Es una obviedad y siempre lo fue. El PSOE necesita que su izquierda no se disgregue en dos listas en las próximas generales —en 2027, como se encarga de repetir constantemente el presidente, Pedro Sánchez—, porque el sistema electoral castiga la división, sobre todo en las provincias que reparten menos escaños. Pero ese escenario, que finalmente compitan dos candidaturas, una liderada por Podemos y otra nucleada en torno a Sumar, es cada día más factible. Los socialistas lo saben y lo temen, pero son plenamente conscientes de que no pueden ni deben interferir, porque sería contraproducente. En la cúpula, no obstante, creen que al final puede acabar imponiéndose el sentido común, porque sería "una locura" para la izquierda acabar "regalando los escaños" a la derecha.
La fractura se produjo en diciembre de 2023, pocos días después de la investidura de Sánchez y la formación del nuevo Ejecutivo. Podemos marchó al Grupo Mixto, luego concurrió a las europeas de junio de 2024 con Irene Montero como candidata. El ambiente se fue haciendo más y más irrespirable, y ya la guerra es abierta. Los morados replicaron el pasado fin de semana al llamamiento de Sumar a la unidad con el anuncio de que su cabeza de cartel para las próximas generales —comicios para los que quedan más de dos años, si en efecto no hay anticipo— será la exministra de Igualdad. Y ella, este martes en La hora de La 1 de TVE, siguió los pasos dados días antes por el exvicepresidente segundo del Ejecutivo y exlíder de Podemos, Pablo Iglesias: Sumar acabará en el PSOE.
Quienes están en el Gobierno deberían presentarse juntos a las siguientes elecciones", defiende Irene Montero. "Estamos un poquito hartos de tener que recibir lecciones y nos digan lo que tenemos que hacer o lo que tenemos que ser", responde Mónica García
Más aún, ambos deben confluir, recetó Montero: "Quienes están en el Gobierno deberían presentarse juntos a las siguientes elecciones", porque "son los que más cerca están programáticamente". "Hay sectores del PSOE que están fuera del PSOE", aseguró, en referencia a Yolanda Díaz y a Sumar, que tienen la tarea de ir juntos a las urnas. Para la exministra, Podemos y la formación de la vicepresidenta son fuerzas "muy distintas", que no son integrables. La suya es la candidatura "con la gente que defiende la paz y que está en contra del rearme", mientras que a Sumar "le parece muy bien que se aumente el gasto en armas porque Sánchez le ha prometido que no va a tocar el gasto social".
La reacción de la ministra de Sanidad, Mónica García, coportavoz de Más Madrid, una de las fuerzas que comparten el espacio de Sumar, fue inmediata. Estalló: "Estamos un poquito hartos de tener que recibir lecciones y de tener que escuchar tanto al señor Iglesias como a la señora Montero decirnos [a la coalición de Sumar] lo que tenemos que hacer o lo que tenemos que ser". Recordó que ya le dijo en 2021 al exvicepresidente Iglesias, cuando quería que su partido liderase la candidatura de la izquierda en las autonómicas madrileñas, y no Más Madrid, que "la política no era una película de Netflix", y ahora, le dijo a Iglesias y Montero, la política "tampoco es una piscina de bolas". "Lamento que la ministra esté enfadada. Que no se enfade y que respete que las organizaciones de la izquierda hagan política", le replicó el exvicepresidente muy poco después antes de presentar su libro Enemigos íntimos (Navona) en la Garibaldi, su taberna en Madrid.
Para la dirección socialista, que Podemos deslice la idea de que Sumar debe integrarse en el partido de Sánchez tiene una explicación: su deseo de "desacreditar" a Díaz, de molestarla, de humillarla. "Podemos no quiere ese llamamiento a la unidad de nuestra izquierda que hace Sumar. Y sale con esta falta de respeto". Esa tensión creciente entre los dos espacios hace temer más que nunca al PSOE que la confluencia de cara a las siguientes generales será más que difícil, porque recomponer los platos rotos después de un divorcio tan duro como el que se produjo a finales de 2023, es casi imposible. "Nosotros no podemos decir cómo debe reordenarse ese espacio, porque además Podemos enseguida salta. La apariencia que da es que es difícil que vuelvan a unirse. Pero sería una locura regalarle escaños a la derecha", sancionan en el núcleo duro del presidente.
Nosotros no podemos decir cómo debe reordenarse ese espacio, porque además Podemos enseguida salta. La apariencia que da es que es difícil que vuelvan a unirse. Pero sería una locura regalarle escaños a la derecha", sancionan en el núcleo duro de Sánchez
Las cuentas ya se echaron en 2023 y no admiten mucha discusión porque el sistema electoral no funciona de manera proporcional en aquellas circunscripciones que distribuyen pocos escaños: los votos a las candidaturas más débiles, directamente, se pierden, y es materialmente imposible que puedan conseguir acta en muchas provincias Sumar por un lado y Podemos por otro. Y el PSOE, sin un espacio a su izquierda musculado, no puede aspirar a reeditar el Gobierno. En el círculo de confianza de Sánchez ya anticipan que, si finalmente el escenario de tres listas cuaja —o sea, PSOE, Sumar y Podemos—, ellos harán un llamamiento al voto útil, pero son conscientes de que una parte del universo progresista nunca apostará por la papeleta socialista. Culturalmente en España siempre ha sido así, recuerdan.
¿Busca el adelanto electoral?
Igual que en Ferraz sí conciben como una opción más que realista que Podemos decida caminar por su cuenta, en solitario, en las próximas generales, también entienden que la formación morada no busca ahora mismo la caída del Gobierno. Interpretan que sus gestos, sus declaraciones públicas contra el Ejecutivo, buscan diferenciarse al máximo de Sumar, y más de cara a su V Asamblea, que se celebra este fin de semana en Madrid y de la que saldrá reelegida como líder Ione Belarra. En el PSOE no conciben que Podemos persiga que la coalición progresista se estrelle para poder emerger como la izquierda salvadora, "valiente", "autónoma".
En el PSOE no quieren pensar que "un progresista quiera que triunfe la derecha". Estiman que Podemos desea "maximizar su posición" para tener una mejor posición de fuerza en las negociaciones
"No podemos pensar que un progresista quiera que triunfe la derecha. Ellos [Podemos] quieren maximizar su posición para crecer en las encuestas y tener una mejor posición de fuerza en las negociaciones" con Sumar, aseguran en el primer escalón de mando socialista. En las europeas de junio, la formación de Díaz obtuvo 818.015 votos (un 4,67%) y tres escaños, por los 578.007 de Podemos, un 3,3% y solo un acta menos. El último barómetro del CIS, de marzo de 2025, dibujaba a Sumar también por encima, aunque muy dañado electoralmente respecto a las generales de 2023 —7,6% frente a 3,8%—, y la encuesta de 40dB para El País y la SER publicada esta semana también, aunque con una ventaja más estrecha (5,1% frente al 3,3% de los morados).
El distanciamiento de Podemos respecto del Gobierno de coalición es un hecho. Su posición de partida para cada negociación es muy dura. Para hablar de los Presupuestos de 2025, que el propio Ejecutivo da prácticamente por perdidos, exige la rebaja del 40% del precio de los alquileres y nada de aumento del gasto militar. De cara al decreto ley de respuesta a la guerra arancelaria de Donald Trump, desde este miércoles en vigor pero que necesita de la convalidación del Congreso en el plazo de un mes, los morados ya han adelantado a los socialistas que tendrán su apoyo si tienen en cuenta sus propuestas: enfrentamiento total con EEUU, abandono de la OTAN y expropiación de las viviendas propiedad de fondos buitre americanos, informa EFE.
Podemos ha acentuado su distanciamiento con el Ejecutivo en las últimas negociaciones. Ahora, el decreto de respuesta a la guerra comercial de Trump
La dirección socialista cree que Podemos no persigue por tanto el colapso del Ejecutivo y la convocatoria de unas elecciones anticipadas, "están en diferenciarse, en presentarse como la izquierda auténtica", y ante ese escenario de ruptura y difícil recomposición, Ferraz responde que tiene imposible actuar: "No podemos hacer nada. Está contraindicado". Todo comentario, creen en el PSOE, más allá del deseo de unidad, puede ser interpretado como una bomba, como un elemento que distorsione toda opción de entendimiento, ya de suyo muy lejana.
El contexto internacional como palanca
En cualquier caso, insisten en la Moncloa y en Ferraz, las elecciones generales a las que ya apunta Podemos, no quedan cerca. Serán, repiten, en 2027, así que "es prematuro" hacer predicciones porque todo puede cambiar de aquí a entonces y, según reiteran en Sumar, al final serán las bases progresistas las que empujarán las distintas fuerzas a confluir. "Hay mucho tiempo por delante. Lo bueno sería que se produjera una reordenación a nuestra izquierda que permitiera rentabilizar los votos. Ojalá ocurra", señalan en la dirección socialista. Si no están todas las esperanzas perdidas es porque asoma un faro al final del túnel: en Andalucía, cuyas autonómicas se celebrarán en un año, si no hay adelanto, sí pueden unirse Podemos y Sumar, y quedaría fuera, como ya ocurrió en 2022, Adelante Andalucía, la candidatura anticapitalista que fundó Teresa Rodríguez.
Los socialistas recuerdan que hay "mucho tiempo por delante", hasta 2027, y miran con cierta esperanza hacia lo que ocurra en Andalucía, que pasa por las urnas en 2026, si no hay adelanto
En 2023, la relación era tensa y la abrupta convocatoria de las generales obró la unidad. Se trabó de manera rápida, pero postiza. Podemos nunca se encontró cómodo en una coalición liderada por la vicepresidenta segunda y que vetó a Montero como candidata. Para 2027, a los socialistas les gustaría la convergencia de todas las fuerzas a su izquierda, pero pinta por ahora mal.
Sánchez, no obstante, cree tener a su favor una poderosa arma, y la reconoció en conversación informal el martes a los periodistas que le acompañan en la gira por Vietnam y China: el contexto internacional. Ahora cree que son más visibles las consecuencias de la "internacional ultraderechista", la gestión de Trump está demostrando, a su juicio, el riesgo que supondría para España la alianza con Vox, una fuerza hermanada con la del presidente de EEUU, el riesgo que supone también para los partidos que pactan con ellos. Al jefe del Ejecutivo le funcionó en 2019 y en 2023 el llamamiento a los ciudadanos para que frenen a la derecha. La visualización de esa amenaza, creen los socialistas, es hoy más palpable. La duda es si será suficiente para amalgamar el voto progresista si este se enfrenta a una división en tres candidaturas. Y esa es, a día de hoy, la alternativa más probable.
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