes nacionales del partido consultadas por este diario dicen no estar preocupados por los guiños de Trump a Rabat. Aseguran que estos lazos “siempre han sido así”. “EE.UU. fue el primer país en reconocer a Marruecos y, además, hay una excelente relación basada en la dependencia”, alegan. Por un lado, los de Abascal explican que la Administración Trump tiene “un interés muy alto por estar en la zona”.
Por otro, “Marruecos tiene el estatus de socio preferente de EE.UU. por las compras de tecnología y armamento que les hacen. De hecho, el régimen ha elevado recientemente en más de 20.000 millones de euros el presupuesto en Defensa, y esto es una consecuencia de lo que exige Trump”, aseguran fuentes autorizadas de Vox. En realidad, el rearme del régimen alauí es anterior a la llegada del republicano a la Casa Blanca y se enmarca en la rivalidad por la hegemonía en el Magreb que Marruecos libra con Argelia. Ambos países llevan años incrementando su presupuesto en Defensa.
En Vox insisten en que “lo que sí nos debe preocupar es que por culpa del Gobierno, que va al choque con Trump, EE.UU. empiece a tener mejores relaciones y más interés en Marruecos que en España”. En el escenario actual, aducen, “resulta probable que Trump elija a Marruecos, al verlo más fuerte que a esta España que está dejando Sánchez”.
Pero ni siquiera en ese acercamiento cada vez más evidente de Washington a la monarquía de Mohamed VI, Vox se replantea un cambio de lealtades. Sostiene que no supone un desgaste de relaciones con EE.UU. que entre las líneas del partido esté el señalamiento contra la inmigración ilegal y contra Marruecos por ella. No ven “peligroso” insistir en ello, porque “Trump tiene que entender cuáles son nuestros intereses, porque ellos nos perjudican mientras nosotros les favorecemos”, indican.
Desde Vox insisten en que "resulta probable que Trump elija a Marruecos, al verlo más fuerte que a esta España que está dejando Sánchez"
Se refieren en Vox a que en “el mejor momento de las relaciones” por el giro de Pedro Sánchez y la cuota socialista de su Gobierno, “cuando les estamos financiando los trenes, las plantas fotovoltaicas o parte del aceite o del Mundial de 2030, y cuando sus productos compiten mejor en España”, Marruecos “nos sigue abriendo paso a la inmigración masiva”. “Les estamos dando dinero y las mejores herramientas para combatirla y no hace nada,”, añaden en Vox, que ven muy poco compensable la colaboración marroquí para alertar sobre cuestiones de terrorismo yihadista a la inteligencia española. “La gendarmería no colabora nada, ni con la inmigración ni con el narcotráfico. Nos lo dicen los propios migrantes cuando hablamos con ellos”, insisten, apostillando que “España les favorece y Marruecos nos perjudica”.
Israel, el otro amigo en común de Marruecos y Vox
En su programa para las elecciones generales de 2023, Vox introdujo varias menciones a Marruecos. “Garantizaremos la protección de Ceuta y Melilla, parte indivisible de España, cada vez más acosadas por Marruecos con la complicidad del gobierno de Sánchez. Aumentaremos el número de miembros y dotaremos a las FCSE de todos los elementos necesarios para garantizar su seguridad y el adecuado ejercicio de sus funciones, especialmente para frenar las oleadas de inmigración masiva alentadas por el gobierno marroquí”, estableció en uno de los puntos de un documento con escaso componente internacional, en el que ni siquiera se menciona a Israel, un país con cuyo gobierno de ultraderecha Vox ha establecido una alianza cada vez más sólida, reforzada por la misión oficial lanzada recientemente desde el ministerio de Exteriores israelí. Una suerte de entente que vuelve a colocar a Vox ante sus incoherencias: sus socios israelíes pertenecen a los sectores del sionismo desde los que se lanzan ataques y hostigamiento a los cristianos de Jerusalén y Palestina.
La israelí es otra amistad que conduce a Marruecos, que en 2020 normalizó lazos con el Estado judío y que desde entonces ha reforzado sus lazos políticos y económicos con Tel Aviv en contra de su opinión pública, partidaria de romper relaciones y defender la causa palestina. “Es que no tienen estructura de partido y tienen contradicciones evidentes”, deslizan fuentes del Frente Polisario consultadas por este diario.
En el contencioso del Sáhara Occidental, que interpela directamente a España por ser hasta 1976 la provincia número 53 de nuestro país y un territorio aún hoy pendiente de descolonización, Vox mantiene una posición ambivalente y titubeante. En febrero el Congreso de los Diputados aprobó de forma mayoritaria, con la negativa del PSOE y la abstención de Vox, la toma en consideración de la proposición de ley de Sumar para conceder la nacionalidad a aquellos saharauis nacidos bajo la administración española.
Desde el Polisario reconocen haber intentado establecer relaciones oficiales con Vox, sin mucho éxito. Sus diputados se han retirado de los grupos de amistad con el pueblo saharaui en los parlamentos de Aragón o las Islas Baleares y el contacto con el grupo en el Congreso de los Diputados es nulo. “Han tenido intervenciones muy beligerantes y muy buenas sobre el Sáhara donde hablaron incluso de descolonización y responsable de España pero no sabemos si se trata de una conciencia de la traición al Sáhara o el peligro que supone Marruecos para España”, argumentan desde el movimiento saharaui, que insisten en que la causa saharaui no debería ser "bandera de nadie" a pesar de que históricamente se ha percibido como una causa abandera por el espacio a la izquierda del PSOE.
Llama la atención que un partido nacionalista y 'patriota' como Vox esté alineado con quien en, cualquier momento, volaría por los aires la integridad territorial de España
Los saharauis: "A Vox les incomoda acercarse a nosotros"
“Para Vox debe ser incómodo acercarse a nosotros porque puede desbaratar algunos discursos contra la inmigración. Es el querer y no saber cómo. Tienen ese componente militar e incluso de considerar a los saharauis antiguos españoles; querer atacar al Gobierno pero sin tener una postura clara”, deslizan desde el Polisario. Para el activista saharaui Taleb Alisalem, “el apoyo de Vox a Trump es tan incoherente para el interés español nacional como el apoyo o alianza con el mismo régimen marroquí, como hace el PSOE. Es tan criticable el apoyo de Vox a Trump, como el del PSOE a Mohamed VI. Es literalmente tirar piedras a su propio tejado”.
“Recordemos que los rifirafes diplomáticos más relevantes que ha tenido España en los últimos 30 años han sido casi todos con Marruecos, incidente de la Isla Perejil (2002), crisis migratoria en Ceuta y Melilla (2005), ruptura de cooperación en la lucha contra el terrorismo e inmigración ilegal (2010), acogida a Brahim Ghali (2021), crisis migratoria en Ceuta en mayo de 2021 cuando Marruecos lanzó más de 10.00 migrantes hacia la frontera española… No hace falta ser experto o estratega para saber que el enemigo natural de España como estado es Marruecos, ni tampoco hace falta ser un experto para saber que EE.UU. siempre se inclinará hacia Marruecos, por lo tanto, el apoyo a Trump y su política radical sin pragmatismo ni decoro, velando únicamente por su interés siempre fiel al 'make America great again', es indudablemente estar en contra de los intereses e incluso de la integridad territorial española”, opina.
“Llama la atención que un partido nacionalista y 'patriota' como Vox esté alineado con quien en, cualquier momento, volaría por los aires la integridad territorial y seguridad nacional de la España que tanto abandera Vox”, concluye.
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